La Escribana del Reino
M. E. Valbuena
Magníficas en su sencillez. Jesús Aguado
La primera vez que leí el cuento de “el rey desnudo” (ya sabéis, ese en el que un rey paga por un traje que no es tal y nadie se atreve a decir en alto lo que todos ven: que el rey estaba desnudo y le habían tomado el pelo) creo que hasta me indigné. Tendría yo unos siete años y no entendía por qué todo el mundo callaba ante semejante hecho.
Ahora tengo unos cuantos años más, pero me sigue indignando esta historia tantas veces repetida.
Sigo sin entender los motivos que llevan a callar, a no hablar de lo evidente, a hacer como que no pasa nada cuando se trata de algo tan claro y sencillo de ver como eso. Intento justificar esa postura pero me faltan razones y argumentos.
Por eso, cuando alguna vez aparece en mi vida alguien que, con toda naturalidad, llama a las cosas por su nombre y se atreve a hablar de ellas en voz alta, con la sencillez del que cuenta lo que ve, me emociono.
En esta sociedad pautada, donde el quedar bien o el no significarse cuenta más que la espontaneidad y la autenticidad, encontrar a un “niño” que diga lo que siente abiertamente –sin secretas intenciones ni doble fondo- es algo extraordinario, difícil de creer.
Yo, que he tenido la inmensa suerte de encontrar a varios de esos extraños “niños” en mi camino, doy gracias por ellos. Por los que tengo, por el que se acaba de incorporar y por los que, sin duda, vendrán.
Me gusta la gente autentica y veo que no es mucha
ResponderEliminarLos auténticos normalmente asustan porque desnudan nuestra hipocresía.
ResponderEliminarSer transparente,decir lo que sientes y piensas,llamar a las cosas por su nombre sin estar pendientes del qué diran... qué difícil me es. Admiro a las personas que son así.
ResponderEliminarSoy transparente diciendo lo que pienso y siento.
ResponderEliminarPara mí la persona que no me habla con sinceridad en distintas situaciones que considero que por el contexto en que estamos hablando tenía que ser clara y directa, comienzo a relacionarme con ella lo menos posible, porque llega a dañarme.Pepi