El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra
Kintsugi es una técnica de origen japonés para arreglar las fracturas de las piezas de cerámica (platos, jarrones, etc.) con barniz de resina espolvoreado o mezclado con polvo de oro, plata o platino. Es decir, es el arte de reparar lo que se ha roto con un metal precioso que le otorga un valor mayor al que tenía originalmente.
Su enseñanza es que lo destruido o roto, sin ningún valor, se puede transformar en algo más hermoso y valioso. Es la belleza de las cicatrices. Pues, cualquier objeto no es solo valioso por su apariencia sino por su historia y por el significado que tiene para nosotros.
Así, también en la vida cotidiana las adversidades pueden ser puentes o abismo para nuestra existencia. Es decir, tras la adversidad (enfermedad mortal, muerte, ruptura sentimental, etc.) podemos quedar “rotos” (como las piezas de cerámica) o a través de un cambio de actitud (barniz de resina) reconstruir nuestras vidas (pegar la pieza de cerámica) y convertirnos en más valiosos, pues hemos superado ese gran conflicto.
Por esto, podemos afirmar que “el problema no es el problema, sino la actitud que tomemos ante él”. Si ante cualquier adversidad me deprimo o culpabilizo me quedo roto para siempre. Sin embargo, si asumiendo el hecho, reconstruyo y reparo podré seguir disfrutando de mi existencia, con una cicatriz más, pero con plenitud de vida.
Podemos concluir, que la persona es valiosa no por su apariencia (belleza, riqueza) sino por lo que es: vulnerable y finita, pero con capacidad de transformar la adversidad en “bellas cicatrices”.
....“el problema no es el problema, sino la actitud que tomemos ante él”. Que importante es desarrollar nuestra vida con una actitud lo más positiva posible. Pepi
ResponderEliminarBuenísimo
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