Bajo el agua transparente. Foto Jesús Aguado
Viví hace poco una experiencia que muestra hasta qué punto somos transparentes.
Estaba en una de las múltiples reuniones a las que me veo obligada a asistir por cuestiones laborales. La reunión era ya de por sí complicada por los temas a tratar y por la hora de la convocatoria. Y, a medida que avanzaba, estaba siendo consciente de la energía que se extendía a mi alrededor. Energía que, entre todos, íbamos generando.
La compañera de un lado no dejaba de murmurar y hablar entre dientes lo que no se atrevía a exponer ante todos. El compañero del otro lado contenía su agresividad con semblante serio, mirada fría y suspiros esporádicos que mostraban su mal humor. Ni una ni otro hicieron aportación pública alguna, pero el campo de energías que crearon oprimía e intoxicaba el ambiente. Naturalmente, al final de la reunión, ambos estaban bastante enfadados por esa “pérdida de tiempo”. Menos mal que la positividad de otros compañeros equilibró las vibraciones.
A veces no nos atrevemos a hablar con asertividad, a mirar con franqueza, a exponernos. Da igual. El lenguaje no verbal habla por nosotros y la agresividad que nos provoca nuestra falta de valentía se escapa irremediablemente en forma de gestos y posturas muy claras.
Lo que no queremos decir lo decimos sin querer. Lo que queremos evitar se muestra con bastante claridad. Y aquello que, a fuerza de vueltas y vueltas, queremos disimular se percibe con nitidez. Vamos, que se nos ve venir.
No sé hasta qué punto logramos engañarnos a nosotros mismos. Lo que sí sé es que cada uno transmite lo que es. Y la energía que desprendemos habla por nosotros.
Estoy de acuerdo Escribana, somos transparentes.
ResponderEliminarAsí es. Todos nos desvelamos sin darnos cuenta. Es un aviso para nuestras mentiras
ResponderEliminarCuánto tengo que aprender, lo de hablar con asertividad.
ResponderEliminarOXO
Y que siga siendo así . BlueBoy
ResponderEliminarEs un gran regalo tener a tu lado personas que llaman a las cosas por su nombre, que te dicen las cosas tal como las ven, que no te ocultan nada, que se manifiestan como son.
ResponderEliminarJF
"No sé hasta que punto logramos engañarnos a nosotros mismos".
ResponderEliminarYo creo que no nos engañamos. Simplemente no queremos ver lo que no nos gusta.
A veces las apariencias engañan. Pepi
ResponderEliminar