Blanco y negro sobre fondo gris. Foto Jesús Aguado |
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Tal cual -
Nos equivocamos si queremos ver la
realidad de ayer con los ojos de hoy, porque sin querer (o queriendo) la
moldeamos a nuestro gusto y la hacemos acorde a nuestras expectativas. No
importa si refleja lo que fue. Sólo importa cómo queramos verla.
Nos equivocamos si la edulcoramos con
bonitas palabras y justificaciones a posteriori, borrando de nuestra mente
aquello que la ennegrece y la muestra menos atractiva, menos maravillosa.
Nos equivocamos no queriendo reconocer
hechos “probados” que no dan lugar a dudas y que en algún momento nos hicieron
sufrir.
Entonces ¿por qué lo hacemos? ¿Por qué
preferimos el autoengaño sabiendo que lo es? ¿Por qué inventamos versiones que
nada tienen que ver con lo real? ¿Por qué insistimos una y otra vez en que
aquello fue como quisimos que fuera?
Se me ocurren varias razones. Una de
ellas, la manipulación emocional: si consigo hacer ver que la realidad fue esa,
seguirá siéndolo. Y es muy dañina (sobre todo para el manipulado) ya que las
expectativas serán cada vez más altas, más exigentes.
Me molestan aquellos que aconsejan
callar y olvidar, que ponen todo su empeño en desvirtuar lo evidente. Me
molesta que lo hagan ellos y más que aconsejen hacerlo. Al fin y al cabo, se
trata de encajar y aceptar, no de no ver lo que está (o estuvo) ante nuestros
ojos.
M.E.Valbuena
La vida es continuo aprendizaje, hay veces que no tenemos ganas de enfrentarnos a la evidente, que cerramos los ojos...hasta que nos damos un trastazo...y seguimos aprendiendo. Norecic
ResponderEliminar¿Por qué hago lo que hago? Ni yo mismo lo sé. Puede que por cobardía.
ResponderEliminarYo siento que se trata de amar la situación y abrazar lo que nos está sucediendo sea malo o bueno.
ResponderEliminarElena.
sabia y recta conclusión, pero difícil de llevar a la práctica.
EliminarPara soportar el dolor que nos crea la realidad. A fuerza de imaginar, casi nos lo creemos, hasta que la vuelta a la realidad de otras formas, te pone de nuevo en lo que Es y eres consciente de dónde estás y de quién eres. Entonces, ya no importa lo que otros digan o crean y que desvirtúen, porque tú sabes que es lo que es, y no hay más cáscaras. Libre es cada uno de vivir sus mentiras, tú sólo puedes despertar a la verdad aunque no caiga bien y lo que dices, te deje sin amigos o sin temas de conversación donde no quieres entrar a la "realización de películas".
ResponderEliminarCierto. Para soportar el dolor que no queremos ver. Pero el autoengaño nos crea más dolor en diferido. Aplazamos el dolor y lo alimentamos para mejor ocasión.
EliminarCurioso, nuestra pequeña mente trata de "controlar" la realidad que nos supera. ¡Cómo si fuera capaz! Mejor dicho, la realidad que somos capaces de "ver", muy limitada.
ResponderEliminarAún siendo o queriendo ser "poseedores de verdad", la realidad es poliédrica, nunca plana, nos supera. ¡Como para encima andar con distorsiones! pero... amigo Sancho nos topamos con la libertad del otro...Yo con la mía, tengo bastante.
Lo auténtico es aceptar, aceptar, aceptar .... las situaciones que se nos presentan en nuestra vida, el engañarnos no sirve nada más que para limitarnos, destruirnos y no avanzar.Pepi.
ResponderEliminarNuevamente te felicito Jesús por la foto; esos contrastes me indican hasta lo positivo y negativo de nuestras vidas.........
Estoy de acuerdo. Cuanto más retrasemos la aceptación más rienda suelta le daremos al dolor y al malestar. LO QUE ES ES.
ResponderEliminarPurs yo sigo con Don Quijote. Muchsd veces nos empeñamos en ver gigantes cuando en realidad son molinos de viento. Creamos una irrealidad paralela... y será porque nos debe dar algún rédito, engañoso y artero. Sí, la clave rs la aceptación, llegar a ser Alonso Quijano, El Bueno... y también me molestan los que dicen que hay que olvidar, negar... somos lo que somos por lo que fuimos, por nuestros errores y aciertos. Negarlo es negarnos a nosotros mismos.
ResponderEliminarPaco