¿Qué hayde lo nuestro?

La Escribana del Reino

M. E. Valbuena

En la misma dirección, foto Jesús Aguado

He estado hablando con una pareja de jóvenes que se van a vivir juntos. Se les ve eufóricos e ilusionados por el paso que van a dar. Es comprensible, dado que tener independencia del hogar familiar en estos tiempos, tal como están las cosas, es todo un logro.

Les escuché atentamente y observé sus miradas y sus gestos.

Escuché la delimitación perfecta de sus tiempos y de sus tareas, de sus espacios propios y de sus cuentas bancarias. Un reparto pormenorizado y equitativo de bienes, derechos y cargas. Unos límites perfectamente claros. Pero en ningún momento escuché la palabra “nuestro”: nuestras tareas, nuestros espacios… nada de nada.

Observé que se miraban uno al otro ilusionados y contentos. Pero no sé si miraban juntos en la misma dirección, o si miraba cada uno por separado, porque nunca utilizaron la expresión “nuestro” proyecto sino “el” ir a vivir juntos.

Vi que, de vez en cuando, se cogían de la mano o tenían gestos cariñosos entre ellos. Pero no aprecié en esos gestos apertura a algo más que a ellos dos.

Espero que les vaya bien. Lo deseo sinceramente. Pero la falta del significado “nuestro” o “proyecto común” en sus planteamientos me hace dudar de su estabilidad y su crecimiento. Demasiados límites y demasiada prevención frente al riesgo compartido y el compromiso común.