6. Trastornos de Ansiedad
Los trastornos de ansiedad
engloban una serie de enfermedades mentales:
* El trastorno
obsesivo-compulsivo (TOC) es una combinación de pensamientos
recurrentes (obsesiones) y acciones repetitivas (compulsiones) que realiza una
persona con la creencia de que el comportamiento le da el control de la
obsesión. Por ejemplo, una mujer obsesionada con la limpieza puede sentir la
necesidad de lavarse las manos una y otra vez. Algunas personas con TOC
desarrollan rituales diarios muy complejos.
* Trastorno de estrés
postraumático (TEPT) se produce después de una experiencia aterradora en la que
la persona sintió la amenaza de daño físico o miedo, horror o impotencia.
* Trastorno de ansiedad
generalizada (TAG). Las personas con TAG se preocupan demasiado por las preocupaciones
cotidianas y, a menudo esperan desastres. Cuando su nivel de ansiedad se eleva,
son un “manojo de nervios” y experimentan síntomas físicos tales como tensión
muscular, sudoración, temblores y náuseas.
Muchas personas que sufren de
trastornos de ansiedad se automedican con alcohol y drogas. Sin embargo, se
debe buscar ayuda profesional porque, como el trastorno de pánico, los
trastornos de ansiedad se pueden tratar con medicamentos y terapia.
7. Trastorno de pánico
El corazón late muy deprisa.
Dificultad para respirar. Las náuseas y los mareos. Debilidad. Sudoración.
Hormigueo manos. Dolores en el pecho. Sensaciones de sofoco. La pérdida de
control. Terror.
Los ataques de pánico
son muy reales, es la manifestación física del miedo. Durante un ataque de
pánico severo, podrías incluso creer que estás teniendo un ataque al corazón.
Por otra parte, debido a que un ataque de estas características puede ocurrir
en cualquier momento, existe el miedo adicional de no saber cuándo será el
siguiente ataque.
Está clasificado como un
trastorno cuando se produce varias veces y es incapacitante. Muchas
personas empiezan a tener ataques de pánico en la adolescencia o en el
principio de la vida adulta. Este trastorno parece ser hereditario.
Sin ayuda, las personas que
sufren ataques de pánico pueden desarrollar agorafobia, miedo a los espacios
abiertos. Las personas con agorafobia tienen un miedo intenso a situaciones o
lugares de los que no pueden escapar.
La buena noticia es que
el trastorno de pánico es el trastorno de ansiedad más tratable. Los
pacientes reciben una combinación de medicamentos y psicoterapia.
8. Trastorno Bipolar
El trastorno bipolar, englobado
en los llamados trastornos del estado de ánimo, provoca en las personas que lo
padecen emociones muy exageradas (son los llamados episodios maníacos) para
después pasar a niveles anímicos peligrosamente bajos (depresión). Los
extremos son tan drásticos que pueden dañar las relaciones sociales,
provocando como resultado un bajo rendimiento en la escuela o el trabajo y con
riesgo de suicidio.
La mayoría de las personas con
trastorno bipolar son diagnosticados a los 25 años, pero muchas veces esta
enfermedad no es fácil de detectar. Dado que las pruebas de sangre y
escáneres cerebrales no pueden detectar el trastorno bipolar, los profesionales
de la salud mental se basan en la historia clínica del paciente. Las personas
con trastorno bipolar pueden llevar una vida normal con un tratamiento adecuado
que combine medicación y psicoterapia para controlar los síntomas y reducir el
riesgo de futuros episodios.
9. Esquizofrenia
Imagínate que escuchases voces
que otras personas no oyen y que invaden tus pensamientos conspirando
para que hagas algún tipo de daño. Para una persona con esquizofrenia, estas
experiencias incontrolables pueden ser incapacitantes.
La esquizofrenia, una
misteriosa enfermedad que por lo general se presenta en personas de 16 a 30
años, afecta a hombres y mujeres por igual. La causa se
desconoce, por lo que los médicos tratan de controlar los síntomas de los
pacientes con fármacos antipsicóticos y terapias psicosociales que enseñan
mecanismos de supervivencia.
10. Trastornos del
Espectro Autista
Los genes, otras condiciones
médicas y el medio ambiente pueden colocar aciertos niños en situación de
riesgo de padecer los llamados trastornos del espectro autista, más
comunes en los niños que en las niñas. Los trastornos del espectro autista
comienzan cuando los niños son muy jóvenes y es difícil de diagnosticar debido
a que no existe una prueba médica o de sangre para confirmarlo. Del mismo modo,
no existe una cura. Sin embargo, la detección e intervención temprana con terapia
conductual y educativa que se basa en los desafíos individuales del niño es
bastante efectiva.
Pepi considera que otro factor importante es la ACEPTACIÓN de la enfermedad.
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