Se cuenta que había una vez un niño que siempre estaba malhumorado y de mal genio. Cuando se enfadaba, se dejaba llevar por su ira y decía y hacía cosas que herían a los que tenía cerca. Un día su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que tuviera un ataque de ira clavase un clavo en la puerta de su habitación. El primer día clavó treinta y siete. En el transcurso de las semanas siguientes el número de clavos fue disminuyendo. Poco a poco, fue descubriendo que le era más fácil controlar su ira, que clavar clavos en aquella puerta de madera maciza. Finalmente, llegó un día en que el niño no clavó ningún clavo. Se lo dijo a su padre y este le sugirió que cada día que no se enojase desclavase uno de los clavos de la puerta.
Pasó el tiempo y, un día, le dijo al padre que ya había sacado todos los clavos. Entonces este tomó de la mano al hijo, lo llevó a la puerta de la habitación y le dijo:
— Hijo, lo has hecho muy bien, pero mira los agujeros que han quedado en la puerta. Cuando una persona se deja llevar por la ira, las palabras dejan cicatrices como estas. Una herida verbal puede ser tan dolorosa como una herida física. La ira deja señales. ¡No lo olvides nunca!
¿Y cuando no tienes a quién acudir?
ResponderEliminarTus padres no ven o no quieren escuchar que su hijo se quiere suicidar. Y te sientes todavía más sólo, que todo gira entorno a una dirección: dejar esta maldita vida. Nadie puede asegurarme que suicidándome no voy a calmar este dolor.
No tengo nada que perder.
Habré hablado ya varias veces con mi madre sobre ello, y nunca quiere escucharme. Se pone histérica, y dice que me calle.
De verdad, no soporto el dolor y me es muy complicado vivir con toda esta mierda dentro de mí. Sin poder hablar libre de ello.
Llevo posponiendo este momento años, sólo por no hacer sufrir a mi familia, pero es que nada ha cambiado, no he mejorado. Y cada vez que menciono algo del tema parece que aburra con ello. Cuando la realidad es algo que no me quito de la cabeza ni un solo día, y no tengo nadie con quién hablarlo.
Acudir a mi médico de cabecera es inútil, se entera todo el pueblo de todo lo que se dice en consulta. Parece el plató de Sálvame.
Y no siento que la voz de alguien a quien no conozco(por muy buenas intenciones que se tenga) pueda ayudarme. Me echa más para atrás todavía.
Si a alguien se le ocurre cómo encontrar una senda alternativa a esa dirección tan clara que lleva mi vida estos años...
Prueba a no pensar, a no cuestionar, a no juzgar...
EliminarAcepta esta vida como un viaje. Observa, contempla, no te resistas al devenir...No dejes que la mente y la racionalidad controle tu vida, presionando unos hábitos que no tienes por que adoptar.
Me ha encantado la explicación. El ejemplo lo dice todo.
ResponderEliminarQuitar las señales de la IRA me parece difícil, pero no imposible. Pepi