El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra
Hace unos días he leído en Internet este bello cuento japonés que quiero compartir con vosotros, queridos lectores. Dice así:
Hace mucho tiempo, una joven llamada Lili se casó y fue a vivir con su marido y su suegra. Después de algunos días, no se entendía con ella. Sus personalidades eran muy diferentes y Lili fue irritándose con los hábitos de la suegra, que frecuentemente la criticaba. Los meses pasaron y Lili y su suegra cada vez discutían y peleaban más.
De acuerdo con una antigua tradición japonesa, la nuera tiene que cuidar a la suegra y obedecerla en todo. Lili, no soportando más vivir con la suegra, decidió visitar a un amigo de su padre para que le ayudara a deshacerse de su suegra. Después de oírla, éste tomó un paquete de hierbas y le dijo:
- "Estas hierbas lentamente irán envenenado a tu suegra, pero no deberás usarlas de una sola vez para liberarte de ella, porque ello causaría sospechas. Cada dos días, pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amigable. No discutas con ella, mejor ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones".
Lili respondió:
- "Sí, Sr. Huang, haré todo lo que usted me indique".
Lili quedó muy contenta, agradecida con el Sr. Huang y volvió muy apurada a su casa para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra.
Pasaron las semanas y cada dos días, Lili servía una comida especialmente preparada para su suegra. Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controló su temperamento, obedecía a su suegra y la trataba como si fuese su propia madre.
Después de seis meses, la situación en la casa estaba completamente cambiada. Lili había controlado su temperamento y ya casi no aborrecía a su suegra. En estos meses, no había tenido una sola discusión con ella, y ésta ahora parecía mucho más amable y más fácil de lidiar. Las actitudes de la suegra también habían cambiado y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.
Un día Lili fue nuevamente en procura del Sr. Huang, para pedirle ayuda y le dijo:
- "Querido Sr. Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di".
El Sr. Huang sonrió y le dijo:
- "Lili, no tienes por qué preocuparte. Tu suegra no ha cambiado, la que cambió fuiste tú. Las hierbas que te di, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en tu mente, en tu actitud, pero fue echado fuera y sustituido por el amor que pasaste a darle a ella".
Moraleja
Las relaciones humanas son como los vasos comunicantes. Un cambio en un extremo puede provocar una modificación en otro punto. Así en ocasiones un cambio de actitud nuestro provoca que nuestros hijos sean menos agresivos o menos perezosos o mas obedientes. De nada sirve que siempre pongamos el mal en el otro e intentemos por todos los medios que él cambie para que reine la paz en las relaciones; en ocasiones, una modificación en nuestra conducta puede inducir el cambio en el otro.
Otro error es pensar que siempre y a todo el mundo vamos a caer bien, olvidando que cada persona es única y que a pesar de nuestra buena voluntad el otro nos puede contemplar con un “enemigo” potencial al que hay que derrotar. Lo correcto no es devolver agresión con agresión sino comprensión y respeto.
Por último, como la nuera ante la suegra, debemos intentar modificar nuestra actitud ante los demás, para que estos consigan modificar la suya. No podemos relacionarnos con “ideas preconcebidas” de como es el otro, sino permitir que la relación fluya de forma serena y tranquila. Como “la nuera”, a veces, debemos cambiar para que el otro cambie.
Muy aleccionador este mensaje
ResponderEliminarUna gran enseñanza. Pepi
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