La Escribana del Reino
M. E. Valbuena
Cuando he llegado a la casa del pueblo, el jardín me ha recibido plagado de rosas, margaritas y otras flores. Precioso y exuberante. Las últimas lluvias parecen haber dado fuerza y vigor al campo, resacado del anterior calor. Ahora luce todo más verde y brillante. Esplendoroso.
Me inundó una profunda emoción –de esas difíciles de describir– cuando abrí la puerta del jardín y me encontré tal espectáculo de color. Lo interpreté como esa bienvenida que damos a la gente que queremos y para la que nos engalanamos con esmerado cuidado.
He estado en el jardín un rato largo contemplando las flores, absorbiendo su color, dejándome embriagar por su fragancia, tocando la suavidad de sus pétalos, estirando y estirando ese momento de felicidad.
Y de nuevo, una vez más, sólo me sale dar gracias.
Gracias por tener este pequeño jardín que me adorna los días. Gracias por poder disfrutar del sol, la luz, las flores, el cielo, los pájaros… en él. Gracias por permitirme –este pequeño pero agradable espacio– ratos de silencio y de lectura tranquila, de meditación y de escritura.
Y gracias también por los momentos compartidos en él con personas que forman parte de mi vida, que me acompañan en el camino y contribuyen a mi felicidad día a día, que me impulsan y me hacen crecer. Son muchos los ratos vividos y más los que quedan por vivir. Seguro.
La alegría que me ha producido el jardín es una invitación (de esta forma lo interpreto) a enfocar el devenir con esa misma alegría. Así que intentaré –me propongo– recibir con alegría lo que venga y despedir con igual alegría aquello que tenga que irse.
Una vez más lo que viene conviene . Aún recuerdo ese jardín pero más lo recuerdo por lo que para ti significa. Un abrazo fuerte . BlueBoy
ResponderEliminarEl jardín casi es lo de menos. Lo importante es lo que se vive en él. Y yo soy muy afortunada de haber disfrutado allí.
ResponderEliminarLos jardines que se plantan, que se cuidan, que se aman, van dando sus frutos.
ResponderEliminarYo también he tenido la gran fortuna de disfrutar momentos muy agradables de ese pequeño espacio tan especial que se tu jardín y por tanto doy mil gracias.
OXO
Yo también he estado allí
ResponderEliminar"Recibir con alegría lo que venga y despedirse con igual alegría aquello que tenga que irse". Muy beneficioso.
ResponderEliminarQue disfrutes muchos años de ese jardín, que cuando lo conocí me produjo muy buenas vibraciones; remanso de paz, bienestar....Pepi
A veces es duro despedir con alegría y a veces recibir con alegría lo que no nos gusta también es duro...¿Cómo se hace para no retener o soltar y además con alegría?
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