Sin duda soy un ser especial
Me gusta madrugar
y reservarme un espacio largo de silencio,
ausente de
ruidos, alharacas, inquietudes,
un espacio para
sentirme habitado y desnudo,
en mi mismo, en
todo y en todos,
un punto de luz y
sosiego del círculo de luz y de calma,
como uno de
tantos.
Me gusta
desayunar fruta, kéfir, una infusión o una taza de café de vez en cuando,
al compás de las
noticias que va deshojando la radio.
Es mi forma de ir
despertando al bullicio cotidiano,
a los quehaceres
y al bendito trabajo de cada día.
Como uno de
tantos.
Me gusta poner
corazón y esmero en las cosas que me ocupan
y mirar de frente
a los ojos que tengo delante,
como buscando
asiento y descanso,
que es algo así
como querer llegar más allá de lo visible y de lo aparente
o tratar de
provocar la amorosa complicidad.
Como uno de
tantos.
Me gusta pensar
que soy más que lo pienso
y que mi sentir
se queda lejos de lo que siento,
como si me
creyera más grande de lo que me creo,
que es otra forma
de verse más menudo y más frágil,
como si este
cuerpo estuviera sembrado de divinidad.
Y esto que digo
de mi, también lo digo de ti,
que no hay razón
para creer que tú y yo somos diferentes.
Como uno de
tantos.
Me gusta soñar
cuando el sol es más fuerte
y cuando el cielo
se encapota y se vuelve gris, oscuro, casi negro,
descargando
golpes sucios, inesperados, casi malditos,
esperar,
aguantar, callar, llorar y, si es posible, aceptar.
Como uno de
tantos.
Me gusta jugar,
correr, andar, cantar, reír, idear, que es como crear,
escribir cosas
sencillas como si fueran sublimes,
embobarme ante un
cielo estrellado,
ante una
golondrina que no cesa de gorgotear,
un prado de
hierba recién segada,
una ola que me
cubre o una puesta que es de sol,
una caricia que
no espero o una mirada imprevista,
un gesto de
ternura o un anciano que le cuesta andar.
Sí, me emociona
lo pequeño, humilde, gratuito, cortés,
porque mi alma
testaruda lo aprecia grande y endiosado.
Como uno de
tantos.
Me gusta decirte
que mi paso por este suelo no va ser en balde.
Trataré de ser
honesto y fiel,
haré mis deberes
a tiempo y a destiempo.
Me falta aprender
benevolencia y algo de confianza,
eso que el viento
tantas veces me ha recordado,
Desentrañaré mis
cuentos y acertijos,
y, aunque me
cueste, acabaré riéndome de mis vergüenzas.
Me gusta repasar el
día al acostarme.
Desearme buenos
sueños y buenas noches,
y que la vida que
me arrastra haga por mi
lo que no he
sabido hacer por ella,
porque me gusta
saber que lo más lindo se nos da gratis,
sin esfuerzo, sin
riñones, sin nada.
Si algún día
hablas de mí
y me incorporas a
tus citas y me metes en tus palabras,
cuéntales que fui
un ser especial,
especial porque
era luz, bondad, calor, ilusión,
más allá de los
tropiezos y las torpezas,
las envidias y
los orgullos,
como tú, como él,
como la gente que queremos y nos quiere,
la que está más
allá o acá,
como uno de
tantos.
Palazuelo a 1 de agosto de 2012
Valentín Turrado Moreno
que maravilla de escrito, "como uno de tantos" con que nos premias en tu vida y en tus libros, sencillamente, gracias.
ResponderEliminar¡Felicidades Valentín!: Como tienes ese "don" que te expresas desde el corazón, ya he leído tu poema, (expresando lo que sientes) varias veces, con detenimiento, y me has transmitido: paz, serenidad, humildad, sencillez, bienestar, conocimiento de tu persona, de lo que quieres, sientes, en definitiva una maravilla..... y Pepi te da las gracias por compartirlo en este maravilloso blog.
ResponderEliminarY Pepi añade: Claro que eres un ser especial único e irrepetible.
ResponderEliminarMe gusta esa idea de fondo "como uno de tantos"
ResponderEliminarPor supuesto que eres un ser especial y muchas gracias por compartir tanta sabiduría y humildad en este blog
ResponderEliminarElena..
Sabes que eres especial, igualito que yo, que el otro... ¿Acaso no es especial cada ser humano de este planeta? Cada uno aporta algo a los demás, sólo que tú eres entrega, das por el placer de dar, escuchas, preguntas, cuentas y crees porque tienes fe en las personas, más en los débiles y en los que sufren.
ResponderEliminarTus lechugas no tendrían nada que hacer sin tí; y los que te conocemos no concebimos ni queremos una vida sin Valentín. Pero mira que eres requetesalau. Qué bien que te cruzaste en mi vida. Por cierto, que esa huerta tuya voy a tener que visitarla porque presumo que además de ricas hortalizas va a tener un halo de divinidad por las cosas que se te ocurren en ella.
Juanito.
Hola, mi "QUERIDO UNO DE TANTOS", me alegro de que me la dedicases y me alegro de un millar de cosas que aqui no abria sitio.
ResponderEliminarY estoy orgullosisimo de tenerte como acompañante en el camino.
Ojala que con tus palabras y el "telefono de la esperanza".
Me ayuden a ser uno de tantos (ahora mismo, siento dolor, y comparandolo con el sufrimiento que hay en el mundo, lo mio es infimo (hay mas sentimientos, que el dolor.....pero nada a resistir, escuchar y aprender) Contigo de acompañante en el camino, todo me seria mas facil pero bueno no puedo juzgar ni dar una oprtunidad a conocer a otros colaboradores).....aunque egoistamente, te prefiero a ti. Es un lujo, escucharte y leerte.
Y un millon de Gracias.
Bonito...desde la sencillez de ser uno de tantos
ResponderEliminarBonito..desde la creencia de ser bondad y acierto y también desgaste y tristeza
Bonito...como cualquier ser humano que se precie.
Norecic
Me uno a los comentarios anteriores, ahora no estoy para reflexionar y poner algo propio aquí....
ResponderEliminarGracias, Valentin, por compartir con nosotros este poema. Está lleno de sensibilidad y buenos sentimientos. A mi, una de tantas, también me gustaría que un día hablaran de mi tal y como tú has descrito. MDT
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