Kalil Gibran
Entonces, una sacerdotisa dijo: Háblanos de la Oración.
Y él respondió:
Oráis en vuestra pena y en vuestra necesidad; deberíais también hacerlo en la plenitud de vuestra alegría y en vuestros días de abundancia.
Porque ¿qué es la oración sino el expandirse de vuestro ser en el éter viviente?
Y si es para vuestra paz que volcáis vuestra oscuridad en el espacio, es también para vuestro deleite el derramar el amanecer de vuestro corazón.
Y, si no podéis sino llorar cuando vuestra alma os llama a la oración, ella os enjugará una vez y otra aún llorando hasta gire encontréis la risa.
Cuando oráis, os eleváis para hallar en lo alto a los que en ese mismo momento están orando y a quienes no encontraríais sino en la oración.
Por lo tanto, que vuestra visita a ese invisible templo no sea más que éxtasis y dulce comunión.
Porque, si entrarais al templo solamente a pedir, no recibiréis:
Y si entrarais aun a pedir por el bien de los otros, no seréis oídos.
Es suficiente que entréis en el templo invisible.
No puedo enseñaros cómo orar con palabras.
Dios no oye vuestras palabras sino cuando El Mismo las pronuncia a través de vuestros labios.
Y yo no puedo enseñaros la oración de los mares y los bosques y las montañas.
Pero vosotros, nacidos de las montañas, los bosques y los mares, podéis hallar su plegaria en vuestro corazón.
Y si solamente escucháis en la quietud de la noche, les oiréis diciendo, en silencio:
"Nuestro Señor, que eres nuestro ser alado, es Tu voluntad la que quiere en nosotros.
Es Tu deseo, en nosotros, el que desea.
Es Tu impulso el que, en nosotros, cambia nuestras noches, que son Tuyas, en días, que son Tuyos también.
No podemos pedirte nada porque Tú conoces nuestras necesidades antes de que nazcan en nuestro ser:
Tú eres nuestra necesidad y dándonos más de Ti, nos lo das todo."
ORAR RRR! ¡Qué palabra tan bonita! Orar, orar ... que no es lo mismo que rezar, ah nooooo.
ResponderEliminar"Si pedís no recibiréis..." qué duro, verdad? Parece que nadie nos escucha, que lo que decimos se pierde, que estamos vacíos, solos. "Dios no oye nuestras palabras".
Nos olvidamos de que la verdadera oración está en dar gracias, en es cu char ... en la noche, en la más oscura noche, la voz que nos habla.
La oración es ES CU CHA y en la escucha no hay nada que decir, nada que pedir, solo sentir la VOZ que nace-vive en nuestro corazón. ¡Qué deleite!