AMOR ENFERMO
La
vio, la deseó y la amó con locura. Dejó que aquella mujer entrara en sus
sueños, imaginándola, sintiéndola y viéndola feliz y orgullosa a su lado. ¡Qué
hermoso el amor que se vive en los sueños! Todo es fácil, armonioso, dulce. No
hay riesgos, no hay penas, no hay dramas… ¡Y la amada es tan real!; sus ojos
tan brillantes; sus labios tan dulces…
Pero
la intensidad soñada deja pronto de ser suficiente y el deseo comienza a gritar
sus ansias de realidad. Buscó entonces sentir de verdad esos besos que tanto
anhelaba; deseó ver su amor correspondido, y comenzó a acercarse a ella con
timidez y delicadeza. Ella aceptó su cercanía, sonriente, amable… amistosa;
“¡Bendita sea que me deja estar tan cerca!”, suspiraba en sus ensoñaciones.
“¡Me amará muy pronto!”, suspiraba… “Ella es mi dama, mi cielo, el centro de mi
existencia y pronto lo verá porque haré cuanto diga, iré donde mande y por eso
pronto me amará”.
La
amistosa dama parecía hacer oídos sordos a los desvelos del caballero de
brillante armadura, pues tenía otros intereses que no se relacionaban con el
amor que él sentía. Y el caballero se desesperaba, arreciando en sus combates.
Quería ser el más valiente, el más perfecto, con la esperanza de “abrirle” los
ojos a su dama. Pero ella miraba para otro lado y ni siquiera le veía. Celos de
locura le asaltaron: “¡Maldita, maldita, maldita!”… “¡No me ama la maldita!”;
“¡¿Porqué?, ¿porqué?, ¿porqué?!”. “¡Yo valgo más que nadie!”; “¡Yo puedo darle
todo!”, “¡yo estoy dispuesto a hacerlo todo por ella!”. “¡Es indigna, es
estúpida y si no es para mí, no será para nadie!”
En su locura la convirtió
en culpable de su rabia, de su frustración, de su infelicidad, de su dolor.
Clamó venganza, tomó su espada y cargó como una fuerza de la naturaleza contra
todo ese mundo que rodeaba a la mujer amada, golpeando con tal fiereza que
incluso a ella atacó. La hirió y no le importó, pues ciego de odio, quería
hundirla, quería alejarla de todas aquellas personas que, decía, la alejaban de
su amor aunque para eso tuviera que hacerle daño; aunque para eso tuviera que
desviarla del camino que ella había elegido para sí.
Acabada
la batalla sólo obtuvo destrucción y odio. Aquella lucha estéril vació su alma,
mancilló su espíritu y en lugar de amor logró ruina. El bravo caballero se
encontró entonces sin nada porque no es amor el capricho por un ser humano
convertido en juguete, ni ama quien se impone al otro con violencia, ignorando
sus necesidades y deseos. El valiente caballero entendió entonces que no sabía
amar y por no saber amar odiaba y se imponía intentando comprar lo que gratis
se concede a los que aman.
El caballero de brillante armadura descubrió finalmente
que no sabía amar porque él no se amaba a sí mismo; porque no se conocía ni se
valoraba. Y para amar hay que amarse primero, pues sólo así se comprende, se
permite y se aceptan las decisiones ajenas, sean para acompañar al caballero o
para volar libremente.
Mª José
Triste final, pero real, la vida de cada día está sembrada de relatos como éste en los que "Acabada la batalla sólo obtuvo destrucción y odio".
ResponderEliminarEs para pensar, para pensar...
Como me ha gustado: Saber conocerse y amarse a uno mismo, solo así se comprenden y se permiten las decisiones ajenas. cuanta sabiduría encuentro en esto.
ResponderEliminarExtraordinaria M. José.
Elena.
Lo importante que es conocernos para todo el desarrollo de nuestra vida, y además es un camino que el que lo inicia desea seguir trabajándose por todo los beneficios que ve que le reporta. Pepi así lo siente y lo realiza.
ResponderEliminarYo voy a dar el toque discordante, En como MENOS ES MAS, no deja de ser una moda.........lo recargado a dia de hoy esta mal visto, Jose de Churriguera, cuando vivio este hombre, lo recargado es lo bien visto.
ResponderEliminarEn cuanto a Maria Jose (en algo estoy de acuerdo......por si acaso). El final seria lo idilico, pero eso es como decir que todas las grandes construcciones, que no nos explicamos, como han podido hacerlas,,,,,,,dijesemos los extraterrestres. Digo esto y lo pongo como ejemplo, los misioneros, los matrimonios de antaño (ni se conocian, ni habia, tantas depresiones). Personas que no tenian tiempo, para pensar (y menos conocerse), su unica idea era el trabajo, para llevar un trozo de pan a sus hijos y a sus mujeres..........y se ponian de Domingo e iban a dar un paseo, o hacian pollo en la fiesta del pueblo (todo un acontecimiento) ¿a donde estamos yendo?, como sociedad digo.........antes no habia tantas armaduras, ni conocimientos personales, ni depresiones, E·l matrimonio o la mujer que tenia un niño de soltera (era mal vista).......pero todo era trabajar y trabajar y en los pueblos estaban todas las puertas abiertas, la de la Sr Lucia, la de la Tia Engracia....etc y como mucho "estoy triste o estoy contento". Hoy en dia hemos creado una sociedad con tantas necesidades creadas............en donde existe, la armadura, el no conocimiento de uno mismo y la itimerata. Haber que familia tiene hoy 10 hermanos (es imposible), no la mantiene ni el opus. otra cosas hablando del opus, como es que la iglesia dice no al condón y que vengan los niños que tengan que venir y pocas embarazadas se ven y muchas mujeres beatas hala.....a misa. No me salen las cuentas, Y despues de todo este batifurrio.
ALGUIEN DIJO UN DIA, QUE BONITO ES VIVIR EN LA IGNORANCIA y conocer y querer a la familia. Tengo otra, esta la decia yo cuando estaba algo colocao; El que piensa pierde.
Fernando