pero el que recibe nunca debe olvidar
jueves, 31 de diciembre de 2015
La escribana del reino:
"Escritos atemporales"
miércoles, 30 de diciembre de 2015
Cena de Navidad…
martes, 29 de diciembre de 2015
El Teléfono de la Esperanza con los ancianos
lunes, 28 de diciembre de 2015
Estamos encantados
PRESIDENTA NACIONAL DEL T.E.
domingo, 27 de diciembre de 2015
Lucecitas
En mi barrio no hay luces, ni pinos, ni ningún otro tipo de adorno navideño. Digamos que vivo en un barrio moderno y aséptico donde no se celebra nada con el fin de respetar todas las creencias y no dañar a ninguna colectividad. Para no ahondar más vamos a suponer que es esa la razón.
sábado, 26 de diciembre de 2015
Sabiduría
viernes, 25 de diciembre de 2015
Navidad
jueves, 24 de diciembre de 2015
Perdona
Antes de irte a dormir, antes de despertarte, de comer, de salir, de jugar... de todo, PERDONA, PERDONA.
miércoles, 23 de diciembre de 2015
Miradas

martes, 22 de diciembre de 2015
¿Que estela quieres dejar en los otros?

lunes, 21 de diciembre de 2015
Claves para conseguir el amor maduro

Foto: Jesús Aguado
Al igual que todo atleta que se precie tiene que prepararse física y mentalmente para realizar una carrera, lo mismo podemos decir de la persona que desee conseguir finalizar con éxito el siempre difícil marathón del amor. Son necesarias algunas condiciones imprescindibles. Aquí señalaremos las que nos parecen las más importantes:
1. - Favorecer un vínculo maduro en la infancia: el niño que ha tenido una buena vinculación con las figuras paternas y con su entorno, será un buen candidato para establecer una pareja estable. Existen personas que están incapacitadas para una relación amorosa duradera porque no han sentido en ellos mismos los efectos placenteros de esa vivencia; en otras ocasiones, cuando se han producidos situaciones muy traumáticas (violencia física, abandono, utilización como una cosa, desvalorización total, etc.) el sujeto pretenderá huir de toda posible unión pues la vive como una reproducción de las primeras. Pero una cosa es evidente: a pesar de todos los pesares y de los conflictos infantiles relacionales siempre el ser humano puede establecer un vínculo sano en la adultez, pues siempre será libre para tomar esa opción.
2. - Saber elegir: la elección de pareja es otro de los momentos decisivos para el futuro del vínculo amoroso. Si nos acercamos al otro/a en un intento de satisfacer un deseo inmediato o paliar algún problema (soledad, incomunicación salir dela custodia de los padres, demostrar que soy mayor, etc.) habremos firmado de antemano la ruptura. Una relación amorosa no se puede edificar sobre la necesidad, ni tampoco es solucionador de problemas. El amor es espontáneo e incondicional, no es premeditado ni mucho menos programado. El amor surge y basta. No obstante una cosa es cierta: una buena pareja es aquella cuyos componentes no son ni iguales ni complementarios, sino que tienen un “carácter equivalente”. Es decir, cuando elegimos desde la libertad (sin presiones ni retos) es posible que consigamos que el otro/a, en su estructura más profunda, sea semejante a uno mismo. Así, una persona muy decidida y emprendedora puede enamorarse de otra más indecisa, pero posiblemente más segura en su esfera más profunda, lo que produce sintonía a la hora de convivir. La seguridad aparente de la primera encaja con la seguridad profunda de la segunda. Es como mirarse en un espejo. Aquí el amor tiene posibilidades de perdurar.
Una conclusión, en este sentido, es la importancia del tiempo de noviazgo, donde la pareja tiene posibilidades de conocer y conocerse a través del intercambio con el compañero. Ambos sujetos deben llegar a un conocimiento en profundidad, mirándose en el espejo del otro, para tomar la decisión de seguir o cortar. Desde esta perspectiva “el usar y tirar” no son los mejores consejeros para llegar a un amor duradero.
3. - Alimentación continua: el amor, como cualquier experiencia humana, si no se alimenta muere. Es un proceso dinámico, no estático, que necesita unos cuidados continuos. No comienza y termina en el enamoramiento sino que éste es la puerta que abre la posibilidad de realizar un proyecto común. A este respecto, entre las condiciones indispensables, podemos señalar la capacidad de redescubrir al otro cada mañana y ser sensible a los pequeños cambios cotidianos (un corte de pelo, un vestido nuevo, etc.) como muestra de un reactualizar el amor cada día. En los pequeños detalles es con lo que vamos alimentando de forma continua el fuego del amor para que no se apague. Es otra de las condiciones para llegar al amor maduro.
4. - Adaptación creativa: es una consecuencia de los anteriores puntos. La vida en pareja tiene numerosas “novedades” personales y externas (nacimientos, muertes, enfermedades, etc.) que son indispensables ir incorporando con una buena dosis de flexibilidad. Sin una mínima de capacidad de renuncia, ante los cambios externos, la vida en pareja peligraría. Es otra de las condiciones para llegar al amor maduro.
El amor maduro
El amor maduro presupone contemplar al otro como es. Con sus “virtudes” y fallos”, no como un “superman” o una “mujer diez” (idealización) sino como a una persona que se quiere no por sus defectos, sino “con” sus defectos. Mientras que el amor inmaduro se acerca al otro porque le necesita; el amor maduro proclama el mensaje: “te necesito porque te amo”.
El amor auténtico se basa en el mutuo reconocimiento de las dos libertades". Es desde ese respeto hacia el otro, y su propia idiosincrasia, desde donde se construye el auténtico amor. Cuando amamos a alguien debemos permitirle que siga fiel a su propia identidad. No es amor cuando lo que se persigue es poseer, absorber o cambiar. Solo debemos ayudar a que siga como es. Además, el amor no es una carrera por el poder, sino por el contrario, debemos renunciar momentáneamente a nuestros deseos, para que el otro se sienta seguro y feliz.
También, el amor tiene otra dimensión: nos ayuda a no caer en la angustia y la depresión, y al mismo tiempo, es la puerta de entrada para recuperarnos de los vaivenes de la vida cotidiana. El amor evita el caos; pero también, si se produce el sufrimiento, solamente a través del amor podemos salir.
domingo, 20 de diciembre de 2015
Fiestas
de calendario
Cada cierto tiempo el calendario nos marca alguna fiesta. En principio, fiesta significa ocio, descanso, diversión, relajación, celebración y cosas similares.
Pero algunas veces no tenemos cuerpo ni ánimo para celebraciones. Vivimos con el automático puesto, haciendo mecánicamente lo que toca hacer, sin vivir realmente lo que toca vivir.
Y cuando vemos una fiesta en el calendario (o varias seguidas) nos puede más el cansancio de los preparativos que la ilusión del encuentro, el agobio previo a la celebración que el deleite de disfrutar el momento compartido, la presión por estar a la altura que el agradecimiento por tener con quien vivir y compartir casi todo, incluido el desánimo y las pocas ganas. Y queremos huir, no estar, hacer como que no existen. Nos sale nuestro lado anarquista y nos ponemos de espaldas al calendario.
Queramos o no ahí están de nuevo las fiestas, a la vuelta de la esquina, recordándonos que nos “vistamos de domingo” –como dice Ismael Serrano- y celebremos.
¿Celebrar qué?
Celebrar el hecho de encontrarnos y compartir. Agradecer lo que tenemos, lo que la vida nos da en cada momento, lo que hemos perdido y hemos ganado, lo que hemos aprendido en el camino. Celebrar los buenos momentos vividos, que posiblemente no sean pocos. Ser conscientes del presente, de cómo cantan los pájaros incluso en la niebla, de cómo avanza la vida incluso a oscuras.
Hay muchos motivos para celebrar. Más de los que creemos. El calendario no hace sino recordarnos que los celebremos.
sábado, 19 de diciembre de 2015
Corazón
viernes, 18 de diciembre de 2015
Autoestima

jueves, 17 de diciembre de 2015
Ver lo que sobra
y no lo que falta
miércoles, 16 de diciembre de 2015
La escucha en situaciones límites
Cuando comienzo a escribir esta colaboración aún resuenan en mis oídos los disparos en una sala de fiestas de Paris y en mi retina persisten las imágenes de las carreras de los peatones para huir de la muerte. Y me viene a mi cabeza un pensamiento de Freud: “la ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tan eficaz como unas palabras bondadosas”. Y es en las situaciones límites donde esa idea de Freud recobra un significado pleno: la escucha activa es un buen ungüento para las heridas del espíritu.
martes, 15 de diciembre de 2015
Navidad,
dulce Navidad

Este año me acordaré de brindar por ti, te lo aseguro.
El frío, la nieve, las luces de colores, los anuncios, la lotería de ‘El Gordo’, los regalos, los villancicos que recuerdan el Nacimiento del Niño Jesús… Todo esto nos predispone a revivir una nueva, blanca y dulce Navidad. Cada vez conozco a más personas que aborrecen la Navidad y toda la parafernalia que la rodea. Respeto, pero no comparto. La razón, el recuerdo del familiar o del amigo fallecido cuya ausencia se deja notar más en estas fiestas tan familiares. Es verdad que se echa de menos a las personas cuando se junta la familia a comer o a cenar, pero también se ha escrito en este mismo escaparate público en varias ocasiones la necesidad de transformar la tristeza de la pérdida en un recuerdo alegre de quien nos dejó. No os miento si os digo que cuando estamos la familia reunida, no importa si es Navidad, verano o en un cumpleaños, rodeando a mi padre, escucho a mi madre decir feliz y sonriente desde su cielo: “Así me gusta veros, así, tal y como yo quiero, tal y como yo os enseñé”.
¿Qué pasa? ¿El optimista se ha vuelto nostálgico y morriñoso? ¡No se puede permitir esta afrenta! O sea, que estoy esperando el apunte del optimista para que me levante el ánimo, y resulta que hoy me lo está hundiendo. Tranqui, tronqui. Permíteme esta pequeña licencia, que el optimista es también ‘hupano’ que diría el gran José Mota.
Como la Navidad transcurre al final del año y al principio del siguiente, no podemos por menos que hacer balance de lo pasado y aventurar lo que puede ocurrir en los meses próximos. En los balances suelen venir a la memoria fechas de desgracias, pero también de las alegrías; y del futuro, ante la angustia de lo desconocido, nos queda el premio del deseo de esos buenos sentimientos que tanto se nombran por ahora: paz, amor y esperanza para el año que afrontamos.
Y un dato muy esperanzador con esto de la Navidad. Te gusten más o menos o nada estas fechas, te juntes o no con la familia, tengas que aguantar al/la pesad@ de tu cuña@ o engordes un poquillo a fuerza de comer más de la cuenta, no me negarás que es todo un triunfo poder decir eso de: “Aquí estamos de nuevo ante otra Navidad, recordando que igual que Jesús, todo tiene su inicio, su nacimiento”. O como decía mi tío Pepe, el filósofo rural: “Lo importante es ir contándolas, salau”. Cuando mi hijo mayor se afana en recoger el Nacimiento y el árbol pasada la fiesta de los Reyes Magos, siempre protesta con tristeza porque se han acabado unas fiestas ilusionantes, con regalos y especiales para él. Yo le intento tranquilizar: “No te preocupes, pues verás como cuando menos quieras darte cuenta, estará de nuevo aquí la siguiente Navidad”. Y efectivamente así me lo reconoce cada año. El tiempo pasa volando y aquí estamos ante la siguiente Navidad con la certeza y la esperanza de que en la cena estaremos todos sentados alrededor de la mesa. Y cuando digo todos, quiero decir TODOS.
Y cuando brinde con cava catalán en la cena familiar, cava que me regalan unos familiares extraordinarios del Alt Penedès, tendré un pensamiento optimista de buenos deseos para todos los lectores del Blog del Teléfono de la Esperanza. No te quepa la menor duda.
Asín sea.
lunes, 14 de diciembre de 2015
Seguimos ofreciendo actividades
EN EL TELÉFONO DE LA ESPERANZA DE LEÓN
domingo, 13 de diciembre de 2015
Haciendo equilibrios
