“Soledad positiva” y “soledad negativa”
Como el colesterol, hay una “soledad positiva” y una
“soledad negativa”: la primera se
identifica con la persona que busca estar solo para realizar un proyecto
creativo: escribir un libro, reflexionar sobre la vida y la muerte, etc.;
también es una “soledad positiva” la del psicoanalizando que se enfrenta
consigo mismo para descubrir sus cualidades más profundas, es la soledad de uno
mismo, que favorece el quitarse máscaras y descubrir todas sus potencialidades.
Por el contrario “la soledad negativa”
es la del que se siente abandonado ( por la enfermedad o la muerte) , la
soledad que acompaña a toda frustración, desamor o incomprensión, o la soledad
del que no tiene pasado ( por estar escondido en lo más profundo de su ser muy
frustrante) ni tampoco futuro ( el que no tiene ilusiones, ni proyectos, ni
esperanza) y por último la soledad del enfermo mental que está sustentada en la
culpa, en la incomprensión o en el sentimiento de ser distinto al resto de los
mortales.
Formas de ayudar a las personas en
soledad
1).-
Valorar la gravedad real de la soledad y determinar si es patológica o es una
forma de relacionarse con el mundo. La diferencia fundamental es que en el
primer caso produce angustia y en el segundo no. En definitiva, tenemos que
analizar si es un ser solo (más
estructurar y una forma permanente de sentirse en el mundo) o un estar solo (mas circunstancial y
transitorio y por lo tanto con más posibilidades de una buena solución).
2).-
El conocimiento de uno mismo: la reflexión sobre uno mismo, sobre las
posibilidades reales que tenemos y de nuestro entorno, nos puede ayudar a ir
asumiendo nuestros límites pero también nuestras posibilidades.
3).-
La solución no está en las actividades: lo patológico no es estar solo sino la imposibilidad de una
comunicación fluida con el otro (ser
solo). La soledad impuesta por las circunstancias o por la propia
personalidad del sujeto si puede convertirse en un foco de patología. Pero esto
no se soluciona con las actividades recreativas o culturales, sino con la
búsqueda de un interlocutor válido que facilite esa intercomunicación. No
estamos en contra de esas actividades, sino en convertirlas por sí mismas en la
“solución mágica” de la soledad. La soledad, pues, se neutraliza no con la
compañía, sino cuando existe un interlocutor válido que nos posibilite el
intercambio de afectos, principalmente. Ese interlocutor puede ser otra
persona, la naturaleza o en ocasiones uno
mismo o Dios.
4).- La importancia del “nosotros”: en la experiencia
clínica, en la atención a las personas solas, una cosa es evidente: lo que
ayuda es sentir que el otro comparte tu dolor. Por esto, es necesario crear un
clima de comprensión, no de razones, para abortar la soledad. Debemos pasar de
un tú, y un yo, a un nosotros, que potencie un clima de confianza y seguridad y
supere el desfase entre el individuo y su medio.
Alejandro Rocamora
Bonilla
Psiquiatra
Intuyo lo que se quiere decir: ser solo (parece que es patológico) en cambio estar solo (parece que es circunstancial), esto es de más fácil reparación. El que está solo porque quiere, me parece a mi que está en el camino mejor para crecer; pero el que está solo porque no encuentra con quien está o porque todos le molestan, debiera revisar su actuación porque algo falla. Somos seres relacionales. La comunicación es absolutamente necesaria. Me parece. Norecic
ResponderEliminar"lo mejor es vivir solo y sin vecinos", he escuchado de vez en cuando y siento tristeza al oirlo, por lo mucho que esas personas se pierden. Ultimamente estoy conociendo bastantes autistas, ¿y vosotros/as amigos internautas?
ResponderEliminarPepi comparte la opinión del primero comentario.
ResponderEliminarY Pepi añade: la soledad que ella ha sentido al fallecimiento de sus seres queridos le ha resultado muy triste, y poco a poco está cubriendo esos "huecos" que le quedaron porque parte de su vida le ha cambiado.
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