¿QUIÉN SOY YO?
Yo
soy esa niña que no entendía nada. Aún soy la criatura indefensa que se encogía
asustada, conteniéndose para no llorar, temiendo hasta la debilidad de su
llanto... Aún soy la pequeña que vivía entre las sombras, aterrada, sola y sin amor,
enfrentada a un mundo hostil que la odiaba y al que aprendió finalmente a
odiar.
También
soy la adolescente perdida, ahogada en un océano de silencio. Soy esa absurda
púber que intentaba escalar las montañas más altas sin saber apenas caminar.
Soy la que maldecía a los elementos, acusándoles de impedir la ascensión y a
las piedras por hacerle tropezar.
Sí…
Aún soy esa niña y esa joven que, sin saber caminar ni escalar, gritaba,
enfangada en el lodazal de la angustia: “¿por qué?”; “¿por qué las montañas no
se aplanan?”; “¿por qué nadie “me deja” escalar ni vivir?”
Por
fin, tras un largo camino de lágrimas me he convertido en la mujer que sabe que
estaba equivocada; que comprende que no se puede ascender una montaña con las
piernas cargadas de cadenas. Ahora intento adaptarme a los dictados de la vida,
sabiendo que aprendí a volar tras las continuas caídas. Soy la que tiene tantas
llagas como cicatrices en el alma; la que intenta levantarse y sonreír tras la
última derrota. Soy guerra, soy paz; soy alegría y dolor; noche y luz
Ahora
mismo casi ya se quien soy a través de las lagunas. Sé que en realidad soy la
esencia de las tres: la niña y la joven, tristes y furiosas y la adulta que
intenta vivir feliz, encontrando su camino, sonriéndole a la vida y bendiciendo
cada minuto de existencia y de amor.
Soy
finalmente la que no tiene tiempo para gritar, para llorar o para lamentar el
pasado. Soy la que mira hacia atrás asombrada, contemplando todos los pasos
dados hasta aquí por un camino eterno, lleno de piedras y agujeros. Asombrada y
sentada sobre este instante de descanso, lloro agradecida por la vida. Lloro
con esa niña y esa joven desvalidas que por fin están llegando a la cima sin
necesidad de que se aplane la montaña.
Mª
José Calvo Brasa
Preguntarse por qué a mi me sucede esto o lo otro NO SIRVE. Si sirve preguntarse. ¿para qué a mi me sucede esto?. La primera no hace víctimas. La segunda abre horizontes.
ResponderEliminarMe ha encantado la palabra, pero me ha abierto el corazón la fotografía: esa rosa roja que luce esbelta entre el verde de las hojas, a sí me ha parecido verte a ti. Mi enhorabuena. Norecic
ResponderEliminarMe ha encantado tú presentación Mª José. Me identifico totalmente; así ha sido y es mi vida; Pepi sigue "quitando piedras: de su camino, de la mochila", para proporcionarse cada día más: paz, felicidad..... y así estar preparada para aceptar aunque no la gusten,las vicisitudes que le presenta la vida.
ResponderEliminarSiento que es imprescindible amar nuestro pasado, para poder vivir plenamente nuestro presente.
ResponderEliminarElena.
NO ES PREGUNTARSE EL POR QUÉ ME SUCEDE, MÁS POSITIVO Y CON MÁS ARGUMENTOS PREGUNTARNOS EL CÓMO Y ASÍ ENCONTRAREMOS MÁS POSIBILIDADES.
ResponderEliminarSiempre se dice que se crece con las dificultades, pero tambien yo me pregunto y mucha gente ¿por que es necesario llorar tanto por esas dificultades? la respuesta es la aceptación pero que dificil es llevarla a la practica.
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