Javier Iglesias
Todo lo que cambia no eres tú, lo que depende de ser conocido no eres tú. Tu esencia no es pasajera, no es un objeto de conocimiento. Este se adquiere, y puede ser sustituido por otro, o desaparecer.
Tú eres lo que es, la conciencia, la constante del cambio. Lo que hace posible todo movimiento, incluido el que va de la vida a la muerte. Realmente en la muerte no le ocurre nada a lo que eres, es solo un cambio de estado, como el agua que cambia de estados de hielo, a granizo, a lluvia, a vapor… No eres ninguno de esos estados, eres el agua.
Hace poco que ha muerto mi padre. Y ha venido el dolor a través de todo el amor profundo que nos ha unido desde mi nacimiento. Hay un silencio, un espacio que lo abarca todo incluido todo lo fenoménico. Su muerte, el dolor, son sucesos en la Conciencia o Totalidad. Es maravilloso vivir todos estos fenómenos desde la Unidad. Desde lo único que hay. Vivir los cambios emocionales, de pensamiento, físicos que se dan aquí en este individuo desde Eso que es en todo. ¡Como la Vida se da, se da en todo lo que ocurre! ¿No te parece algo fascinante? Todo en plenitud constante, tanto en lo más gozoso, como en lo más doloroso. Es la misma esencia dándose. Todo es completo a cada momento, y eso es amor incondicional. Esto es lo que hay a cada momento, y en todo, en la muerte y en la vida, en cada suceso.
Realmente es asombrosa la sencillez de esto: ¡cada cosa es la totalidad haciéndolo!
La muerte es un cambio de forma, pero no tuya como individuo separado de la Fuente, sino un cambio de apariencia de la propia Conciencia. No es que seas tú, como autor, cambiando de persona física a alma incorpórea, sino que es un movimiento hecho en y por la Unidad o Totalidad, que es lo que tú eres, es la esencia de todo lo que es.
No eres un alma que viene a encarnarse para vivir experiencias, para tener aprendizajes. No eres alguien aparte de la Totalidad con autoría propia desde hace no sé cuántas vidas que va evolucionando, o recopilando aprendizajes, eres Eso que no tiene principio, ni fin. Eres lo único que hay.
No eres separado, con libre albedrío que has “logrado” conectarte a tu esencia, al Ser, a la Unidad. Con este concepto la vida sería dual: yo y lo que me ha creado como dos cosas separadas. Y nunca ha habido nada separado de la Fuente.
Todo esto son historias que se dan en algunas personas, hechas por la Unidad, por la Conciencia, que tienen una total apariencia de reales. Es como cuando vemos ponerse el sol en el horizonte, en el fondo sabemos que no es así, que el sol no se pone, no se mueve, que la que se mueve es la tierra, pero la apariencia es la contraria. De la misma forma la historia o apariencia de separación de la Fuente se da en cada individuo, y para la gran mayoría es clarísima la división o dualidad. Tal como la certeza de que el sol se pone, es clarísimo, pero no es lo que está ocurriendo en esencia.
Este sentirse continuamente desconectado de la Unidad es solo una apariencia, en realidad no está ocurriendo, es una percepción, es un sentir en un punto localizado de la Conciencia.
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