El rincón del optimista
Juan
Hoy me tomo la licencia de hacer flash-back, como decían en la alocada película ‘Amanece que no es poco’, cuando tocaba recordar pasajes del ayer. El recuerdo me traslada a cuando tenía uno 7 u 8 años y vivía en la casa familiar del pueblín. Era una fría mañana de invierno cuando en la emisora de radio local que escuchaba mi madre, no recuerdo si la COPE o Radio León, emitían una sección infantil en la que dedicaban canciones. Para optar a estas dedicatorias había que enviar por carta un número determinado de caperuzas de botellas de gaseosa de La Casera o La Revoltosa, cosa que había hecho mi madrecita en repetidas ocasiones. Imagino que era aquello fruto de un acuerdo comercial publicitario entre la empresa distribuidora de refrescos y la emisora. Os pongo en situación: 9,50 AM, suena la radio mientras me coloco el abrigo para acudir a la escuela del pueblo, para lo que no tardaba apenas un minuto al tener que cruzar simplemente la Era donde se trillaba la mies en verano. De pronto dice el locutor: “Dedicamos la siguiente canción al niño Juan Daniel Rodríguez Rodríguez; suena El Submarino Amarillo”. ¡Vaya, qué sorpresa! ¡Menuda ilusión me hizo aquello! Allí estuve esperando a escuchar entera la canción, con el abrigo puesto y cabás en mano, aquel tema original de The Beatles, ‘Yellow Submarine’, que versionaron Los Mustang en español. La canción pegaba mucho en esos años 70 del siglo pasado y a mí me gustaba mucho. Aún hoy me sigue gustando, creo que más por la melodía pegadiza, que por la letra que no es muy profunda que digamos.
Recuerdo llegar corriendo a clase para no llegar tarde y contar emocionado a mis compañeros que mi nombre había salido en la radio. ¡Ya era famoso! No sé, quizá aquello me marcara de algún modo hasta el punto de acabar dedicándome a la profesión de informador. La canción del submarino amarillo me ha acompañado durante toda la vida y no puedo evitar recordar aquella hermosa anécdota infantil cada vez que la escucho y, cómo no, también de mi madre querida que logró ilusionarme por un ratito… que dura toda la vida.
Es por eso que hoy te invito a que abras tu mente si escuchas el submarino amarillo, no para revivir lo que sintió el optimista hace más de 40 años, sino para que sueñes, para que surques el interior de los mares y los océanos durante poco más de dos minutos con la escucha de estos acordes. Y de paso para que tengas un buen día.
El submarino amarillo: pincha aquí.
Es bonito que alguien te dedique una canción...
ResponderEliminarRecuerdos muy gratificantes de una bella infancia.
ResponderEliminarOXO
Una alegría de niño que te ha durado y te durará toda la vida.
ResponderEliminarEs buenísimo que sigas alimentando a tu niño interior.
Elena
Detalles sutiles que duran toda una vida
ResponderEliminarQue sorpresa más super-agradable te dio tu madre, y que grato recuerdo en tu corazón, para toda tú vida.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir también la canción y los que la oigamos, seguro que nos afloran vivencias. Aplausos para Juan de Pepi