En
el transcurso de mi vida he disfrutado de las fiestas de Carnaval en distintos
lugares de nuestra geografía y he visto como una misma fiesta se puede celebrar
de maneras muy diferentes, en unos prima el baile y los vestidos coloristas, en
otros sus caretas y cencerros, o provocar una lluvia de caramelos, o
bombardearse con una mezcla de harina y hormigas, o el toro como animador de
las fiestas, o disfrutarlos oyendo
coplas satíricas y divertidas, o buscando con el baile ridiculizar al francés
ocupador.
Pero
en el trasfondo del Carnaval, siempre me ha llamado la atención dos de sus
aspectos, por una parte el típico
disfraz y por otra la tolerancia existente.
Yo
me he disfrazado muchas veces años atrás, y la sensación era de salir de ti
para ser otra persona, alguien que en algún momento se permitía ser y
comportarse de una manera diferente a la habitual, huyendo de tus propias
trabas tanto mentales como físicas. Tienes a tu favor que posiblemente nadie te reconozca, que es
un día con licencia para casi todo y permites que aflore el niño que todos
tenemos dentro.
Normalmente
al día siguiente te sientes feliz por lo vivido, por lo hecho, por tu
comportamiento, por haber podido ser esa parte de ti que te cuesta mostrar....
es curioso verdad... el Carnaval, ...el DISFRAZ... ¿nos lo ponemos un día?, o
resulta que lo llevamos puesto 364 días al año...
El
otro aspecto que quisiera resaltar del Carnaval es la tolerancia hacia los
demás, es un día en el que estamos receptivos a que se nos acerque gente de
todo tipo, vestidos de cualquier manera, que se dirija a nosotros de una manera
directa, que nos invite a bailar, a hablar de temas trascendentes o superfluos,
donde entramos en bares o peñas desconocidos sin ningún tipo de miedo a lo que
nos podamos encontrar... es algo que apreciamos y disfrutamos con la mayor
naturalidad....
...y sin embargo al día siguiente, cambia
nuestro nivel de TOLERANCIA, aparecen nuestras paredes hacia los demás. Si
alguien con una vestimenta sospechosa
para ti, se te acerca por la calle, aceleras el paso y apenas la
escuchas, empiezas a valorar el color de piel de quien te rodea o te piensas
mucho el bailar o hablar con un desconocido. ¿ Dónde esta ese espíritu de
apertura del día anterior?,... esas ganas de conocer a gente, ese crecimiento
que supone el intercambiar vivencias, el contar experiencias, el cultivar una
nueva amistad, el hacer planes conjuntos..., ¿dónde esta mi auténtico YO?
Wetón
Me gusta esa idea de sacar el niño interior a pasear por las calles y la vida. Gracias Weton por recordármelo.
ResponderEliminarPara Pepi hay personas que siempre llevan una careta por esa falta de sinceridad, no ser transparentes y no querer demostrarse tal como son; por consiguiente están de carnaval toda su vida.
ResponderEliminarTambién hay personas que hacía unas personas se relacionan tal como son , y hacía otras se ponen la careta.
Me encantan tus escritos Wetón!
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