El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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lunes, 2 de abril de 2018

Felicísima

El rincón del optimista
Juan
No es una mujer que se sienta extremadamente feliz, es el nombre que le pusieron en la pila bautismal a una tía de mi esposa (tía mía también), aunque todos la conocíamos como Inma. Para mejor decir, Felicísima ‘es’ su nombre, pues aunque haya muerto hace ya unos años, el nombre, al igual que el recuerdo, prefiero conservarlo en presente de indicativo. Esta es una idea mía que quizá ya conozcas.
Felicísima hacía honor a su nombre. Siempre de buen humor, siempre sonriendo, siempre con palabras amables y conciliadoras, siempre pendiente y dispuesta a arrimar el hombro. Y eso que la vida le puso a prueba. A su marido, tío Elías, le mató un rayo cuando realizaba tareas agrícolas en el campo. Fue una tragedia. Ahí quedó la buena de Inma con tres hijos creciditos, pero le tocó tirar del pesado carro a ella sola, con parte de ayuda del resto de la familia. Fue padre y madre hasta que los hijos pudieron volar del nido. Superó la prueba con nota alta. Y al cabo del tiempo acabó convertida en una de las mejores abuelas cuando asumió con gusto el cuidado, por no decir crianza, de los cinco nietos que pasaron por sus manos.
Sí, ya sé que a otras muchas mujeres les tocó pasar por lo mismo que a tía Inma. Pero acudo a lo conocido, lo cercano. Ahora, donde pone Felicísima o Inma, pon tú el nombre que quieras de una mujer que le haya tocado vivir la segunda mitad del siglo XX, tiempo de postguerra,  de carencias, que hicieron acrecentar el instinto de supervivencia, sin perder nunca de vista el corazón. Estaban hechas de otra pasta. Madres nuestras, abuelas, tías… que se levantaban de la cama las primeras, se sentaban a comer las últimas y se acostaban cuando ya no quedaba ningún sonido en la soledad de la noche. No me digas que no es para hacerlas un monumento bien grande.
Asín sea.

Tenemos 4 comentarios , introduce el tuyo:

  1. Muy grande, Juan. Tus hermosas palabras son fiel testigo de su legado. Me consta que ella sigue alumbrando el camino de muchos de nosotros, pero qué bien viene tu recordatorio para los días oscuros. ¡Muchas gracias por el chute de esperanza primaveral! Xxx

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  2. Yo le pongo nombre a Rosa

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  3. Que saludable es tener en la vida de uno/a personas como Felicísima. Pepi

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  4. Cuántas mujeres como tía Inma tenemos que agradecer el que estamos aquí y que sean siembre un referente de vida.

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