El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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lunes, 24 de octubre de 2016

"Aquí las cosas siempre se han hecho así”

El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra


Un relato de animales que puede servir de ejemplo para los humanos:
“Un grupo de científicos encerró a cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de plátanos.
Cada vez que uno de los monos trepaba la escalera para agarrar un plátano, los científicos lanzaban un chorro de agua fría no sólo al aventurero sino también a los monos que se habían quedado atrás sin intentar nada.
Repetida la operación un par de veces, los monos aprendieron la relación entre la escalera y el agua de modo que cuando uno intentaba subir la escalera, los otros lo molían a palos. De esta forma, finalmente ninguno de los monos se atrevía siquiera a caminar cerca del centro de la jaula, a pesar de la tentación de los plátanos.
Entonces, los científicos sustituyeron a uno de los monos por otro nuevo y decidieron en adelante prescindir del castigo con agua fría.
Lo primero que hizo el mono novato nada más ver los plátanos fue, por supuesto, lanzarse hacia la escalera. Los otros rápidamente le bajaron y le pegaron para evitar que les cayera agua fría encima.
Después de reiteradas palizas, el nuevo integrante del grupo nunca más subió por la escalera.
Entonces un segundo mono fue sustituido y, como era de esperar, el recién llegado repitió la osadía y recibió una paliza. Irónicamente, el primer sustituido se encontró participando con especial entusiasmo, sin comprender la razón por la cual estaba golpeando al nuevo mono.
Un tercer mono fue reemplazado, y se repitió el suceso.
El cuarto, y finalmente el quinto de los monos originales fueron sustituidos también por otros nuevos.
Los científicos tenían ahora enjaulados a un grupo de cinco monos que, a pesar de no haber recibido nunca el castigo con agua fría, continuaban golpeando a aquél que intentara llegar hasta los plátanos.
Si fuera posible preguntar a alguno de ellos por qué pegaban con tanto ímpetu al que subía a por los plátanos, con certeza ésta sería la respuesta:
«No lo sé. Aquí, las cosas siempre se han hecho así.»
En nuestra  vida cotidiana con frecuencia repetimos comportamientos de forma automática sin preguntarnos por qué lo hacemos: desconfiamos de nuestros amigos, nos angustiamos ante una posible enfermedad, nos preocupamos por nuestro futuro, tememos perder el trabajo, etc. aunque los amigos siempre hayan sido leales, no tengamos ningún síntoma de enfermedad, nuestro futuro esté asegurado y el trabajo vaya “viento en popa”. Si en estas o en parecidas circunstancias, alguien nos preguntará por el porqué de esos sentimientos, podríamos contestar como los monos: “No lo sé. Yo siempre he vivido así”.

Tenemos 2 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Cada uno tenemos que tomar nuestras propias decisiones; así seremos consecuentes con nosotros mismos, y de esta forma somos responsables de todos nuestros actos y acciones. Pepi

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  2. Reconsiderar es de sabios

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