La Escribana del Reino
M. E. Valbuena
Me gusta la montaña. Me gusta su imagen
–majestuosa muchas veces, más suave otras–.
Me gusta pasear por ella, subir y bajar su ladera si ésta no es muy escarpada, perderme por allí.
–majestuosa muchas veces, más suave otras–.
Me gusta pasear por ella, subir y bajar su ladera si ésta no es muy escarpada, perderme por allí.
Pero lo que no me gustaría sería vivir de continuo en un lugar rodeado de altas montañas. Sólo de pensarlo me entra cierta tristeza.
Cuando subo una montaña y puedo vislumbrar desde su altura la vista que proporciona, me invade una sensación mezcla de plenitud y alegría. Veo las casas arracimadas de los que fueron pueblos en un momento y hoy sólo el esqueleto de los mismos. Veo animales sueltos pastando libremente. Y árboles. Y flores. Y me parece todo precioso. Desde arriba la posición es de dominio.
Ahora, cuando soy y la que está abajo, la sensación no es la misma porque la perspectiva ha cambiado. La vista se acota en la ladera de la montaña, el sol asoma tras los picos, el valle –apacible visto desde arriba– se convierte en un pozo del que parece difícil salir. Como si el mundo fuera eso: un espacio reducido entre cuatro montañas.
Por eso necesito pensar que más allá del territorio en el que estoy y me muevo hay vida. Una vida distinta a la mía que me está esperando ahí afuera. Que sólo tengo que atreverme a subir para ver algo más, para sentir que la vida no se detiene en ese espacio reducido, para creer que es posible salir.
Más allá de las cumbres abruptas existe otro mundo –ni mejor ni peor. Distinto– con otras muchas posibilidades de vida. Todo, ahí detrás.
Me ocurre lo mismo. Me ahoga estar entre montañas. Prefiero las cumbres.
ResponderEliminarQue bonito ver lo que hay detrás. Sentir que la vida rodea , cubre y atraviesa todo. Un abrazo. BlueBoy
ResponderEliminarA mi también me gusta una mirada con perspectiva
ResponderEliminarNaturaleza, da igual arriba, abajo, llano, montañoso, se trata de disfrutar del paisaje en todos los momentos.
ResponderEliminarDescubrir desde las alturas la belleza de esos valles, de esos pueblos, de esas gentes, contemplar todo el horizonte, respirar ese aire puro, sentir la paz que hay allí arriba, el silencio que encuentras y lo bien que te sienta.
ResponderEliminarGracias por recordarnos las maravillas que tenemos a nuestro lado y que cuantas veces no valoramos.
JF
Pienso igual que el cuarto comentario. Da lo mismo donde sea con tal de que sea en la Naturaleza.
ResponderEliminarCuando contemplo la naturaleza,en mi interior me evoca tantas emociones positivas, que es cuando más creo que existe un ser superior. Pepi
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