El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra
Watzlawik nos relata (en su libro “El arte de amargarse la vida") una historia que puede ilustrar nuestra exposición.
Dice así: “un hombre quiere colgar un cuadro en su comedor, pero aunque tiene clavos, no tiene martillo. Sabe que su vecino tiene uno y piensa pedírselo. Pero se dice: ¿y si no me lo quiere dejar?; ¿y si está enfadado conmigo? (ayer al salir del ascensor no me saludó); ¿y si cuando llame ha discutido con la mujer y me manda de paseo...?. Con estas reflexiones nuestro hombre llama al timbre del vecino, y antes que éste tenga tiempo de "decir buenos días", le dice: Quédese con su martillo, so cerdo!”
Es una "bella" forma de romper una relación. Sin llegar a esta situación esperpéntica, si es verdad que sufrimos con posibles reacciones de nuestros compañeros o amigos; pensamos que nuestros padres nos van echar la bronca por llegar tarde; o que nuestro jefe nos va a penalizar con la carta de despido; o que este turno de trabajo tan bueno lo vamos a perder con la reestructuración de la empresa, dentro de dos años. Luego no se da ni lo uno ni lo otro, pero la amargura y la angustia ya han invadido nuestras mentes. Es una manera de amargarse la vida, es decir, de ponerse la venda antes de la herida. Resultado: ansiedad anticipatoria, que es un sufrimiento estéril e inútil.
La ansiedad anticipatoria, en ocasiones nos paraliza, porque vivimos el futuro como si fuera presente y siempre en clave negativa. Nos decimos:”si pido esto a mi amigo me va a decir que no”, “dentro de cinco años no podré con este trabajo…” Es una forma de torturarnos con cosas que aún no han sucedido y que quizás nunca van a suceder.
La vida, sin embargo es un presente continuo, en la que el futuro todavía no existe y el pasado ya fue, y no se puede cambiar. Debemos, pues, aprender a vivir el momento presente, para que en nuestra existencia no lleguemos nunca a decir la frase de la historieta: ¡Quédese con su martillo, so cerdo!
Fabuloso este recordatorio. ¡Vivamos el presente!. Así no nos agobiaremos; por el pasado, y por lo que pueda suceder, porque solo existe el presente. F.A.L.
ResponderEliminarBonita y lúcida entrada
ResponderEliminarEs cierto, el sufrimiento innecesario nos impide vivir el presente.
ResponderEliminarCuando estoy pasando por un contratiempo de cualquier índole, me ayuda en el aprendizaje de vivir el presente. Pepi
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