La Escribana del Reino
M. E. Valbuena
Hay personas con las que hablamos todos los días conversaciones banales (el tiempo, los políticos…) generalidades que no van a ningún sitio y que sólo cubren silencios incómodos en el ascensor o en el trabajo, por ejemplo.
Hay otras con las que incluso compartimos juicios de valor respecto a terceros, hablando de programas de televisión o de conocidos comunes. No hablamos de nosotros pero sí de ellos, de los otros. Y, al cabo de un tiempo, las palabras cansan y la comunicación no da más de sí.
Las hay con las que exponemos nuestras opiniones y análisis racionales sobre algún tema de actualidad o alguna cuestión compartida. Damos nuestra visión del asunto, tal vez con miedo a no ser parecida a la del interlocutor y guardando muy bien las formas. Pero todo acaba ahí. Tras la exposición más o menos magistral desde nuestra racionalidad no hay más.
Con algunas hasta nos atrevemos a hablar desde los sentimientos (esa faceta íntima que tanto nos cuesta mostrar). Lo hacemos un poco inseguros hasta que vamos avanzando en la comunicación y nos convencemos de que es bueno y sano hacerlo así. Y experimentamos (sentimos) que la comunicación fluye y nos enriquece.
Y luego están esas otras personas con las que nos comunicamos sin necesidad de muchas palabras. Utilizamos miradas, gestos, complicidades compartidas, caricias… Conectamos sin miedo, independientemente de la situación, la edad, el idioma…, sabiendo y sintiendo que nos entendemos.
Éstas son las que quiero a mi lado y en mi vida. Las imprescindibles. Las que me hacen crecer y me aportan energía. A las que dedico tiempo y cariño. A esas personas, como diría Benedetti, las llamo amigas.
Yo quiero ser una de esas últimas.
ResponderEliminarY yo tambien
ResponderEliminarEscribana; entonces tienes un montón grande de AMIGOS/AS
ResponderEliminarQue importante es didicar tiempo y cariño a todo el mundo, sobretodo a los que mas nos rodean
ResponderEliminarDe ahí el dicho: QUIEN TIENE UN AMIGO TIENE UN TESORO. EL MAS GRANDE.
ResponderEliminarQue maravilloso es tener amigos, como los que describes en los dos últimos párrafos de tu exposición Escribana del Reino. En mi vida los cuento con los dedos de una mano, pero siempre los he valorado mucho. Pepi en esto es en lo que quiere ser millonaria, pero para ella es francamente difícil
ResponderEliminarOjalá todo el mundo tuviera al menos un amigo de verdad!
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