La
fuerza más íntima y profunda proviene del amor. Cuando el amor está
presente el ser humano (el hombre) se enciende. Cuando está ausente, se
enfría. Y cuando desaparece por completo, muere. Es necesario comprender
que la vida de cada persona se configura conforme a su capacidad de amar.
Pasamos
los años haciéndonos desesperadas preguntas y no sabemos que, a nuestro
alrededor, todo son repuestas. Ahogados en un turbión de preguntas no queremos
o no sabemos ver las respuestas continuas que la naturaleza nos da. Rara
vez aceptamos el mundo tal como es: como una única y clara respuesta.
Armonía es
la palabra clave. La vida, el mundo es una armonía que nos empeñamos en vivir
en desarmonía. Seguir los ciclos, las estaciones, las mutaciones naturales,
observar el curso del macrocosmo y del microcosmo y adaptarnos
periódicamente a ellos. Vivir en plenitud; esperar con calma cuando nos
asalta algún mal. Evitar en cualquier caso la desarmonía. Esta es la clave del
ser.
Las
ramas desnudas del almendro llenas de gorriones. También ellos sueñan las
flores, los frutos, bajo el negro chaparrón de noviembre. Los gorriones son
ahora los frutos del almendro. Dentro de poco, cuando se haga de noche, los
frutos del árbol serán las estrellas. Hasta las cosas más desnudas tienen y dan
sus frutos.
Ser,
ante los males de todo tipo, lago sereno. Ser, en nuestro avanzar, arroyo
claro. A la manera del lago sereno alejar en silencio las ondas que en nosotros
provoca cualquier piedra arrojada, cualquier perturbación, y volver a la calma.
Avanzar como el arroyo, derramándose en los espacios libres, pero rehuyendo las
rocas impenetrables. O desgastarlas suavemente, lentamente.
El
noctámbulo ruiseñor, tras cantar en la sombra con los ojos llenos de luna,
afronta la luz del alba descansado y dichoso. Su canto, fresco y profundo, aún
se remonta por encima del canto del resto de los pájaros, que nada han sabido
de la noche. Los pájaros del día solo creen en el mundo que ven. El ruiseñor
penetra y penetra la sombra con su canto y de ella extrae (y nos extrae) la
otra realidad.
Luego,
repentinamente, cuando la cigarra calla, el silencio me invade. Y, en mi
interior, este silencio se torna dulce vibración, armonía.
La
soledad funde la multiplicidad. La soledad deshace la dualidad. La soledad es
la Unidad.
Las
tres vías más directas para acceder a la Armónica Unidad: soledad, serenidad,
silencio.
Antonio
COLINAS, Tres tratados de armonía, Tusquets,
Barcelona 2010.
Cada día me apetece más leer en este blog.
ResponderEliminarLeeré con detenimiento este mensaje que requiere serenidad, soledad y silencio - aunque la lectura siempre es una extraordinaria compañía- y dejaré mi comentario cuando tenga más soledad.
Voy a cansarme un poco, que para eso hemos venido a este mundo.
Que tengáis un bello día y EN PAZ.
En mí sigue resonando después de leer este texto: unidad, unidad, unidad...
ResponderEliminarQue paz me ha dado la lectura de este texto. Serenidad, equilibrio, armonía, naturaleza, hombre, paz. Pasar por la vida en armonía con la naturaleza. El sol sale cada día para todos. El hombre muchas veces se empeña es privatizar lo que es de todos. Y si el Creador solo diese un trozo de sol a unos pocos, ¿qué pensaríamos los demás?, ¿cómo nos sentiríamos? ¿Por qué, entones, el hombre es tan codicioso? ¿ Por qué no somos más humanos? ¿Cómo puede ser el hombre un lobo para el hombre? Practiquemos la serenidad a la que nos invita la naturaleza y haremos un mundo más feliz. Cada día este blog me da energías para vivir en paz. Gracias. Norecic
ResponderEliminarEste texto hoy para mí ha sido como un regalo que me han hecho los redactores del blog, como si hubieran sabido que el día anterior había terminado llorando a mares, y haciéndome ver que en la vida hay también muchos momentos de paz, bienestar,felicidad.......que la misma naturaleza nos brinda, y nosotros tenemos que saber valorar y disfrutar de ella. Pepi
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