pero el que recibe nunca debe olvidar
jueves, 31 de marzo de 2016
Testimonio curso Conocimiento
de sí mismo
miércoles, 30 de marzo de 2016
Háblanos del Amor
martes, 29 de marzo de 2016
La psiquiatría está en crisis
lunes, 28 de marzo de 2016
Técnicas
para hacer silencio en nuestra vida
domingo, 27 de marzo de 2016
Jugar a encajar
sábado, 26 de marzo de 2016
Yo soy
viernes, 25 de marzo de 2016
La paradoja de la Semana Santa
- En un plano mítico, se hacía fundamentalmente en clave expiatoria: la muerte de Jesús en la cruz es el medio querido por Dios para expiar nuestros pecados –fundamentalmente, el “pecado original”– y, de ese modo, recuperar la amistad divina. En esta perspectiva, Jesús es el “enviado celeste” que entrega su vida para salvar a toda la humanidad.
- En el plano histórico, la cruz es consecuencia del poder despótico, religioso y político, capaz de eliminar a una persona inocente porque, sencillamente, les molestaba. Jesús asume la cruz como consecuencia de la fidelidad a su propio mensaje y la vive en actitud de entrega amorosa.
- En un plano ético, La cruz proclama el compromiso de luchar por la justicia, poniéndonos, amorosa y eficazmente, del lado de los crucificados. Es lo que vimos en la persona de Jesús, cuya existencia estuvo marcada por la compasión y la predilección por los últimos.
- En el plano simbólico o profundo, pueden apreciarse diversos significados. Por un lado, habla de aquel misterio central al que me refería más arriba, y que nos atraviesa constantemente: muerte y resurrección son las dos caras de la misma realidad aparente. En todo momento, de una manera consciente o no, estamos muriendo y resucitando: desde las células de nuestro organismo hasta nuestras ideas, todo se halla en proceso de constante cambio. El cambio constituye, de hecho, la ley que rige el mundo de las formas.
jueves, 24 de marzo de 2016
Hay que morir
para renacer
miércoles, 23 de marzo de 2016
Mi todo ser
martes, 22 de marzo de 2016
Compis de vagón

lunes, 21 de marzo de 2016
¿Quién soy yo?

domingo, 20 de marzo de 2016
Miradas de invierno
sábado, 19 de marzo de 2016
Para que tu
no llores así
Este BLOG se une al inmenso dolor de todos los que tienen que salir de su tierra por la guerra, el hambre o la opresión.
Vamos todos a ampliar el corazón con esta canción de ANTONIO CARMONA
viernes, 18 de marzo de 2016
Salir de la rutina

jueves, 17 de marzo de 2016
Desgaste
por empatía
Es una patología que está apareciendo en los trabajadores del mundo sanitario y por extensión en todas las profesiones que se dedican al cuidado o ayuda de seres humanos (psicoterapeutas, profesores, etc.). No coincide con el síndrome del “burnout” o “profesional quemado”, pues éste depende fundamentalmente de las condiciones donde se realiza la labor profesional: trabajo mal retribuido, nula valoración por parte de los jefes, dificultad en la comunicación con los compañeros, etc.); por el contrario “el desgaste por empatía” más bien consiste en el malestar generalizado de este tipo de profesionales (enfermeras, auxiliares cuidadores, profesores, orientadores, terapeutas, etc.) que han hecho de su trabajo una “vocación” y que por diversas circunstancias no han sabido “separarse” del objeto de su cuidado: enfermos, ancianos, niños, etc. Aquí el “fallo” no se encuentra en el medio laboral sino en el propio trabajador, es decir, en el tipo de vínculo que ha establecido con la persona que ayuda.
miércoles, 16 de marzo de 2016
Gratitud
martes, 15 de marzo de 2016
Prima-vera

La primavera comienza el 20 de marzo, lo has de sentir en el mismo corazón.
Antes de una semana será primavera. He descubierto que el nombre es una mezcla de dos: prima (primera) y vera (al lado). ¿Recuerdas cuándo estuviste por primera vez al lado de una persona determinada e importante en tu vida? Si se trata de los integrantes de tu familia directa (padres, hermanos, abuelos, hijos…) no tiene ciencia. Lo digo más por la pareja o por ese amigo/a especial. Si esa persona te interesa realmente, si la amas como se puede amar a una persona, probablemente recuerdes bien en qué prima-vera la conociste, la viste y hablaste por prima-vera vez.
Yo os aseguro que cuando conocí a mi ‘adorada esposa’ (Carlitos Calzadilla dixit), cuando la vi por primera vez, tuve la sensación de que la conocía ya de antes, pero de mucho antes, antes e incluso de haber nacido. ¿Flechazo? No, no, que tuve la emocionante sensación de que una conexión muy grande se producía entre nuestras almas, tan grande como que andando el tiempo se ha convertido en mi gran apoyo vital, en la madre de mis hijos, en la consejera sentimental, confesora, amante, amada…., en definitiva, en una parte crucial de mí mismo. Podía sonar esto a una declaración de amor, bueno, y a un sueño platónico, aunque más lo considero el reconocimiento de una evidencia, en decir alto y claro, como dice la canción, que ‘sin ti no soy nada’. Y aún espero en poder envejecer juntos, ver nietos alrededor…
Suena esto a un tipo de dependencia o apego que solemos denunciar cada día en este blog como poco recomendable. Pero, ¿acaso no dependes del aire para respirar, del agua para hidratarte, de la comida para nutrirte, de la vida en general? Entonces, ¿de qué estamos hablando? No me duelen prendas en reconocer que estoy enganchado a una muchacha simpática, alegre, optimista y coherente que me recuerda cada día mis obligaciones de padre y de marido porque tiendo a distraerme con cosas terrenales. Necesidad si, dependencia no.
Y el próximo día disertaremos sobre una lección de karma que se cruzó en mi vida.
Asín sea.
lunes, 14 de marzo de 2016
Los frutos
de la atención
“Compare usted la conciencia y su contenido con una nube. Usted está dentro de la nube, mientras que yo la miro. Está usted perdido en ella, casi incapaz de ver la punta de sus dedos, mientras que yo veo la nube y otras muchas nubes y también el cielo azul, el sol, la luna y las estrellas. La realidad es una para nosotros dos, pero para usted es una prisión y para mí un hogar”.
(Nisargadatta).
Describiremos algunos frutos de esta atestiguación:
- La impersonalidad. Para nosotros, occidentales, la palabra “impersonalidad” suele tener evocaciones negativas.
Puesto que hemos concedido un valor absoluto a nuestra personalidad, asociamos la palabra “impersonal” a la anulación de lo que más estimamos: nuestra persona, nuestra individualidad. Efectivamente, la palabra “impersonalidad” tiene una acepción negativa: denominamos así a aquello que diluye la persona, que “despersonaliza”. Pero esta palabra puede tener otra acepción, la que ha tenido para la sabiduría; en este segundo sentido no es sinónimo de “infra-personal” sino todo lo contrario, de “trans-personal”; no alude a aquello que niega o diluye la persona, sino a lo que la supera –sin negarla– porque es más originario que ella. La sabiduría nos dice que lo impersonal es el sustrato y la realidad íntima de lo personal; que no lo excluye, sino que lo sostiene; que, por eso, para ser plenamente personales tenemos que ser plenamente impersonales.
[…] Es dejar de otorgar un valor absoluto a lo que llamamos “mi cuerpo, mis pensamientos, mis emociones, mis acciones, mi vida, mi persona…”; comprender lo ridícula y miope que es nuestra tendencia a hacer que el mundo orbite en torno a nuestro limitado argumento vital –el definido por nuestro yo superficial–. Equivale a cesar de dramatizar nuestras experiencias, de ver el mundo como el mero telón de fondo de dicho drama, y a las demás personas como los actores secundarios del mismo. Es sentir que las alegrías y los dolores de los demás son tan nuestros como nuestros dolores y alegrías, que el cuerpo cósmico es tan nuestro como nuestro propio cuerpo; desistir de ser los protagonistas de nuestra particular “novela” vital, para convertirnos en los espectadores maravillados, apasionados y desapegados a la vez, del drama de la vida cósmica, del único drama, de la única Vida.
El Testigo nos sitúa directamente en el foco central de nuestra identidad. Ahí somos presencia lúcida, atenta, consciente, que es una con todo lo que es. Esta Presencia lúcida que constituye nuestra Identidad central es la misma en todo ser humano. Es nuestra Identidad real, pues es lo permanente y auto-idéntico, mientras que nuestro cuerpo-mente no hace más que cambiar. Esa Identidad central nada tiene que ver con la pseudoidentidad que depende de algo tan frágil y fraudulento como la memoria.
- El amor incondicional. Saber que la aceptación incondicional es nuestra verdadera naturaleza es sabernos un abrazo dado a todo lo que es. La naturaleza del Testigo es el Amor. El yo superficial, intrínsecamente divisor y separativo, no puede amar, aunque así lo crea.
- La libertad interior. Si soy mi sufrimiento, este me poseerá y me abrumará. Si soy mi ansiedad me sentiré totalmente perdido cuando me sienta ansioso. Al confundirme con mis sentimientos, positivos o negativos, me moveré con ellos y viviré en una montaña rusa emocional, me será imposible alcanzar la paz y la estabilidad. Por el contrario, si no me identifico con lo que experimento, ni tampoco lo resisto, advertiré que el sufrimiento no es la naturaleza interna de ninguna experiencia, sino el resultado de mi deseo de retenerla o de negarla. Descubriré que, en mi más íntima verdad, soy libre.
- La transformación. El Testigo no busca ni pretende nada, ni siquiera busca directamente el cambio y la mejora; por eso puede descansar totalmente en el presente. El yo superficial, por el contrario, experimenta constantemente el contraste entre “lo que cree ser” y “lo que cree que debería llegar a ser”; se considera básicamente incompleto, y por eso solo se siente ser a través de la tensión, la lucha y la búsqueda constante de logros y resultados futuros.
No hay nada que pueda parecer más contrario a nuestro sentido común y a nuestras creencias más arraigadas que la idea de que, en ocasiones, el empeño de ser mejores puede ser contraproducente. Pero la experiencia del Testigo nos proporciona una profunda revelación: cuando aceptamos “lo que hay”, “lo que es”, es decir, cuando otorgamos a todo una atención incondicional, también a lo que solemos calificar de negativo, experimentamos las más revolucionarias transformaciones. […]
La aceptación –entendida no como resignación, sino como la acción del Testigo- es la fuente por excelencia de la transformación, del crecimiento y del cambio profundos. Paradójicamente, cambiamos de forma más radical cuando no nos centramos obsesivamente en el cambio, ni determinamos de antemano cuál será su curso. […].
- La comprensión. La aceptación es la fuente de la transformación, y también de la comprensión. Como ya explicamos […], esta comprensión no ha de confundirse con la pseudocomprensión meramente intelectual. A diferencia de esta última, la comprensión de la que hablamos acontece cuando nos relajamos con relación a algo (y ni siquiera pretendemos entenderlo); es una consecuencia directa de la aceptación y de la transformación que esta conlleva.
Para aceptar no es preciso entender. El Testigo acepta lo que hay, la experiencia presente. Esta experiencia presente puede ser de ignorancia o de confusión. Ahora bien, paradójicamente, esta aceptación de todo –también de la propia ignorancia y confusión– propicia una actitud de lucidez desimplicada y objetiva, favorecedora de la comprensión. La aceptación nos hace más penetrantes; permite que aflore la visión.
(Mónica CAVALLÉ, La sabiduría recobrada. Filosofía como terapia, Oberon, Barcelona 2002, pp.213-217; editada posteriormente en Kairós, Barcelona 2011).
domingo, 13 de marzo de 2016
Socorrer al desesperado
Zona de peligro. Fotografía Jesús Aguado
Hasta donde yo sé, cuando uno se acerca a una persona que se está ahogando, o le tranquiliza primeramente o es mejor que el segundo esté inconsciente pues, de lo contrario, sus movimientos desesperados pueden hacer que se hundan los dos.
Algo así observo en otros casos de ayuda.
Cuando alguien está desesperado, normalmente no sale del bucle de la sinrazón, plantea callejones sin salida, chantajea emocionalmente y va engullendo poco a poco, en una espiral destructiva, a quienes se acercan a él.
Por ello, creo que no basta el voluntarismo para ayudar, ni la buena disposición, ni la lástima, ni las ganas de mejorar la situación. Todo eso es necesario, claro, pero lo fundamental es, a mi modo de ver, la fuerza interior de quien ayuda.
Y la fuerza interior nos la da la desvinculación personal de la situación, la desidentificación con el problema, la apreciación objetiva desde fuera y anclajes externos a los que agarrarnos.
He comprobado en más de una ocasión cómo el que se ha acercado a animar ha acabado engullido en el bucle, y no sólo no se ha animado uno sino que se han desanimado dos. Donde antes había una actitud negativa y destructiva después hay dos. Eso no es ayudar. Eso es no poder con la situación.
No basta con querer ayudar. Hay que saber ayudar.
Y saber ayudar implica tomar decisiones que, a veces, no podemos asumir o no tenemos fuerza para mantener. Si es así (si no sabemos socorrismo) mejor retirarnos a tiempo que no provocar más dolor. Dejemos actuar a los que realmente saben cómo hacerlo.
sábado, 12 de marzo de 2016
Gracias

Te invitamos hoy, amigo internauta, a un ejercicio de consciencia durante todo este día. A cada persona que te encuentres que te trata con esmero dile al menos en tu interior "gracias". Cada gesto que recibas, "gracias". Cada sensación agradable "gracias". Y así hasta el final de día. Cuando te acuestes trata evocar todas las veces que dijiste a lo largo del día "Gracias" y quédate con la sensación agradable que eso te deja.
viernes, 11 de marzo de 2016
Cuando la ciencia se convierte en religión
- La ciencia es la única verdad, y fuera de la ciencia no hay verdad (salvación).
- El modo supremo (o incluso único) de conocimiento es la razón.
- Solo existe aquello que la ciencia puede verificar; todo lo demás son supersticiones.

jueves, 10 de marzo de 2016
Actividades tercer trimestre 2015-2016 (Abril, Mayo, Junio)
A.- GRUPOS DE DESARROLLO PERSONAL:
miércoles, 9 de marzo de 2016
Mi tiempo
martes, 8 de marzo de 2016
¿Por qué dar educación sexual?
lunes, 7 de marzo de 2016
Sobre la psiquiatría
Gøtzsche ataca algunas de las ideas, hasta ahora, más indiscutidas de la psiquiatría con frases como “el ingreso involuntario es inmoral y tendría que ser prohibido” o que “los fármacos psiquiátricos no sólo aumentan la mortalidad total sino que también el riesgo de suicidio y de homicidios“