El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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martes, 25 de abril de 2017

“Asamblea
en la carpintería”

El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra


“Cuentan que a media noche hubo en la carpintería una extraña asamblea. Las herramientas se habían reunido para arreglar diferencias que no las dejaban trabajar.
El Martillo pretendió ejercer la presidencia de la reunión pero enseguida la asamblea le notificó que tenía que renunciar:
–No puedes presidir, Martillo –le dijo el portavoz de la asamblea– haces demasiado ruido y te pasas todo el tiempo golpeando.
El Martillo aceptó su culpa pero propuso:
–Si yo no presido, pido que también sea expulsado el Tornillo puesto que siempre hay que darle muchas vueltas para que sirva para algo.
El Tornillo dijo que aceptaba su expulsión pero puso una condición:
–Si yo me voy, expulsad también a la Lija puesto que es muy áspera en su trato y siempre tiene fricciones en su trato con los demás.
La Lija dijo que no se iría a no ser que fuera expulsado el Metro. Afirmó:
–El Metro se pasa siempre el tiempo midiendo a los demás según su propia medida como si fuera el único perfecto.
Estando la reunión en tan delicado momento, apareció inesperadamente el Carpintero que se puso su delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Trabajó la madera hasta acabar un mueble. Al acabar su trabajo se fue.
Cuando la  carpintería volvió a quedar a solas, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando el Serrucho, que aún no había tomado la palabra, habló:
–Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Son ellas las que nos hacen valiosos. Así que propongo que no nos centremos tanto en nuestros puntos débiles y que nos concentremos en la utilidad de nuestros puntos fuertes.
La asamblea valoró entonces que el Martillo era fuerte, el Tornillo unía y daba fuerza, la Lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el Metro era preciso y exacto. Se sintieron un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
Moraleja: Nuestra vida en grupo (familiar, laboral, de amistad, etc.) sería otra si nos fijáramos mas en lo que cada uno aporta, que en sus deficiencias. Por ejemplo: es frecuente insistir en la impuntualidad de Pedro pero no en su solidaridad, o el carácter “fuerte” de María, pero no en su sabiduría para aconsejar, o en “el mal genio” de Andrés, pero no en su generosidad, por poner solamente algunos ejemplos. Pues, así como el martillo, el tornillo, la lija y el metro todos contribuyen en la construcción de un mueble también cada uno de nosotros podemos poner nuestro “granito de arena” en hacer una familia más sana, un trabajo mas saludable o una reunión de amigos mas festivas. ¡Hagamos la prueba!

Tenemos 3 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Sana entrada para la vida de cada día

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  2. Una forma de ir por la vida, viendo lo bueno de cada persona y lo que positivamente aporta. Magnífica reflexión y muy didáctica con el ejemplo, muchas gracias

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  3. Gracias Alejandro por tu exposición: tan clara, concreta y concisa.
    Dos consejos a destacar: pongamos nuestro "granito de arena" para hacer la vida más agradable a los demás, y así nos la hacemos a nosotros mismos , y ver en los demás lo positivo, aceptando y reconociendo sus daños y defectos, habiendo visto antes los nuestros. Pepi

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