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El ciclista del sombrerito gris -
Durante días, cuando iba a trabajar a
primera hora de la mañana, me cruzaba en mi camino con un chico que transitaba
en bicicleta por el suyo. Le veía aparecer a lo lejos de la estrecha calle, pedaleando
entre las brumas de los negros amaneceres invernales, con el abrigo abierto, la
cartera en bandolera y el sombrerito gris. A veces, también con bufanda. Cuando
llegaba a mi altura, sonreía (tal vez sonriera siempre como actitud vital). Yo
lo interpretaba como un “buen día” y sonreía también.
Al principio sólo reparé en él por el
detalle del sombrero. Luego, por la sonrisa en su rostro. Finalmente, cuando
enfilaba la calle donde nos cruzábamos, buscaba su silueta en la lejanía. El
camino se convirtió en algo así como el ritual del zorro con el Principito.
Confieso que me gustaba su sonrisa. Me
alegraba la mañana y me caldeaba el ánimo. A esas horas en que los viandantes
caminan silenciosos, con los párpados caídos, los hombros levantados y las mentes
en no se sabe qué, su sonrisa optimista - por atípica y especial- iluminaba la
calle. Eso me parecía a mí.
Desde enero no he vuelto a cruzarme con
él. No sé si habrá cambiado su trayecto habitual o su medio de transporte, si
su trabajo o el sitio adonde se dirigiera, su situación laboral, estudiantil o
de parado… En realidad no sé nada de él. Hasta es posible que hayamos
coincidido en otros lugares y caminos y no le haya reconocido.
De todas formas, por hábito, sigo
buscándole cada día. Echo de menos su sonrisa mañanera.
M.E.Valbuena
Como la vida misma, cuantas veces nos fijamos en gestos completamente espontáneos, en personas que pasan a nuestro lado y nos alegran el momento, Es de sabios hacer de cada uno uno de esos momentos instantes únicos, porque eso, ene se momento, es lo que hay y es lo que me llena. Norecic
ResponderEliminar¡Qué bonito fijarse desde primera hora de la mañana en los pequeños detalles cotidianos!
ResponderEliminarLos encuentros inesperados con personas que nos dan vida e ilusión.... una alegría nueva
ResponderEliminarLo que hace una sonrisa!! Dura un instante y permanece en el recuerdo.
ResponderEliminarCuesta tan poco a quien la da, y enriquece a quien la recibe.
Deberíamos sonreir más, aún a riesgo de parecer un poco "tontos".
Nadie tiene tanta necesidad de la sonrisa como quien no sabe sonreir.
Es bálsamo, consuelo, alegría, fuerza, alivio, y es contagiosa cuando pasas el primer "susto".
:)
Hace poquito una buena persona me dijo que uno tiende a ver en los demas aquello que él mismo es. Muchas Gracias,
ResponderEliminarElena.
Pepi opina que una simple sonrisa es muy gratificante; tanto para el que la da, como para el que la recibe.
ResponderEliminarCuando empiezas a echar de menos estás perdido.
ResponderEliminarLa vida está llena de cosas inesperadas. Solo hace falta abrir los ojos y ver...
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