La Escribana del Reino
M. E. Valbuena
Mientras escribía sobre un nuevo nacimiento me llegó la noticia del fallecimiento de una persona –cercana en otro tiempo– a la que hacía años que no veía.
Cuando me enteré de su estado terminal era demasiado tarde para despedirme. Ya no conocía ni recibía visitas ni estaba para nadie. Así que, aunque lo intenté, no pude decirle adiós, ni darle un último beso.
Son bastantes seres queridos los que se van de nuestra vida sin despedida. A veces, por la prisa que envuelve todas nuestras actividades y que no deja tiempo para visitas dolorosas; otras, por falta de noticias; en ocasiones, porque no acabamos de creer que se vayan definitivamente y pensamos que aún tendremos tiempo para el último adiós; y otras veces, por el miedo atroz que nos da mirar la cara de la muerte.
En las películas nos queda el consuelo de que las muertes son irreales, de que todo es mentira. En la vida real, no hay consuelo ante la muerte certera de un ser querido, al que nunca vamos a volver a ver y con el que nunca vamos a encontrarnos de nuevo.
Tras estas idas sin despedida me queda el regusto amargo de la mirada que no tuvo de mi parte, la palabra que no pudo escuchar y la caricia que le negué. No es culpabilidad lo que siento, sino orfandad. Vacío y pena.
Imagino que en esos momentos bastante le importa al que se va si vamos a despedirnos de él o no. Pero yo no lo hago por él. Lo hago por mí. Porque necesito decir adiós y cerrar círculos, rematando los últimos hilos que quedan por tejer.
Rematar los últimos hilos que quedan por tejer.
ResponderEliminarLa importancia de cerrar círculos. Hay que esforzarse en hacerlo. Un abrazo . BlueBoy
ResponderEliminarQue importante es cerrar una historia con una sana despedida. Despedir relaciones amorosas imposibles es de igual importancia . si no lo hacemos alargamos el dolor a lo tonto. Adiós. Adiós!!!
ResponderEliminarMás que decir adiós es decir hasta nuestro encuentro en el alma, porque es ahí donde nos encontramos. Estos seres queridos nunca se van de nosotros, se va su cuerpo, su espíritu se queda. Gracias Elena por compartir con nosotros tu sentimiento y sensibilidad. Juan.
ResponderEliminarNo lloramos por el que se va, lloramos por nosotros....
ResponderEliminarOXO
La vida es demasiado breve. La muerte llega muchas veces sin avisar. Y a nosotros nos queda disfrutar y compartir cada momento al máximo con los demás.
ResponderEliminarJF
En estas situaciones he dado; un beso al cadaver, y mi interior efectúa un cambio; de la rabia que me había dado en un primer momento, a la satisfación, porque ante todo y sobre todo tengo que quedar yo conforme conmigo misma de la despedida hacia esa persona.Pepi
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