Torres más altas han caído |
Llámame Quijote
“Hoy es el día más hermoso de
nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias
indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros
mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el
egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la
soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el
esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobre todo, la disposición para
hacer el bien y combatir la injusticia donde quiera que estén”.Esto lo escribía
el sabio Miguel de Cervantes con un solo brazo y en una cárcel, en su obra
cumbre Don Quijote de la Mancha hace algo más de 400 años… y vaya actualidad
que tiene el texto.
Si eres un quijote es que
estás algo loco, que eres un aventurero que no teme el riesgo, que estás más en
un mundo ideal, aquel que pregonaban los libros de caballería donde los
caballeros luchaban para salvar su honor y el de su dama por el que sentían un
amor inmenso. Pues yo quiero que me llamen ‘Quijote’ porque estoy dispuesto a
luchar contra gigantes si considero que la causa lo merece. ¿Miedo? Solamente
el natural a morir, pero lo llevo con dignidad, no me frena, no bloquea.
“Dispuesto a hacer el bien y combatir la injusticia”. Vaya declaración de
intenciones la de nuestro amigo Alonso Quijano, el Bueno. Puede que alguien
piense de nuevo que todo esto es teoría, que la filosofía es eso, filosofía…
pero que la realidad es bien distinta. Negativo. No. Me opongo. La realidad sólo
se puede cambiar si te pones manos a la obra y sales de tu cascarón a buscar la
aventura a lomos de tu Rocinante o de tu Rucio, porque para hacer el bien no
importa si vas a caballo o en burro, en un lujoso Mercedes, en bicicleta,
andando o sentado, porque también se pueden realizar viajes desde la mente.
Esos viajes, que son gratuitos, te preparan para luchar contra los gigantes de
verdad, unos gigantes que cada vez son más fuertes, pero que siempre tienen
puntos vulnerables que hay que encontrar. La lucha habrá de ser pacífica, pero
no dejará de ser lucha.
Que el espíritu de Don
Quijote te acompañe.
Asín sea.
Juan
Las personas mas fuertes, equilibradas, sin miedos, ni ataduras, viven realmente libres; y es la que se enfrenta, y se ocupa de resolver los problemas que se le presentan cada día, por muy duros que sean.
ResponderEliminarPepi os desea una buena semana.
Hoy mismo he salido con mi rocinante a pasear y me he encontrado con molinos de viento gigantes. He empuñado mis armas y al galope me he topado con las sombras gigantes de mi alma. He regresado a casa sabiendo que no hay molinos más grandes que las fauces fieras de mi alma. Le he pedido a mi amigo Sancho que me ayude en tan grande empeño.
ResponderEliminarGracias Juan
Muy bonita reflexión, Juan. Creo que una de las enseñanzas del Quijote es que además de constatar que el mal existe en nuestro interior, que es una verdad cierta, también existe un mal exterior, objetivo, un mal que hay que combatir. Es nuestra responsabilidad denunciar todas las injusticias, porque como bien dices la realidad solamente se puede transformar si nos podemos manos a la obra.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Raúl.
Me apunto ese hacer el bien y denunciar las injusticias. Norecic
ResponderEliminarQué fuerza tiene este rincón del optimista. Gracias.
ResponderEliminarElena