El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
sábado, 30 de noviembre de 2013

¿POR QUÉ? CANTAN LOS NIÑOS SIRIOS

Si hay alguien que llega al corazón, son los niños,
Si hay algo, que emociona es la canción desgarradora de unos niños.
Niños que se preguntan, ¿por qué?
¿Por qué la guerra?
¿Por qué el odio?
¿Por qué la muerte?

viernes, 29 de noviembre de 2013

EL RINCON DEL PSIQUIATRA


La fábula del “Aguila y la gallina”

            Era una vez un campesino que fue al bosque cercano a atrapar algún pájaro con el fin de tenerlo cautivo en su casa. Consiguió atrapar un aguilucho. Lo colocó en el gallinero junto a las gallinas. Creció como una gallina.

            Después de cinco años, ese hombre recibió en su casa la visita de un naturalista. Al pasar por el jardín, dice el naturalista: “Ese pájaro que está ahí, no es una gallina. Es un águila”. “De hecho, dijo el hombre, es un águila. Pero yo la crié como gallina. Ya no es un águila. Es una gallina como las otras”.

            “No, respondió el naturalista, es y será siempre un águila. Pues tiene el corazón de un águila. Este corazón la hará un día volar a las alturas”.

            “No, insistió el campesino, ya se volvió gallina y jamás volará como águila”.

            Entonces, decidieron, hacer una prueba. El naturalista tomó al águila, la elevó muy alto y, desafiándola, dijo: “Ya que de hecho eres un águila, ya que tú perteneces al cielo y no a la tierra, entonces, abre tus alas y vuela”. El águila se quedó, fija sobre el brazo extendido del naturalista. Miraba distraídamente a su alrededor. Vio a las gallinas allá abajo, comiendo granos. Y saltó junto a ellas.

            El campesino comentó. “Yo lo dije, ella se transformó en una simple gallina”.

            “No”, insistió de nuevo el naturalista, “Es un águila”. Y un águila, siempre será un águila. Vamos a experimentar nuevamente mañana.

            Al día siguiente, el naturalista subió con el águila al techo de la casa. Le susurró: “Águila, ya que tú eres un águila, abre tus alas y vuela”. Pero cuando el águila vio allá abajo a las gallinas picoteando el suelo, saltó y fue a parar junto a ellas.

            El campesino sonrió y volvió a la carga: “Ya le había dicho, se volvió gallina”.

            “No”, respondió firmemente el naturalista, es águila y poseerá siempre un corazón de águila. Vamos a experimentar por última vez. Mañana la haré volar”.

            Al día siguiente, el naturalista y el campesino se levantaron muy temprano. Tomaron el águila, la llevaron hasta lo alto de una montaña. El sol estaba saliendo y doraba los picos de las montañas. El naturalista levantó el águila hacia lo alto y le ordenó: “Águila, ya que tú eres un águila, ya que tu perteneces al cielo y no a la tierra, abre tus alas y vuela”.

            El águila miró alrededor. Temblaba, como si experimentara su nueva vida, pero no voló. Entonces, el naturalista la agarró firmemente en dirección al sol, de suerte que sus ojos se pudiesen llenar de claridad y conseguir las dimensiones del vasto horizonte. Fue cuando ella abrió sus potentes alas. Se levantó soberana sobre sí misma. Y comenzó a volar a volar hacia lo alto y a volar cada vez más a las alturas. Voló. Y nunca más volvió.
            La moraleja de esta historia es simple. En muchas ocasiones reaccionamos bajo el peso de nuestra “mochila psicológica”: frustraciones, desesperanzas, experiencias negativas, etc. que nos hace pensar que no podemos levantarnos y seguir caminando por la vida. A veces, podemos pensar que la solución está fuera de nosotros (los padres, la pareja, etc.) y no nos damos cuenta que a lo mejor “somos águilas”, que podemos elevarnos sobre el cielo y sobre todas nuestras deficiencias y problemas.

            En ocasiones el entorno (familia, escuela, amigos) pueden actuar como el gallinero de nuestro cuento y potenciar nuestras limitaciones y contagiarnos su falta de energía o de entusiasmo. Es posible, incluso que nos pueda pasar como al águila, que hasta que no llegó el momento de crisis (fue lanzado desde una alta montaña) no levantamos el vuelo y nos elevamos por encima de todo lo que nos limita y frena nuestro crecimiento psicológico. En ese momento nos convertimos en  águila y dejamos de ser gallina; en ese momento conseguimos poner alas a nuestra mochila de la vida.

            El mensaje de este relato es claro: de cada uno depende ser águila o gallina, es decir, podemos seguir lamentándonos de la pesadez de nuestra “mochila psicológica”, o dar un vuelco a nuestra vida y comenzar a ser uno mismo, con nuestras deficiencias, pero también con nuestras posibilidades.

Alejandro Rocamora Bonilla

Psiquiatra
jueves, 28 de noviembre de 2013

A NUESTROS HEROES COTIDIANOS



Hay un tiempo para reír y un tiempo para llorar, un tiempo para despertar y un tiempo para dormir, dice el viejo proverbio cargado de verdad. Que la vida unas veces da y otras quita. Hoy paramos nuestro reloj para evocar y para agradecer.

Evocar a los que en nuestra propia casa – el teléfono de la esperanza- están viviendo momentos fuertes, intensos, profundos. Sus nombres están escritos en el diario íntimo de nuestra corazón, diario que hoy queremos dar a conocer. Ayer fueron Raquel, Puri, Pili, Sagrario, Mª. Angeles, Maite, Fátima y hoy son Mercedes, Tiquio, Sole, María Guerrero. Que el ausente disculpe si a este blog se le ha vuelto frágil la memoria, y que él mismo incluya su nombre en nuestro corazón. Seguro que nos alcanza.

Porque sus latidos  y sus zozobras nos circundan, nosotros queremos hacerles llegar nuestro cariño y nuestro apoyo. Que son buena gente y se merecen lo mejor de la vida. Se merecen nuestros recuerdos  y nuestras plegarias, pronunciadas desde nuestra verdad más honda. Se merecen nuestros aplausos y nuestras palabras de gratitud. Se merecen nuestra cercanía y tantas y tantas cosas buenas.

“En las horas de hospital he digerido las enseñanzas más bonitas del Teléfono de la esperanza”, nos decía una de esas personas. Otra confesaba: “en los momentos más duros y más ingratos recordaba a toda la gente que ha pasado por esta casa y deseaba para ellos y para mí salud, calma, aceptación”. Una tercera: “la enfermedad ha sido una gran maestra para mi vida”.

Estamos orgullosos de que estén con nosotros, de que hayan entrado en nuestra vida por la puerta grande, de sus personas y sus enseñanzas. Grandes en los momentos de sol y grandes en los momentos de lluvia.

Para todos vosotros va hoy nuestra entrada y este bien decir tomado prestado de las confidencias de la propia María Guerrero:
"Que os sintáis tranquilos de cara a esta nueva etapa, que la vida os regale serenidad y que el Universo entero os ayude a acoger cada momento como viene, sin anticipar nada, ni bueno ni malo y así dispongáis de toda la energía para hacer frente a lo que sea que venga. Y que así sea".

Con cariño.

La redacción del blog
miércoles, 27 de noviembre de 2013

CURSO DE COORDINADORES



AHÍ VAN MIS SENTIMIENTOS

Contaré mi experiencia en el curso de coordinadores, que fue muy interesante. La motivación y las ganas de aprender iban conmigo y nunca dudé de que aprendería, como así fue. Con lo que no contaba es con que mi cabeza y sus ruidos me jugarían una mala pasada, que terminó siendo una nueva oportunidad de reforzar lo aprendido en cursos anteriores.

El viernes después de comer, en buena compañía, comenzamos el curso, como suele ser habitual comenzaron  las presentaciones. Los miembros del grupo se van presentando,  y a medida que lo hacen una inquietud se va instalando en mi (hay varios psicólogos…, y varias personas que ya han coordinado  grupos, todos se expresan muy bien… (a mi me cuesta bastante hablar en público). Ideas irracionales: (¡qué nivel !, yo tengo menor preparación que ellos…”, “quizá no debería haber venido…”,” es pronto para mi …” “ me faltan cursos por hacer” “apenas he hecho coescucha y ya quiero coordinar grupos…, que atrevimiento…” )- ruidos que no me dejan estar presente. Cuando estoy sola trato de racionalizar: (“ya sabes lo que ha dicho Alfonso…”, “no  es necesario ser psicólogo para ser un buen coordinador…”, “pero sí es necesario tener una buena preparación…,y en ello estamos, así que calma…”).  Si si, pero al día siguiente examen… (“dinámica” en lenguaje de coordinador) 10 preguntas, cultura general sobre el teléfono, no conseguí ni el minipunto….  , pero me sirvió para  darme cuenta (a parte de mi ignorancia) de que estos pequeños datos, sobre la organización en la que voy a colaborar, los tengo a mi alcance, solo es buscar, pero ya sabéis (los del eneagrama) mi número tiene que llevar algún bofetón de vez en cuando para que despierte… y me vino bien. Y luego ya no digamos el nuevo vocabulario  “ feedback”  “role-playing” ….¿por qué no se puede decir vamos a hacer una simulación de grupo? Bueno quizá por ahorrar palabras…  En esta simulación, nuestra compañera Carmen tuvo que hacer de coordinadora de un grupo formado por personas que estaban aleccionadas para representar un papel y ella y el resto de participantes  no lo sabíamos y encima todos la observábamos ( y bien atentos para ver sus fallos…), pero salió airosa de la situación, con bastante calma y serenidad, al menos en apariencia, yo directamente no habría dado una en el clavo, me habría bloqueado. ¿Por qué? Por los ruidos que no me hubieran dejado estar presente (asignatura pendiente…)


La idea principal del curso para mi: el coordinador es como un trípode, tiene tres patas y las tres deben estar bien equilibradas, estas patas son las características y cualidades básicas que debe tener la persona que coordina:

1.- Persona que se interesa en su crecimiento personal y su equilibrio
2.-Persona entusiasta, optimista y comprometida
3.- Persona técnicamente preparada

Por fin el último día y tras recordarnos lo de la confrontación de ideas irracionales fui desmontando las mías y fue aumentando mi confianza.

Analizando las tres patas, la 1ª es mi fuerte, desde que empecé en el TE mi interés en el crecimiento personal no ha bajado la guardia y es mi prioridad, si le añadimos la experiencia en cuanto a mi crisis personal creo que eso no podría haberlo aprendido en ningún libro y ha sido mucho y muy positivo lo asimilado,  de ahí la veracidad de la frase “las crisis son oportunidades para crecer”. De la 2ª, tampoco me puedo quejar, el optimismo me viene de serie (aunque haya estado escondido durante mucho tiempo), el compromiso siempre está presente y el entusiasmo se contagia y teniendo lo que tengo a mi alrededor no me fallará; a todo esto puedo añadir varias  cualidades que considero muy importantes para un coordinador y que también creo me vienen de serie, con todo esto me siento nuevamente muy bien y sé que puedo llegar a ser una buena coordinadora. Después de este primer contacto con lo que es el curso y una vez hecho el seguimiento podré hablar de la 3ª pata y mi objetivo será tener las tres bien equilibradas y no cojear, aunque de momento me apriete un poco el zapato….

 Yoli

martes, 26 de noviembre de 2013

LA SOLEDAD

Le hemos pedido a uno de los participantes de los grupos de autoestima que ponga en fotografías y en un pequeño texto su mundo interior actual. Para todos nuestros internautas su perfomance, llena de vida y de arte. GRACIAS.


La Soledad

El piano es negro de fondo, tiene mucha música y arte guardado dentro de él, hay teclas negras y blanca... más blancas que negras... pero estas sobresalen más, están por encima, no soy capaz de ver en algunos momentos que hay más teclas blancas ...


y el invierno llega de repente, de forma inesperada al alma... y te hiela el alma, te aísla y te impide ver si hay alguien cerca...


si hay alguien siquiera.

La cama sigue esperando a una hija ausente, su peluche está inclinado... esperando que lo acaricien... pues fue elegido con amor... 


y a veces hasta imagino que el peluche tiene dueño,...

que ella está aquí y escucha mis palabras de amor, incondicional, que se ha atrevido y no tiene miedo a dar el paso... pero el miedo es libre y provoca mayor soledad...

Pero puede haber guías... aunque sean pequeñas,


 papeles, libros... Dios 



que nos hagan disipar las nubes... la piedra es pequeña... pero indica bien el camino a seguir... también tenemos derecho a equivocarnos, también hay ayuda a nuestro lado...


y el papel siempre es un buen amigo, fiel como el piano. Hay que seguir viviendo, ... con teclas blancas y negras... es la única manera de que haya buena melodía.



La mesa ya no se ve tan vacía ni solitaria... estoy viviendo, estoy en la melodía elegida por mí... he elegido


libremente, duramente... pero merece la pena encontrarme a mí mismo. Pero sí... buscaré y pediré ayuda. 

¡Gracias a todos los que, cerca o lejos, estáis a mi lado! Sois muchos.

Francisco José García Martín.


lunes, 25 de noviembre de 2013

CAMINO DE SANTIAGO, CAMINO DE ESPERANZA


-Para bajar la comida, nada como un paseo-

Tras el relato de hace casi un mes, de la primera etapa, hablando de ella como si de un cocido maragato se tratase (hay quien me preguntó si realmente degustamos la mentada comida), me han dejado fácil el titulo de hoy

Este pasado sábado nos dimos un “paseo” de 24 Km entre la Cruz de Ferro y Ponferrada, se tenía cierto temor a la etapa, tanto por su fuerte pendiente, como por la esperada climatología, desde la organización del T.E. se optó por remitir días antes a todas las televisiones lo siguiente


Y el resultado fue que el sol decidió sentarse sobre un precioso cielo azul, para premiarnos con un maravilloso día y contemplar desde su altura nuestra con-vivencia

En el inicio, juntos y ante la Cruz de Ferro, se nos brindó nuevamente la oportunidad de dejar simbólicamente en una piedra, parte del peso que todos llevamos en nuestra particular mochila y también manifestar nuestros mejores deseos para la vida. Leímos y sentimos ese poema de Mario Benedetti que hace nos días publicó nuestro blog “no te rindas” y comenzamos a com-partir la marcha…, el día nos seguía premiando…


La etapa fue dura pero muy bonita, tuvimos tiempo para ver y pisar la nieve, resbalarnos en ella, hacernos muuuchas fotos, reírnos, tender una mano cuando el camino se endurecía, llevar tu mochila un rato, acompañar al que iba mas lento, compartir el bocata…, porque el día nos seguía premiando….

Y llegamos a Molinaseca a comer, es cierto que lo hicimos con premura, llevábamos cierto retraso y en estas épocas la noche cae antes, pero tuvimos el privilegio de sentarnos a saborear esa parada en el mismo cauce del rio, un autentico lujazo…, el día nos seguía premiando…


El rato de mi esperada siesta, se tradujo en unos 7 últimos Kilómetros, para compartir en grupos de tres o cuatro, esos miedos que todos tenemos en nuestra vida, el verbalizarlos, sentirte comprendido, conocer mas de quienes contigo caminaban, lo agradecí…, el día nos seguía premiando…

Rebosantes y algo cansados, creo, llegamos a Ponferrada, el fin de esta etapa, de este día, de este lujo…, de este premio…

El camino de Santiago para mí es una mezcla de aventura, de conocimiento, de tiempo para la reflexión, de lucha interior y exterior, y sobre todo un disfrute de mi vida en su plenitud.

Y tiene algo especial, es momento de reencuentro conmigo mismo; es un lugar idóneo para compartir mis experiencias con ese caminante anónimo que tengo a mi lado; de saborear la naturaleza, sus olores, sus colores, la lluvia, el barro, la nieve; tomo especial presencia de mi  cuerpo, oigo lo que me dice, lo que me pide, sus quejas (en mi caso bastantes), ...y sobre todo busco un momento para conseguir la quietud mental, parar el tiempo, tomar consciencia del mí y el ahora...

En la anterior etapa me vino el recuerdo de mi primera llegada a Santiago, donde uno de mis amigos, mirándome y tras respirar hondo, me dijo una sola palabra, un simple y sincero ¡Aleluya!, como expresión de alegría, de regocijo, de ple-ni-tud...

Hay una canción con ese titulo, “Hallelujah”, de Leonard Cohen que me gusta particularmente y os la dejo interpretada y sentida por alguien tan diferente a él, como diferente será el Aleluya de cada uno de nosotros,
en este Camino... de Esperanza

 

P.D. recordaros que ¡¡¡ya nos queda nada!!!... solamente 207 Km para llegar a Santiago. Yo ayer desde Ponferrada ya veía desde mi corazón la cúpula de su catedral



No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.


Angel

¡¡llegamos!!

domingo, 24 de noviembre de 2013

LA ESCRIBANA DEL REINO

"Sueños", fotografía de Jesús Aguado

-      Hacedores de sueños –

         No sé en qué momento descubrí esta expresión. No recuerdo si la leí, la escuché o la deduje. Tampoco sé si es correcta en nuestro idioma o es un giro hispanoamericano. En cualquier caso, me encanta.

         Cuando hablo de hacedores de sueños me refiero a esas personas que son capaces de hacer realidad los sueños. No sólo los suyos –que ya es bastante-  sino los de otra gente a su alrededor.

         Soñar, soñamos todos. Lo difícil es aterrizar en la realidad y llevar a cabo lo que soñamos. Poner esfuerzo, ganas, ilusión y constancia en hacer que lo ideal sea real; que lo nuevo, posible; que lo original esté al alcance de todos.

         Hay mucho sueño incumplido por ahí, por falta de arrestos para hacerlo posible. Por ello, es una suerte que existan hacedores de sueños.

         En mi vida he conocido a unos cuantos. En el pasado y en el presente. Ellos me han ayudado a cumplir algunos de mis sueños, me han acompañado en ellos e, incluso, los han hecho posibles por mí cuando me han fallado las fuerzas o la ilusión. Gracias a ellos (a su empuje, a su compañía y a su sonrisa) he vivido y vivo con la esperanza de que los cambios son posibles y de que lo que un día soñamos se puede convertir en realidad.

         Hoy quiero agradecer la presencia de estos hacedores de sueños en mi vida. Estoy feliz y orgullosa de tenerlos a mi lado.


                                                                                     M.E.Valbuena
sábado, 23 de noviembre de 2013

ORGANIZACIÓN


¿A qué llamas organización?
¿A coartar la libertad o a encauzarla?
¿Qué es lo que tengo que organizarme?
¿Me refiero a organizarme yo o a organizar a alguien?
¿O más bien a organizar algo?

La redacción del blog hoy solo siembra dudas.
¿Alguien tiene criterio para ayudarnos?

La pizarra de comentarios es vuestra, es nuestra.
viernes, 22 de noviembre de 2013

NO TE RINDAS


Hay muchas que en estos mismos instantes en que tú, amigo internauta, lees este poema están pasando instantes amargos.
Este blog está lleno de nombres, de seres humanos que necesitan un apoyo, una mano amiga, un trabajo, una palabra de ánimo, una sonrisa.
Hoy te invitamos a que en comentarios dejes sus nombres escritos para que tu bondad les alcance y les rodee de ternura y de esperanza.

No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,

No te rindas por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada dia es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estas sola,
porque yo te quiero.

Mario Benedetti


jueves, 21 de noviembre de 2013

CONVERSACIONES CON MI MENTE


LOS PRÍNCIPES PERDIDOS
                        Dice un antiguo cuento oriental que el bondadoso y sabio rey de un gran reino tenía tres hijos muy pequeños. Como niños que eran, pasaban el día jugando en las inmensas estancias del palacio real, llenándolas de risas y travesuras.
                        Un día, jugando, jugando, uno de los niños alcanzó una ventana y a través de ella observó los interminables y frondosos jardines que rodeaban el palacio. Maravillado, les contó a sus hermanos lo que acababa de ver y los tres niños no desearon otra cosa que corretear por aquellos bellísimos jardines. Llenos de entusiasmo fueron a pedirle a su padre que les dejara salir a jugar.
                        -¡Por supuesto que sí, hijos míos! –Les respondió él.- Salid al exterior, sois niños, jugad y disfrutad cuanto deseéis.
                        No esperaban oír otra cosa. Corriendo como locos, salieron al jardín para jugar sin parar, disfrutando de todas las maravillas que rodeaban el grandioso palacio de su padre. El tiempo fue volando mientras se enredaban entre los setos, olían cuantas flores nuevas descubrían y escalaban todos los árboles que encontraban en su camino.
                        Uno de los días que subieron a un árbol, vieron un muro de piedra en la lejanía. En el muro, muchos soldados armados hacían la ronda, y tras aquel muro, montones y montones de casas, caminos de piedra y mucha gente vestida con ropas de múltiples colores. Se quedaron anonadados, pues no sabían qué era todo aquello.
                        -¡Vamos a preguntarle a padre! –Dijo uno.
                        -¡Sí! ¡Y le pediremos permiso para poder ir a explorar esas extrañas cosas!
                        -Eso que habéis visto –les respondió el rey cuando llegaron hasta él- es una ciudad: la capital de nuestro reino.
                        -¿Y podemos jugar en ella?
                        -¡Claro que sí, hijos míos! ¡Jugad y disfrutad de todo cuanto os ofrece la vida!
                        Emocionados, los niños abandonaron el palacio, sus jardines y corrieron a saltar, gritar y disfrutar por las calles de la preciosa capital del reino. Exploraron cada rincón, cada calle, cada casa, de manera que un buen día, casi sin darse cuenta, abandonaron sus calles y se adentraron, felices, por los caminos del reino, llegando a otras ciudades y a otros reinos. Entre risas y juegos pasaron los años hasta que un buen día les sorprendió la “madurez” y se miraron unos a otros desconcertados.
                        -¿Quiénes somos?
                        -No lo sé…
                        -Yo tampoco…
                        Miraron a su alrededor y la “realidad” les devolvió la imagen de un barrio pobre, con gente pobre y harapienta que mendigaba por las calles. Y entre esa miseria se vieron a sí mismos como tres jóvenes desaliñados, con las ropas destrozadas, llenos de barro y suciedad tras varios años de juegos descuidados y libres. Ninguno recordaba su origen y su feliz infancia de manera que sólo podían ver esa “realidad” que entraba a través de sus sentidos.
                        -¡Somos mendigos! –Sentenció uno de ellos finalmente.
                        -¡Es cierto! –Respondieron los otros.
                        Y aceptando esa evidencia, se sentaron en la calle y comenzaron a pedir míseramente su sustento, compartiendo la tristeza y pobreza que les rodeaba.
                        Mientras, en el palacio, el bondadoso rey, su padre, llegó a la conclusión que ya era hora que volvieran sus juguetones y alegres hijos. Sin duda, ya habían disfrutado el mundo, y ya podían asumir sus deberes regios. Preguntó a sus soldados y a sus consejeros por ellos, pero nadie sabía dónde podían estar, de manera que el rey organizó una comitiva para viajar por su reino en busca de sus hijos.
                        Los encontró en el lugar más alejado de su reino, sentados sobre el fango y pidiendo limosna. Al instante, el rey abandonó su lujoso carruaje para correr hacia ellos. Al ver la comitiva real, los jóvenes pensaron que peligraba su vida y empezaron a llorar pidiendo clemencia a su desconocido padre. Este se quedó de piedra. Observó a sus desconsolados hijos durante un instante y pronto descubrió lo que pasaba. Ordenó que le trajeran un pilón lleno de agua y que los bañaran en él. El agua fue apartando la mugre poco a poco y ante los asombrados ojos de los jóvenes empezaron a surgir ropas de seda y terciopelo bordadas con hilo de oro, además de multitud de joyas. Y entonces empezaron a recordar su origen y su esencia, tapada por el barro y la suciedad de la “realidad”: eran príncipes felices y poderosos que se habían creído mendigos tras deambular por el mundo, convirtiendo sus juegos naturales en desgracias.
                        ¿Y qué somos más que princesas y príncipes que, cegados por la suciedad, han olvidado su reino?

 Mª José Calvo Brasa