La Escribana del Reino
M. E. Valbuena
La última vez que estuve con ella llevaba puestos unos pendientes en forma de lágrimas de cristal. Mientras hablábamos no pude evitar pensar en lo acertado de su elección.
Su vida, sin llegar a calificarse de tragedia, no ha sido especialmente fácil y, hasta donde yo sé, acumula una cuenta de sufrimiento bastante alta. Sin embargo, prefiere el maquillaje a las ojeras, la sonrisa a las palabras duras, las bromas a un “no puedo más” y el querer a dejarse querer.
Su tirar hacia adelante en cualquier circunstancia –a pesar del dolor, la decepción, la soledad o la amargura– no encubre, sin embargo, el poso de tristeza que esconde su mirada. Y, pese a sus múltiples esfuerzos por normalizar y hacer creíble su bienestar, no consigue disimular del todo esa pena que arrastra.
Como no se permite llorar en público, por algún lado –puede que inconscientemente– tienen que asomar las lágrimas, aunque sea de una forma artística y coqueta, aunque sean como un adorno.
Más de una vez he dicho que somos transparentes. Me reafirmo en ello.
No hay más que observar un poco para comprobar cómo todos vamos dejando señales de lo que somos y de lo que hacemos; cómo vamos grabando nuestro sello de identidad en cada gesto, en cada encuentro; cómo el lenguaje no verbal nos delata irremediablemente.
A pesar del envoltorio superficial y colorista, del barniz brillante, de la buena presencia y del buen ánimo, algún detalle se empeña y logra mostrar también ese otro lado que nos empeñamos en ocultar.
Somos transparentes. Sin duda.
ResponderEliminarSer transparentes es una tarea muy complicada ..... tener la valentía de ser frágiles, de hablar lo que uno siente es muy difícil y tú, Escribana, lo sabes ver y valorar. Hoy también me ha encantado tu publicación.
ResponderEliminarXD
Clarividente articulo. Enhorabuena escribana
ResponderEliminarCuantas veces disimulamos, aparentamos como que todo nos va fenomenal aunque sea justo lo contrario y no nos damos cuenta que nuestra cara nos delata, que como dice el refrán"la cara es el espejo del alma".
ResponderEliminarCada vez que intentamos esconder y no exteriorizar lo que nos preocupa o nos duele estamos haciendo que ese sufrimiento sea cada vez más grande y negando la posibilidad de que los demás nos puedan ayudar a salir de esa situación.
Ser transparente es sanador,cura.Vivir en la mentira la perdición.
JF
Supongo que habrá que entrenar para ver el alma de las personas. Tú como lo haces?
ResponderEliminarHay que tener grandes dotes de observación y empatía para percibir algo tan sutil, y plasmarlo en una reflexión tan bonita. Enhorabuena M. Elena!!
ResponderEliminarLa mirada de las personas me transmiten mucho. F. A. L.
ResponderEliminarProfunda reflexión escribana
ResponderEliminarDemuestras mucha sensibilidad al escribir esto.
ResponderEliminarole!!
ResponderEliminarHay que conocer mucho a las personas para ver su transparencia.
ResponderEliminarOXO