El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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lunes, 17 de junio de 2019

Los hermanos siameses

El talón de Aquiles
Tomás


En el siglo XIX, el capitán de un barco estadounidense que se encontraba en Siam (la actual Tailandia), vio sorprendido como se bañaban en un río dos adolescentes cuyos cuerpos estaban unidos por el esternón. Eran los hermanos Chang y Heng. Inmediatamente llegó a un acuerdo con su madre que se los cedió, con un contrato de cinco años, a cambio de una pequeña cantidad de dinero.
Cuando llegaron a Estados Unidos los pusieron encima de un escenario y los exhibieron como si fueran monstruos. La América del siglo XIX era un lugar muy puritano y aburrido. Y los espectáculos de variedades eran una de las principales formas de entretenimiento en aquella época.
Eran anunciados como “los gemelos siameses” debido a su origen y así fue como este término se acabó convirtiendo en genérico.
Los trataban como esclavos, aunque técnicamente no eran esclavos, ya que habían firmado un contrato de 5 años. Durante el espectáculo el público les pedía que se quitasen la ropa para verificar que no había truco, los doctores les examinaban sobre el escenario...
Al pasar los cinco años del contrato y dado que ya habían alcanzado la mayoría de edad, en vez de bajarse de los escenarios, decidieron seguir exhibiéndose ante el público, pero ahora ellos se quedaban con todo el dinero. Continuaron con ese trabajo durante siete años más, amasaron una fortuna con la que compraron dos casas en Carolina del Norte a una milla una de la otra y se retiraron dedicándose plácidamente al tráfico de esclavos.
Durante los últimos años de su vida a Chang le dio por beber, lo que le provocó un infarto que le obligó a permanecer en cama guardando reposo hasta el día de su muerte, naturalmente acompañado de Heng que estaba perfectamente sano.
Por cierto, se casaron con dos mujeres blancas, Chang tuvo diez hijos y Heng once. Que ¿cómo fue eso posible?... Lamentablemente para explicarlo con detalle necesitaría más espacio del que dispongo en esta sección.


Nota de la redacción. Aquí llega a su fin la colaboración de Tomás, quien con su agudeza, nos ha hecho ver los acontecimientos históricos con algunas dudas sobre la versión tradicional transmitida. ¡Hemos disfrutado! Has sabido poner un tono de cercanía a situaciones lejanos y nos ha gustado. Gracias por haber estado aquí. Seguimos en camino.   

Tenemos 2 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Desde luego que interesante a la par que increíble.
    Está claro que los límites nos los ponemos nosotros.

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