Y un mercader dijo: Háblanos del Comprar y el Vender.
Y él respondió:
La tierra os entrega sus frutos y vosotros no conoceréis necesidad si sabéis solamente cómo llenaros las manos.
Es en el intercambio de los dones de la tierra donde encontraréis abundancia y seréis satisfechos.
Pero, a menos que ese intercambio sea hecho con amor y bondadosa justicia, llevará a algunos a la codicia y a otros al hambre.
Cuando, en el mercado, vosotros, trabajadores del mar y los campos y los viñedos, encontréis a los tejedores y alfareros y vendedores de especies,
invocad al espíritu guía de la tierra para que vaya en medio de vosotros y santifique las medidas y para que pese al valor de acuerdo con el valor.
Y no permitáis que el de las manos estériles, el que quiere venderos sus palabras al precio de vuestra labor, intervenga en vuestras transacciones.
A ese hombre deberéis decirle:
"Ven con nosotros a los campos o vé con nuestros hermanos a la mar y arroja tu red:
Que la tierra y el mar serán espléndidos para ti como lo son para nosotros."
Y, si vienen los cantores y los bailarines y los tañidores de caramillo, comprad de sus dones.
Porque ellos son también cosechadores de frutos e incienso y lo que ellos traen, aunque hecho de sueño, es ropaje y alimento para vuestro espíritu.
Y, antes de abandonar el mercado, ved que nadie se marche con las manos vacías.
Porque el espíritu señor de la tierra no dormirá en paz sobre los vientos hasta que las necesidades del 'ultimo de vosotros sean satisfechas.
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