Cuesta decir adiós a las personas y cosas que ves crecer y amas. Esta criatura nació el 8 de octubre de 2009. Con mucha ilusión. Pero igual que un día abrimos la puerta para decirle hola, hoy toca despedirnos de este proyecto de comunicación y de sensibilización. Detrás de cada entrada hay TANTA VIDA, llena de lágrimas y de consuelo, de desazón y de esperanza, sí, sobre todo de esperanza!
400.000 páginas visitadas. 200.000 visitantes en estos 10 años.
Ha sido hermoso todo lo acontecido. Por este blog han pasado infinitas voces e innumerables melodías. Testimonios, entrevistas, confesiones, descubrimientos, poesías, canciones, palabras de sabiduría, en un proyecto amplio e interdisciplinar.
Ha sido nuestro campamento base durante muchos días y muchas tardes. Y hemos tratado de cuidarlo con mimo y esmero, porque como dice el poeta “no sabiendo las cosas las haremos con esmero” (León Felipe). Empezamos nuestra tarea no sabiendo.
Este es un momento para unos minutos de nostalgia y muchas horas de agradecimiento. Es un agradecimiento amplio que quiere tener nombres propios, deseando que nadie quede en el olvido:
A Alejandro Rocamora, nuestro psiquiatra y uno de los fundadores del Teléfono de la esperanza, que decidió quedarse con nosotros aún después de haberse despedido, o expulsado, de la casa madre, con su rincón del psiquiatra,
A Juan Rodríguez, nuestro periodista, siempre dispuesto a poner una nota de humor y de quehacer cotidiano, en su rincón del optimista,
A María Elena Valbuena, que cada domingo fue desgranando sus perlas y sus descubrimientos, como fuentes de agua fresca y saludable, en esas entradas que tantos comentarios provocaron,
A Beatriz Campo, con su pax vostrum, y sus palabras inspiradoras, rebuscando en los libros de la perenne sabiduría,
A María José Calvo Brasa, que conversando con su mente, nos fue dando luces y también sombras, que coronaron en un libro editado,
A Miguel Angel Cueto, psicólogo del Centro Cepteco, con sus aportaciones psicológicas precisas y necesarias para el bien vivir,
A Antonio de la Fuente, con sus fotos de luz y de horizontes, que nos hacía ver donde los demás ojos no veían y poner belleza en lugares escondidos,
A Jose Miguel, nuestro poeta de pocas palabras y fotos grandes, que nos ha ido desvelando sentires, pesares, oquedades, y algunas ilusiones, amores, desamores,
A Jesús Aguado, con sus incontables fotos de la vida y actividades del Teléfono de la esperanza y de sus encuentros luminosos con la naturaleza,
A Loreto Castro, abogada, que sus precisos artículos nos hizo caer en la cuenta de las respuestas del mundo del derecho a problemas familiares y otras cuitas en las que podemos vernos envueltos,
A Marcos Nuñez, coach, que nos abrió a respuestas cercanas y posibles para avanzar en problemas de todos los días, como la timidez,
A Tomás Covarrubias, perspicaz para descubrir nuestro talón de Aquiles y para espigar en los anales de la historia páginas acontecimientos que nunca debieron llenarse de polvo,
A María José Cabero, que con sus fotos cristalizadas, nos hizo ver la belleza de la vida y su grandiosidad,
A María Jesús González, que nos ofreció cada mes una lectura para deleitar nuestra cabeza y agrandar nuestro corazón,
A Javi Robles, verdadera sala de máquinas de este Blog, que consiguió embellecerlo y agrandarlo,
A Jovita Labrador, que cada año se encargaba de inmortalizar cada entrada y hacer un libro para la historia con lo mucho y sabroso publicado,
Al bueno de Tiquio, porque fue él el que lanzó la primera entrada de este BLOG,
A Pepi, la mayor forofa y lectora de este BLOG, por sus frecuentes comentarios y su ánimo siempre presto y decidido para apoyar esta iniciativa,
A Herminio y Valentín Turrado, los coordinadores y mantenedores de esta iniciativa, llevada a cabo en total complicidad, y sin faltar un solo día a la cita, que supieron crear un amplio equipo de colaboradores y mantener fresca y viva esta publicación.
Y especialmente GRACIAS a todas las personas que conforman de esta ONG, organización que ha servido de base a esta iniciativa, el Teléfono de la Esperanza, realizada con total libertad y a todas las personas que han entrado en esta casa a lo largo de estos años.
Nos vamos con la sensación de haber tenido en nuestras manos algo importante y atractivo.
El camino continua. Unos levantamos ancla, ligeros de equipaje. Otros se quedarán haciendo el bien en esta grande ONG. A unos nos esperan nuevos mares sin explorar. Otros permanecerán cuidando tierras conocidas. Ambos caminos son complementarios.
Sea donde sea, encantados de habernos conocido.