María Guerrero Escusa
El chantaje emocional es una poderosa forma de manipulación en la que, directa o indirectamente, las personas próximas amenazan con castigarnos si no hacemos lo que quieren. En la base de cualquier forma de chantaje emocional, existe una amenaza fundamental que se expresa de maneras muy distintas: “sufrirás si no te comportas como yo quiero”.
Los chantajistas emocionales saben hasta qué punto valoramos la relación que mantenemos con ellos, lo importantes que son para nosotros y utilizan la información que tienen nuestra, como fruto de la convivencia y la confianza que hemos depositado en ellos, para golpear en nuestro fuero más íntimo con el fin de conseguir sus propósitos. Somos más vulnerables a la manipulación en la medida que tenemos carencias emocionales.
Cuando nuestra búsqueda se encamina a conseguir valoración, afecto o aprobación, como forma de conseguir llenar nuestros huecos, frustraciones, inseguridades, etc, quedamos a merced a los chantajistas emocionales que, no dudaran ni por un instante, en hacernos sentir que para conseguir de ellos lo que necesitamos, tenemos que ganárnoslo y amenazan con retirarnos su afectividad si no accedemos a sus demandas, eso sí, lo hacen de manera que impide o dificulta que nos demos cuenta de su manipulación. Rodean sus relaciones con una bruma densa que garantiza que nos dará miedo atravesarla, que nos veremos obligados a ceder y nos sentiremos espantosamente culpables si no lo hacemos.
Los chantajistas amenazan, amenazan y amenazan con todo lo que es importante para nosotros. Nos dejan más o menos claro, que nos harán la vida difícil si no hacemos lo que quieren, con el abandono, poner fin a la relación, el desprecio, las críticas, la economía, ignoran nuestras necesidades, o bien, dejaran claro que nos harán o se harán daño si no cedemos. Los comportamientos del chantajista siempre van a más, por mucho que cedamos al chantaje nunca es suficiente, piden más y más hasta conseguir sus propósitos.
Poner conciencia en la forma como nos relacionamos, supone una ayuda troncal en dos direcciones, una en cuanto a la comprensión de las relaciones interpersonales dañinas que mantenemos con nuestras personas queridas, que tanto sufrimiento nos causan y otra, que es fundamental, poner conciencia en que para salir de esas relaciones es necesario que encendamos nuestra luz, darnos cuenta del poder que le damos a los demás, porque para que se dé una relación de chantaje emocional, hacen falta dos.
Cada persona incorpora a sus relaciones un poderoso conjunto de puntos candentes: la acumulación de resentimientos, pesares, inseguridades, miedos y cóleras que constituyen nuestros puntos débiles y duelen cuando los tocan. El chantaje emocional sólo se produce si permitimos que los demás sepan que han descubierto nuestros puntos candentes y que saltaremos si los aprietan con un repertorio de respuestas que tenemos automatizadas.
Para mi es una de las situaciones en las que hay que saber decir: "NO",aunque nos traigan consecuencias indeseables. Pepi
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