La amistad verdadera se alimenta así, juntándose a menudo.
El albañil que le ayudó a mi padre a arreglar y pintar un pequeño merendero que levantó junto a la bodega del pueblo la bautizó por su cuenta y riesgo como ‘Merendero lamistad’. Cuando comenzamos a aparecer por allí la familia, allegados, amigos y curiosos no pudimos evitar la sonrisa por aquel ‘fallo’ gramatical del buen hombre que, quizá por economía del lenguaje, contrajo artículo y sustantivo. Aquel hombre cabal se llamaba Justo y en su nombre encerraba su propia filosofía que yo he llegado a comprender y a compartir pasados los años. Y es que la amistad necesita precisamente de esa contracción para que se alimente, que se mantenga en el tiempo.
Muchas veces no sabemos muy bien porqué se desvanece una amistad, a pesar de que por alguna de las partes se intenta lubricar con llamadas o encuentros rutinarios. Es cierto que la aparición de nuevos amigos viene a desplazar a los antiguos. Tampoco es fácil de explicar el motivo por el que perdemos interés hacia algunas personas o viceversa, que esas personas pierden interés hacia nosotros. Recuerdo de algún amigo que no hacía más que quejarse, convertido en gran egoísta, hablaba continuamente de sus problemas sin mostrar el menor interés por los míos y al final, sin que medie discusión alguna, la pereza hizo que dejase de verlo o llamarlo. Otras veces es la falta de tiempo la que impide que nos llamemos para vernos y repasar nuestras vidas aunque sólo sea fugazmente.
Os aseguro que muchos días me acuerdo de amigos muy amigos que no sé muy bien porqué hace años que no veo ni me hablo. Me digo: es que vive lejos, quizá no sea muy feliz, a lo peor no le va muy bien en la vida y pasará de mí completamente... Excusas, simples excusas. Un día de estos investigo su teléfono por si hubiera cambiado el último que conservo y le llamo. Quién sabe, la amistad que ahora está separada se convierta ‘por arte de Justo’ en la lamistad duradera.
Asín sea.
Probablemente la amistad sea las más bella relación entre seres humanos.
ResponderEliminarProbablemente
ResponderEliminarLa amistad, sin mas, es un acto de amor
ResponderEliminarHay amigos que son verdaderamente un regalo divino
ResponderEliminarPor mi experiencia. Hay personas que consideraba amigos y al final dejaron de serlo. Me resulto muy doloroso, sorprendente.... porque yo no sabía por qué.
ResponderEliminarCuando hice el curso de CONOCIMIENTO DE SI MISMO, me hicieron ver muchas cosas, entre otras; que iba de Salvadora con ellos, porque yo actuaba así para tener amigos, y ellos en ese momento estaban a gusto porque les resolvía problemas a los que ellos no eran capaz de enfrentarse, y una vez resueltos ya no les interesaba
Me alegre mucho que me ayudaran a descubrir porque había perdido a esas personas, y aunque me resulto muy doloroso (inclusive tuve que hacer un duelo) a la vez fue beneficioso, y me ayudo a DARME CUENTA, para cuando me hiciera nuevas amistades, tratar de no caer en el mismo error y saber realmente; lo que quiero de esa persona y ella de mi. Pepi