Una de estas mañanas frías y luminosas que el tiempo invernal nos regala, di un paseo hasta un rincón mágico, de esos que suele haber en muchos lugares. Rincones abiertos y visitados, pero íntimos, donde imperan el silencio y el respeto.
Allí me encontré, sobre una piedra, una caléndula y una pequeña vela que el aire no había conseguido extinguir. Ninguna presencia humana a la vista.
Desde entonces esta imagen me visita de forma recurrente y, cada vez, me conmueve.
¿Quién colocó ahí la flor y la vela? ¿Por qué motivo? ¿Sería una ofrenda? ¿Un recuerdo? ¿Un agradecimiento? ¿Qué había pasado allí para querer honrar ese sitio? Si me dejo llevar por mi imaginación las respuestas serían múltiples y variadas, pero nunca sabré la verdad del gesto.
Y ahí está su grandeza.
Independientemente de su significado real y del motivo por el que surgió, este pequeño detalle demuestra la sensibilidad de quien preparó el diminuto altar y el valor universal de la emoción provocada por los pequeños gestos de ternura.
Sin llegar a conocer el porqué o el para quién, me adhiero a este gesto, a esta comunicación sin palabras, que ha hecho bailar mi emoción y mis sentimientos, que conmueve, que cuestiona.
No hacen falta grandes obras ni majestuosos altares. Tampoco explosivos aspavientos de tristeza o exageradas muestras de alegría. Ni siquiera ningún tipo de concentración. Bastan una humilde flor campestre y una pequeña vela para iluminar el día, sacarnos de nuestro raquítico reducto, y dejarnos con la boca y la emoción abiertas.
Debemos estar más atentos a los pequeños detalles que la vida nos presenta.Muchas veces miramos y no somos capaces de descubrir y ver en ese pequeño detalle la grandeza que conlleva, nos quedamos solo en lo superficial.
ResponderEliminarJF
Sobrecoge el gesto.
ResponderEliminarBella reflexión, Escribana !!!! Delicada y tierna imagen. Ojalá ese hilillo de la vela sirva para darnos cuenta de que existen muchas velas apagadas. Unas porque nunca han tenido la oportunidad de recibir la luz. Otras, por miedo a derretirse.
ResponderEliminarXD
Ay los pequeños detalles! Qué seria la Vida sin ello!!
ResponderEliminar"la boca y la emoción abiertas" qué bonito!!
ResponderEliminarHumildad, me quedo hoy con esa palabra.
ResponderEliminarElena.
" basta una humilde flor campestre y una vela para iluminar el dia...". Siento q ambas estan a la vista en mi dia a dia, aunque no me de cuenta, aunque las mire sin verlas, aunque las vea sin saber qué son. Gracias Escribana.
ResponderEliminarLa vida está continuamente sorprendiéndonos tanto con cosas agradables como desagradables. Pepi
ResponderEliminar