La Escribana del Reino
M. E. Valbuena
En la nube. Jesús Aguado
Me retiré unos días en busca de soledad y silencio. Y el silencio, en esta esperada cita, me regaló dos cosas: un libro y un encuentro personal.
El libro, escrito en 1969, me habló del mayor regalo que puede hacerse una persona: la verdad; vivir desde la autenticidad. Me habló de escuchar, conocer y manejar acertadamente las emociones propias y ajenas. Me habló de comunicarme desde ellas y conforme a ellas, porque sólo así se logra una comunicación interpersonal profunda y sana. Hoy, a estas enseñanzas, las llamamos inteligencia emocional.
El encuentro personal fue con un hombre de distinta nacionalidad a la mía, en un idioma diferente al mío (aunque conseguimos entendernos) con trayectorias distintas y con influencias para nada comunes. Y sin embargo nos encontramos. Él me habló de escuchar el murmullo detrás del ruido, la música interna de las cosas, la propia voz cantando los sentimientos. Me habló de mirar para descubrir y de sentir para entendernos. Me habló de esperanza. Me habló del valor de creer en uno mismo. “Crede te” repetía frecuentemente en idioma universal.
¡Qué curioso que habiéndome ido a escuchar el silencio, el silencio me hable de escuchar la vida!
Frecuentemente encuentro respuestas en el silencio. Estas de ahora no son, pues, excepcionales. Para aquellas respuestas que aún no tengo, sigo y seguiré buscando en el silencio. ¿Cómo dudar de sus palabras?
La soledad sonora, la música callada, decía San Juan de la Cruz. Sólo es la búsqueda, como la vida: continua... sin descanso. Gracias, escribana!
ResponderEliminarPaco
Me encanta tu comentario de hoy. Hablas de buscar respuestas en el silencio y de encontrarlas. Eso es de mucha profundidad.
ResponderEliminarSi muy cierto; porque entre tanta respuesta, tarto prometer, solo encuertro silencio
ResponderEliminarQue gran maestro es el silencio!
ResponderEliminarExposición extraordinario y en la práctica de una gran profundidad.
ResponderEliminarMe gustaría que algún día en tus maravillosas exposiciones nos indicaras como se hace el silencio. Y aunque no nos hablas de meditación, me surge una pregunta: ¿que diferencia hay entre hacer silencio y meditación.?
¡Cuantas vivencias le quedan a Pepi por saber hacer!,
Redactores del blog. Me gustan las frases que estáis poniendo en el encabezamiento; unas me sirven de recordatorio y otras de aprendizaje. Pepi desea que la falten todavía por daros muchos agradecimientos
ResponderEliminarBienvenido sea el silencio. Tardé en encontrarlo, pero ahora lo aprecio mucho. En la etapa del camino de Santiago de ayer nos propusieron ir en silencio una hora y fue el mejo momento del día para mi.
ResponderEliminarYo también disfruto el silencio cada vez más
ResponderEliminar¡Qué hermoso es el silencio! No es la falta de ruido o de las palabras habladas, es la escucha de toda la vida y la conciencia de todo lo que es el amor. También está en el silencio el sufrimiento del alma.
ResponderEliminarJm