El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra
En nuestro mundo occidental hace muchos años que se abolió la esclavitud: No obstante, hoy día algunas personas se encuentran presas de su tendencia a jugar (los ludópatas), a comer (los bulímicos), a trabajar (los workaholics), al gimnasio (vigorexia), a los chats de Internet, los móviles, los videojuegos, las compras...Son los adictos sin drogas.
Comprar por comprar
Comprar de forma descontrolada ha recibido diferentes nombres: “shopping disorder”, “dessing disorder”. “trastornos de adquisición anormal” o “compra compulsiva”. Es evidente que es difícil situar el límite de lo normal y anormal en este terreno. La compra anormal se caracteriza por la necesidad inevitable de comprar, que se acompaña de una disminución de tensión, y que puede llegar a provocar importantes problemas familiares, interpersonales e incluso económicos.
Tal es el caso de Marta. Mujer de 50 años de edad, que refiere una necesidad imperiosa de comprar, sobre todo, música: discos, cd, etc. Es tal la cantidad de música que compra que no tiene tiempo material para escucharla, pero si acude a una sección de música, no puede salir sin comprar algo; también Antonio tiene un problema parecido aunque éste el objeto de sus compras son los zapatos. La explicación para él es muy sencilla, como me dijo en una ocasión: “hoy me he comprado tres pares de zapatos pues estaban muy rebajados”. Pero la realidad era que tenía más de veinte pares de zapatos, y además, como le dijo su hijo pequeño, muchos de ellos los tenía “repe”.
Las motivaciones de este tipo de conductas son muy diversas; en el caso de Marta siempre está relacionado con un disgusto con el marido o una bronca con los hijos, lo que provoca la pataleta de irse a los grandes almacenes y “jugar” a ser Onassis; en el caso de Antonio es el aburrimiento el que le lleva a llenarse de cosas (zapatos), que nunca sacian completamente.
Las nuevas posibilidades tecnológicas (tarjetas de crédito, compra on-line, etc.) han facilitado más estas acciones, pues sin dinero en el bolsillo e incluso sin moverse de casa, se puede satisfacer ese impulso.
La compra compulsiva (incrementada en las épocas de rebaja o en las grandes ofertas de dos por uno) pretende neutralizar, en muchas ocasiones, el vacío de una vida poco satisfactoria o mitigar una ansiedad producida por el trabajo, los hijos o la misma situación precaria económica.
Prevención
Una de las preguntas que subyacen en relación con este problema es: ¿por qué la sociedad actual favorece las dependencias? José A. Marina da una respuesta: “uno de los elementos del sistema de creencias del adicto es la exaltación de lo fácil. Nuestra sociedad de consumo nos hace pensar siempre en lo que es más barato y produce más felicidad. El dos por uno, tan sugestivos en los anuncios de las superficies (dos corbatas por una, llévese dos kilos de peras y pague uno, etc.) está presente en muchas de nuestras acciones: conseguir la felicidad con el mínimo esfuerzo. Es como si el joven fuera aprendiendo que lo fácil es sinónimo de bienestar.
Por este motivo, crear un clima de confianza y fortalecer la autoestima será un buen caldo de cultivo para no déjese arrastrar por la tendencia a buscar satisfacciones inmediatas y a evitar los sacrificios. Así neutralizaremos la “nueva esclavitud”: las adiciones sin drogas.
En cuanto a las compras compulsivas he aquí algunas medidas para no caer en ellas:
- Sería conveniente elaborar un presupuesto mensual y controlar de forma diaria los gastos.
- Eliminar la práctica de comprar con tarjeta de crédito. Comprar con dinero en metálico nos hace ser más conscientes de los gastos reales que hemos hecho.
- Evitar las compras de última hora.
- En caso de acudir a las rebajas procurar ir con una lista de necesidades y no salirse de ella.
- Una forma indirecta, pero muy eficaz, es favorecer las actividades recreativas al aire libre y las acciones que fortalezcan la autoestima.
Muy apropiada esta reflexión en estos momentos. Comparto la reflexión del psiquiatra, detrás hay vacío existencial que hay que llenar con golosinas que a su vez nos van a provocar mayor vacío y más chuches... Así no, así no..
ResponderEliminarMe gusta la foto de este texto. La gente feliz no es adicta a lo que escribe este profesional
ResponderEliminarGracias por tus exposiciones tan clarificadoras (incluidas las fotografías) y con tan buenas enseñanzas.
ResponderEliminarLas personas que tengan este problema, estaría muy bien que alguien les ayudara a darse cuenta; que su problema está en el interior y no en el exterior.
Asistir a los G.D.P., Talleres y Cursos del T. de la E. les seria de una gran utilidad.Pepi