Las verdades que no tengo
La redacción del blog
Este blog de la mano del escritor, pensador y vividor Raúl Rodríguez semanalmente tiene una entrada bajo el paraguas “Las verdades que no tengo” incluidas en uno de sus libros, que al final de este periplo desvelaremos para todos nuestros internautas; no pretendo –dice el autor– inculcar verdades, que por otro lado no las tengo, más bien me gustaría que cada cual aprenda a descubrir las suyas.
La redacción de este blog se ha permitido espigar dentro de las vivencias de Rául y hoy nos situamos en sus vivencias sobre el odio.
- Te escucho María, te escucho.
- Odio a mi padre. Nos abandonó cuando éramos jóvenes. Abandonó a mi madre, a mis dos hermanas, a mí. Es un alcohólico que ha acabado perdiendo a su familia, a sus amigos. De seguir así, un día morirá. Eso no tardará en llegar. La verdad es que casi lo prefiero.
- ¿No quisiste saber nada de él?
- Nada. Lo he borrado de mi vida.
- Lo que borras de tu vida un día volverá a ti y lo hará con mucha fuerza.
- Imposible. He colocado un muro. Nunca más me volverá a hacer daño, ni a mí ni a mis hermanas ni a mi madre.
- Si lo maldices continuará su viaje hacia lo oscuro, si lo bendices eleverá su vibración y podrá retornar a la senda de la luz.
- ¿Y cómo se puede bendecir a un ser así?
- Desde el corazón.
- ¿De qué manera?
- Deseándole lo mejor, viendo, pensando, imaginando para él una casa bonita, una ropa limpia, un trabajo decente, un alimento adecuado, una sonrisa sincera, deseando que deje la bebida y todo aquello que es la causa por la cual bebe. Viendo que su corazón se esponja y que por fin recobra la vida que ha perdido.
- ¡Pero es que él ya no tiene remedio!
- Puede que humanamente esté desahuciado, pero en la vida no todo es el lado humano, hay otras esferas, otros ámbitos. La esperanza existe y las cosas pueden cambiar.
- Yo ya no tengo nada que ver con él.
- Tú y él sois la misma cosa.
- No entiendo.
- No estáis separados. Sois lo mismo.
- Yo ya no tengo nada que ver con él.
- No es verdad. Puedes decir que no existe, pero sí existe. Puedes ocultarlo, sepultarlo, pero él está ahí.