Comentando. Foto Jesús Aguado |
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A propósito de los comentarios -
Me gusta leer los comentarios que se
hacen en los blogs. No sólo en este del Teléfono de la Esperanza ni los que a
mis escritos se refieren (cuya lectura no deja de ser una forma de alimentar al
ego) sino en todos en general.
Cuando entro en un blog leo el artículo
en cuestión y leo detenidamente sus comentarios. A veces – las menos- no me
aportan gran cosa, pero normalmente me dan una visión más amplia de la realidad
y sus bifurcaciones.
Recuerdo, por ejemplo, alguno que me ha
dado pistas para buscar nueva información o para escribir yo misma sobre algo.
Y lo he agradecido profundamente, porque hay momentos en que una palabra o una
sola idea valen más que un discurso.
Entiendo que hay personas que no se
sienten capaces de desarrollar un escrito, pero sus aportaciones en los
comentarios a uno dado son muy valiosas, sobre todo por la humildad de quien
escribe sin esperar nada a cambio y por la despreocupación de no tener que
templar gaitas.
Por lo que a mí respecta, agradezco
cada comentario recibido. En unos casos, por haber percibido a través de ellos
cariño y cercanía. En otros, por dar nuevos enfoques a mi escrito. En la
mayoría, por ser la prueba de que se lee lo que escribo. Y en todos ellos, por
el esfuerzo demostrado de quienes no se limitan a una lectura pasiva.
Muchas gracias.
M.E.Valbuena
No relaciono el no escribir con la capacidad de desarrosarrollar un escrito. Para mi,todos tenemos esa capacidad,unos lo harán peor y otros mejor o ,simplemente, prefieren leer.
ResponderEliminarGracias a tí por compartir tus reflexiones con nosotros cada domingo.
ResponderEliminarAdemás de lo expuesto en el 2º comentario; también por las enseñanzas que Pepi muchas veces ha recibido de tí.
ResponderEliminarMe gusta participar en las cosas en las que estoy, estar de forma activa. Comentar algo es eso, estar ahí vivo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo. Los comentarios son un regalo compartido, aunque sean críticos. Lo peor sería la indiferencia, que día a día no hubiera nada comentado aunque se leyeran los escritos.
ResponderEliminarNo suelo hacer comentarios, pero ello no quita el que me levante cada domingo esperando mi cita con la Escribana.
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