El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
domingo, 9 de abril de 2017

Repique de campanas

La Escribana del Reino
M. E. Valbuena


Los veranos de mi niñez en el pueblo estaban musicados por el repique de campanas. Me despertaba escuchando el sonido alegre de su toque en el monasterio cercano, llamando a la oración de la mañana. Sabía más o menos la hora del día que era (y no usaba reloj) según oyera su repique. Y aprendí a distinguir el toque de llamada, el de difuntos, el de gloria…
Siempre me gustó. Su sonido me hacía sentir en casa. Me hacía formar parte de una pequeña comunidad cuyo horario y hábitos se regulaban bajo aquellos agradables latidos.
Cuando leo lo que Juan Ramón Jiménez escribe en “el viaje definitivo” y dice, entre otras cosas, “…y yo me iré… y tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario”, siento la misma emoción que él pudo sentir, sabiendo que la vida sigue a pesar de no estar nosotros en ella, que la vida es un todo del que nosotros formamos parte en sólo un trecho, que hubo un antes y habrá un después de nuestra existencia física.
Estando en la Comunidad del Arca, el toque de campana nos invitaba, cada hora, a parar en lo que estábamos haciendo y ser conscientes, durante unos minutos, de lo que nos ocupaba. Nos llevaba al presente, a la consciencia del momento.
Las campanas, a las que he escuchado en muchos pueblos y ciudades de distintos países, me hablan –con su latido universal– de eternidad, de totalidad, de inmortalidad.
Cada vez que escucho el toque de campana en cualquier sitio donde me halle me siento en casa de nuevo. En esa casa que es ese momento de vida en el que estoy.

Tenemos 9 comentarios , introduce el tuyo:

  1. "En esa casa que es ese momento de vida en el que estoy". Gracias Escribana

    ResponderEliminar
  2. ¡Me encanta el repique de las campanas! Aquí, en mi pueblín, nos "avisa" en la mañana (8:00), la tarde (13:00) y la noche (21:00). Escuchar su sonido me trae a la infancia... y me hace sentir en casa.

    ResponderEliminar
  3. Pararse y darse cuenta . Una vez más el presente . Una vez más la eternidad . Gracias . BlueBoy

    ResponderEliminar
  4. Pocas veces consigo oir el sonido de las campanas, pero cuando lo hago se llena de plenitud el momento presente.
    OXO

    ResponderEliminar
  5. a mi también me gusta este repique

    ResponderEliminar
  6. En este mundo en el que vivimos tan deprisa es preciso pararnos a escuchar el sonido de las campanas, ellas nos hablan y dependiendo del repique podemos saber que nos están contando.
    JF

    ResponderEliminar
  7. Qué sencillez.... algo tan cotidiano como el repique de una campana y lo haces arte en palabras tuyas. Cuánto bien hacen tus comentarios. En vez de escribana del Reino podías llamarte la Sabia del Reino...

    ResponderEliminar
  8. Que bonito me parece lo que escribes

    ResponderEliminar
  9. Me encanta el repique de campanas. La última vez que lo escuche fué el Viernes de Dolores de este año, (en la iglesia del Mercado), y en algunos momentos me resulta hasta emocionante como el de este día. Pepi

    ResponderEliminar