
pero el que recibe nunca debe olvidar
lunes, 30 de noviembre de 2015
Ante la masacre
de París

domingo, 29 de noviembre de 2015
Parar (se)
Para contemplar. Foto Jesús Aguado
En una Comunidad del Arca aprendí a pararme cada hora, durante un minuto, para ser consciente de dónde estaba y qué hacía en ese momento. Parar para vivir el aquí y el ahora. De esto hace muchos años.
Allí era fácil hacer estas paradas porque el toque de una campana nos las anunciaba. Aquí, en nuestra vida diaria, es más difícil. Los horarios se superponen, se acumulan las tareas, se interrumpen los silencios, no suenan las alarmas o suenan para demasiadas cosas… En fin, que se pasan los minutos, las horas y los días que ni nos enteramos.
Como creo que es una buena práctica pero yo no utilizo alarmas de ningún tipo que me avisen para parar y pararme, he decidido -hace ya un tiempo- guiarme por los trinos de los pájaros. De forma que cuando escucho uno de manera insistente, me paro, ceso la actividad que traigo entre manos, contemplo y soy consciente del momento que estoy viviendo.
Escucho los trinos a cualquier hora del día o de la noche (salvo cuando duermo, claro) en casa, en el trabajo, en la calle, de compras, en el campo o de paseo. Da igual. En un momento dado un pájaro llama mi atención con su canto para recordarme que me detenga unos segundos, para ayudarme a vivir conscientemente, para que el tiempo no se me escurra entre los dedos sin enterarme.
Ignoro cuántas paradas hago al día (no llevo la cuenta) o si éstas coinciden o no con las horas de reloj (probablemente no). Lo que sí sé es que ya son un hábito saludable en mi vida y, a pesar de no cumplir ortodoxamente con la técnica, aprendí su enseñanza, que es de lo que se trata.
sábado, 28 de noviembre de 2015
Un discurso
lleno de vida
viernes, 27 de noviembre de 2015
Día de la Escucha

jueves, 26 de noviembre de 2015
Entrevista
a Héctor Grijalva

neurólogo y doctor en Psicoterapia.

miércoles, 25 de noviembre de 2015
“Me quejo…
luego existo”
- “Estoy bien con mi marido/mujer… pero ronca”.
- “Mi trabajo es gratificante… pero está muy lejos de mi casa”.
- “El médico me ha prescrito un buen tratamiento, que me sienta muy bien… pero son muchas las pastillas que me tengo que tomar”.
- “Tengo muchos amigos… pero algunos son muy pesados”.
- “Mis hijos son buenos chicos… pero temo por su futuro”.
- “Las vacaciones han sido fantásticas… pero hacía mucho calor”
martes, 24 de noviembre de 2015
No tendréis mi odio

lunes, 23 de noviembre de 2015
Cruzando
el camino del viento
con las estrellas
de Burlada a Lorca (Navarra)
El día me despierta raro. Y no digo diferente, digo raro.
domingo, 22 de noviembre de 2015
Callejón sin salida
Sin salida. Fotografía Jesús Aguado
A veces la vida, las circunstancias y, sobre todo, las personas, nos conducen a un callejón sin salida. Nos colocan en una posición de encrucijadas, donde optemos lo que optemos salimos mal parados.
Así me encuentro yo ahora.
Tiré por un camino a sabiendas de que era duro, pero haciendo caso a mi intuición. Tiré convencida de que era lo que quería hacer, a pesar de la soledad de la decisión y de lo arriesgado que resultaba transitarlo.
A mitad del camino, la fuerza que me atraía sigue llamándome a continuar, a pisar terreno nuevo, a seguir adelante pese a todos los obstáculos que tengo en contra. Las fuerzas que me desaconsejaron desde un principio me dicen que vuelva, que no tiene sentido y que voy a perder más de lo que ganaré, sin duda.
La intuición me dice que siga. El sentido común me dice que vuelva. Para inclinar la balanza se utilizan todo tipo de argumentos: la lealtad, el apoyo, la ilusión, el dolor provocado, la ruptura…
Siento que, haga lo que haga, voy a sufrir y a provocar sufrimiento. Y me pregunto en qué momento y bajo qué luz tomé tal decisión. Pero eso ya no me sirve. Estoy donde estoy y desde este punto tengo que decidir. Ni puedo huir por una rendija, ni puedo hacer que no veo. Tal vez vea demasiado.
Probablemente me siente aquí, en este cruce, a intentar escuchar los mensajes de la vida, a mirar desde la distancia, a contemplar con detenimiento y a buscar una salida en un callejón donde no la hay.
sábado, 21 de noviembre de 2015
Amabilidad
viernes, 20 de noviembre de 2015
Te deseo tiempo
jueves, 19 de noviembre de 2015
En el interior,
mi fuerza

miércoles, 18 de noviembre de 2015
Elecciones Generales 2015

DEL VOLUNTARIADO DE ESPAÑA
martes, 17 de noviembre de 2015
Yo soy feliz
En una reunión le preguntaron a una mujer: ¿Te hace feliz tu esposo? ¿Verdaderamente te hace feliz?
lunes, 16 de noviembre de 2015
San Facundo
y San Primitivo

Los santos Facundo y Primitivo tienen unas imágenes muy guapas en Villeza.
La fiesta patronal de mi pueblo, Villeza de las Matas, se celebra entre el frío y el recogimiento. Nuestros patronos son San Facundo y San Primitivo y muy orgullosos que estamos de ellos los habitantes o nacidos en este pueblo de la comarca de Sahagún. Parece que estos dos hermanos eran hijos de San Marcelo y Santa Nonia. Cuenta la leyenda que murieron mártires a manos de los soldados romanos por no renunciar a la religión de Jesucristo que decían profesar y negarse a adorar a los dioses romanos. Les aplicaron crueles torturas y acabaron por cortarles la cabeza y arrojarla al río Cea. Aquello parece que ocurrió el 27 de noviembre del año 304. Y, según esa misma leyenda, allí donde aparecieron las cabezas de estos mártires se levantó el Monasterio de Sahagún, localidad cuyo nombre parece también que proviene de la derivación de San Facundo, Sanfagun, Sahagún.
Esta introducción histórica me sirve de excusa para contar alguna de las cosas que hacemos en la fiesta del pueblín. Claro que hay misa solemne, con procesión de las imágenes de los santos, la cruz, el pendón… y no importa que haga frío, llueva o nieve. La procesión sale, aunque se haga el circuito corto. Hay también baile, pinchos, juegos infantiles, concurso de disfraces… pero el acto que algunos estamos esperando todo un año es ‘La Ronda del Carreto’. Dado que en estas fechas suele hacer frío y se hace pronto de noche, era costumbre que la juventud fuera de casa por casa tomando alguna copina y comiendo alguna pasta de manteca cocida en los hornos de perigüela (derivación de Pereruela). Pero hace ya varias décadas que la cosa se ha ordenado, casi profesionalizado, hasta contar con una Cofradía con unos estatutos de andar por casa que fija el protocolo para bautizar a los nuevos cofrades, y otros detalles que se han ido institucionalizado. Se trata de ir cantando, contar chistes y realizando juegos o trabalenguas para que quien pierda beba un poco de aguardiente arreglado y de paso lleve el carreto desde una casa a la siguiente. (No dije que el carreto es un armazón con una viga de madera y dos ruedas de hierro que se utilizaba antaño para llevar el arado tirado por las vacas). Esta Cofradía de ‘borrachos’ tiene hasta una canción oficial cuyo estribillo dice así: “San Facundo... Primitivo, Primitivo; el orujo… cojonudo, cojonudo”.
Alguien estará pensando que cuando se llega a la última casa las cabezas estarán bastante perjudicadas. Pues en algún caso, así ocurre, sobre todo los torpes en el juego, pero también hay algún truco para evitar el coma etílico, como por ejemplo concentrarse a la hora de jugar para evitar perder (a no ser que haya sed, con lo que se puede perder a posta o que se pierda tres veces seguidas, momento en el que la concentración se hace casi imposible) e intentar comer dulces, frutos secos o embutido en todas las casas que así lo dispongan para que el estómago vaya siempre acompañado con el líquido. También he de decir que los orujos suelen estar rebajados de alcohol al haberse macerado con frutas de todo tipo.
No trato de hacer aquí apología del alcoholismo, simplemente quería invitar a quien lo desee a visitar Villeza, las fiestas de San Facundo y San Primitivo o vivir una ‘Ronda del Carreto’. La cita será los días 27, 28 y 29 de noviembre próximos. Si no saben dónde queda el lugar, pues toca consultar con Google Maps.
Asín sea.
domingo, 15 de noviembre de 2015
El pino
Grandioso pino. Foto Jesús Aguado
Desde donde escribo puedo ver, tras el cristal de la ventana, un pequeño jardín. En él hay un gran pino que observo muy a menudo. En estos momentos sus grandes ramas están siendo zarandeadas por el viento y la lluvia, pero es tan majestuoso su movimiento que parece estar danzando ante la inclemencia.
Cuando vine a vivir aquí, el pino era pequeñito, muy débil. Y en días como este temía que el viento lo truncara. Han pasado los años. El pino ha crecido mucho, se ha fortalecido bajo el sol, la lluvia, el frío, el calor, la nieve y el viento. Ahora es grande, fuerte y llamativo. No pasa desapercibido.
Observándolo me doy cuenta de que en mi vida he conocido a personas como él. Personas, aparentemente débiles, que se han hecho grandes y fuertes a pesar de los golpetazos recibidos en su vida. Personas que han tirado y tiran para adelante, resistiendo inclemencias emocionales y revolcones vitales. Que miran de frente y aceptan lo que les ha tocado vivir, creciéndose ante la adversidad y aprendiendo a no caer, a no romperse.
Y ellas, como el pino, no pasan desapercibidas nunca. Tienen la fuerza y la elegancia de saber vivir con dignidad.
Hoy quiero agradecer su presencia en el camino de mi vida y decir desde aquí que su trayectoria y su hacer cotidiano son un ejemplo y un referente para mí, un cobijo y una luz. Admiro su danza vital, como hoy observo, embelesada, la del gran pino.
sábado, 14 de noviembre de 2015
Compartir
viernes, 13 de noviembre de 2015
Día de la escucha
jueves, 12 de noviembre de 2015
El sexo y la mujer

miércoles, 11 de noviembre de 2015
Amor y bien común
martes, 10 de noviembre de 2015
Peregrino

lunes, 9 de noviembre de 2015
Propuesta
para todo un año:
Viaje al interior
domingo, 8 de noviembre de 2015
Decir “te quiero”
Contemplando
Sé lo difícil que es decir “te quiero” a una persona. Porque detrás de esas dos cortas palabras no dejamos de mostrar nuestra vulnerabilidad a aquel al que van dirigidas. Parece que una vez dichas no hay marcha atrás. El que las recibe conoce nuestros sentimientos y sabe, por ello, cómo hacernos daño. Claro que también sabe, por la misma razón, cómo hacernos felices.
Por eso me resulta extraño escuchar un “te quiero” a la primera de cambio. Puedo admitir un “me gustas” o un “me caes muy bien” o incluso un “qué bien estoy contigo”, pero de ahí a un “te quiero” hay para mí una larga distancia. Puede ser debido a mi natural desconfianza. No digo que no.
Pienso: realmente, ¿puedes quererme si no me has visto en mis peores momentos? ¿Si no me has consolado cuando lloro o rabio o maldigo, si no has escuchado mis palabras duras y críticas hacia algo o alguien? ¿Me quieres cuando estoy perdida, insegura y negativa? ¿Y en mi desesperanza? No sé, no sé…
Cada vez que escucho un “te quiero” algo en mí se pone en guardia y mi lado crítico empieza a maquinar: ¿Será verdad? ¡Vaya superficialidad! ¿Me quiere adular? ¿Qué estará buscando? ¿Sabe de lo que habla?
Tal vez debería relajarme y creerlo sin más. Allá cada cual con sus palabras. Pero por más que lo intento no puedo. Vuelvo a repetir que mi naturaleza desconfiada me previene de este tipo de mensajes, para algunas personas fáciles de pronunciar y para otras difíciles de creer. La carga de contenido que encierran estas dos palabritas varía mucho de unos a otros.
sábado, 7 de noviembre de 2015
La Diputación de León colabora con el
Teléfono de la Esperanza

viernes, 6 de noviembre de 2015
Día de la escucha
El 15 de noviembre el Teléfono de la Esperanza
celebra el día de la escucha
jueves, 5 de noviembre de 2015
Conversaciones
con mi mente
miércoles, 4 de noviembre de 2015
Emborracharse
Cuando pierdes el control, vas a la deriva