La Escribana del Reino
M. E. Valbuena
El empuje de la inercia, foto Jesús Aguado.
No hables del amor si no has sentido dentro de ti las palpitaciones de la intuición y el desvelo de la emoción. Si no has arriesgado. Si no has dado y has aprendido a recibir con humildad y agradecimiento.
No hables de la tristeza si no has pasado noches en blanco preguntándote cómo fue que ocurrió. Si no has experimentado la dura sensación de permanecer sobre un fondo negro-gris sin saber cómo salir de ahí. Si no has llorado amargas lágrimas de decepción.
No hables de solidaridad y de cambiar el mundo si no has prescindido de recursos propios (tiempo, dinero, atención, escucha…) a favor de otros. Si te limitas a decir lo que “hay que hacer” y cómo deberían cambiar las cosas desde el salón de tu casa o en reuniones de amigos.
No hables de lo que no sabes.
No des cabida a un rumor “cierto” sin estar seguro de su verdad. No contribuyas a su propagación porque estás colaborando en un descrédito ajeno que no controlas.
No hables, ni apoyes, ni extiendas palabras, actitudes y acciones que no sean tuyas ni broten de tu yo más profundo. Porque haciéndolo puedes causar con “toda la buena intención” un daño irreparable, una herida que no llega nunca a curarse, un dolor imborrable.
Escucha, toma posición, haz tu propia valoración. Pero no hables si no es para colaborar en el bien.
Preciosa reflexión. Me quedo con la última frases: no hables si no es para colaborar en el bien. El mundo está lleno de tanta rabia y agresividad, que resulta gratificante leer lo que os nos ofrece La Escribana. Norecic
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu escrito de hoy, Escribana. Sobre todo porque no somos conscientes del daño que podemos hacer con nuestras palabras. Gracias
ResponderEliminarPreciosa reflexión !!!!!
ResponderEliminarYo creo que si hablaramos sólo para hacer el bien, habría mucho menos "ruidos". Vamos, menos "diarrea verbal", mejor olor.
ResponderEliminarNo parece ilógico hablar también de lo que no sabemos, porque saber, lo que se dice saber, sabemos muy pocas cosas.
ResponderEliminar"Hablar para colaborar con el bien"
ResponderEliminarDebería quedar grabado en nuestro interior cada vez que decidimos comunicar algo.
Muy bonita foto Jesus Aguado
ResponderEliminarInfinitos aplausos envío a La Escribana del Reino. Escuchar más y hablar menos. Y cuando hablemos siempre desde nuestro YO; transmitiendo nuestras experiencias y vivencias.
ResponderEliminarJesús me ha gustado mucho la foto. Me transmite: fuerza, vigor, lucha.........
Me gusta lo que has escrito Escribana. Me ha pasado alguna vez, he hablado sin saber plenamente y he recibido golpes, ahora procuro escuchar y aprender para poder hablar.
ResponderEliminarSobre el comentario anterior de la fotografía, es lo que quiero tener, fuerza, vigor, lucha,..... Actualmente me encuentro un poco decaido. Jesús
Sólo se ve con el corazón, decía el Principito. Sólo desde el interior, desde la experiencia propia, desde nuestras "entrañas" podemos hablar. Compadecer, etimológicamente, es "sufrir con"... pero para ello hay que haber pasado por ello para poder, simplemente, acompañar... sin llevar a terrenos propios, sin buscar metas... simplemente acompañar, dar la mano, estar...
ResponderEliminarPero sí, tendemos mucho a hablar de lo que no sabemos, a meternos en la vida de los demás, a hacer conjeturas, apresuradas o con malicia... y eso hace mucho daño...
La historia está llena de "buenas intenciones. El estar sólo tiene la intención de estar, de dar compañía...
El filósofo Wittgestein decía que "de lo que no se sabe, lo mejor es no hablar".
Gran entrada, escribana... hecha desde el corazón. Y la foto y su pie también magníficas.
Paco