Marian
Voluntaria del T. de la E.
EL 20 DE DICIEMBRE: FECHA PARA RECORDAR
En el último trimestre del presente año se ha iniciado una nueva escucha en el Teléfono de la Esperanza, se llama: "MAYORES EN SOLEDAD".
El mundo de la tercera edad siempre me ha llamado la atención por las vivencias que he tenido en mi vida, destacando con mi abuelo paterno: por su cariño, enseñanzas, valoraciones...
Cuando dieron la primera información de esta escucha pensé que no se iba a llevar a cabo y no me apunté, pero cuando se formalizó, me embarqué en ella, y es mucho el bienestar y aprendizaje que me aporta.
Al ir realizando cada martes éstas escuchas, mi interior estaba empezando a sentir la necesidad de sus presencias físicas, y con motivo de la Navidad, la coordinadora tuvo la feliz idea, de hacer una reunión en la sede para conocerles y felicitarles.
¡Por fin!, el 20 de diciembre del presente año, fue mi añorado encuentro. El recibimiento por mi parte traté de realizarlo lo más cariñoso posible para que se sintieran arropados desde el primer momento. Mi interior estaba rebosante de alegria, porque mis deseos se estaban haciendo realidad.
Una vez reunidos en el salón, Piedad y Aurita (Presidenta y Vicepresidenta del T. de la E.) dieron el saludo de bienvenida; "informándoles de las otras ayudas que se les puede brindar, y recalcándoles que nunca tienen que encontrarse solos, porque ellos también pueden llamar al número que está operativo las 24 h. del día en el T. de la E. y aunque sean otros voluntarios los que les escuchen, les va a ser tan beneficiosa como la presente".
Y siguió la extraordinaria reunión presentándonos unos a otros. Llego un momento que yo ya no sabía; si estaba poniendo mi grano de arena para hacerles una tarde especial, o ellos a mí, porque empezaron a expresarse de manera espontanea y de diferentes maneras; unos felicitando la labor del T. de la E., otros transmitiendo lo emocionadas que se sentían, Felipe recitando poesías, y Azucena entonó unos villancicos, (la letra redactada por ella), , tocando a la vez la pandereta, y haciéndonos partícipes a todos los asistentes. Fue extraordinario el clima que se creo. Sentí muy buenas vibraciones ¡Que emocionante!.
Y para ir concluyendo tan maravilloso encuentro, a parte de entregarles la felicitación con un ramillete de flores, no podía faltar la buena costumbre del T. de la E.: ¡LA MERIENDA!; con café, infusiones, bebidas variadas, pastas de diversas clases etc. etc.
Llegó el momento de despedirnos, mi interior seguía más contento, satisfecho, sereno, lleno de paz, mucha paz, es mucho lo que a mí estos ancianitos me están dando y enseñando, así que con el corazón en la mano, y la sinceridad que me caracteriza: estoy recibiendo más que dando.
Y termino dando mi agradecimiento al T. de la E., por el nuevo proyecto, que está siendo un buen aprendizaje y aliciente en mi vida.
El Teléfono abre un nuevo camino y parece ser que acertado
ResponderEliminar