Las personas somos seres sociales
que tenemos la necesidad de relacionarnos con otras personas. A nadie nos gusta
la soledad, pero… ¡Cuántas relaciones con familiares, amigos, compañeros de trabajo,
jefes…se han ido al “garete” a lo largo de nuestra vida por no haber sabido
comunicarnos con ellos!
La comunicación es un rasgo
distintivo de la especie humana, y la que más nos diferencia del reino animal.
Aprendemos a hablar en torno a los dos años y a escribir alrededor de los seis
o siete; la comunicación audiovisual está presente a todas horas en nuestras
vidas a través de la televisión, la telefonía, el cine, Internet…Pero tantas
herramientas a nuestro alcance, no nos aseguran el éxito en nuestras relaciones
personales.
Cuando nos compramos cualquier nuevo
modelo del último aparato electrónico que sale al mercado, siempre dedicamos
unas horas a leer el “libro de instrucciones” para “aprender” a manejarlo, a
disfrutarlo y a sacarle el máximo partido a todas sus prestaciones… Sin
embargo, muy pocas personas le hemos dedicado tiempo al “aprendizaje” del arte
de la comunicación interpersonal.
Comunicarse adecuadamente con los
demás, de forma no violenta, es un arte. Arte que se rige por unas normas, que
hay que conocer, aprender y poner en práctica día a día… ¡No es algo que nos
salga bien y a la primera intentona de forma natural, y más si hay un
conflicto, una simple discrepancia de opiniones, o diferentes puntos de vista o
intereses!... Al contrario, lo que a la mayoría nos sale con más facilidad, ya
sea por aprendizaje, por impulsividad o por vivir en una sociedad materialista
y fuertemente competitiva y egocéntrica, es comunicarnos de forma violenta… Y
la violencia en la comunicación tiene muchas caras: los gritos, los insultos,
las críticas, los juicios, la ironía, el enfado, la ira y… a veces, hasta el
silencio puede ser violento…
Cualquier cosa, menos hablar al otro
desde nuestros sentimientos y necesidades. Cualquier cosa, menos “rebajarme” a
pedirle al otro lo que quiero y necesito… ¡No vaya a ser que se entere! Mejor
obligarle a ser adivino de lo que siento y necesito…Y si no lo adivina, así me
da un motivo para enfadarme y culpabilizarle por ello… Y por supuesto, mejor
gritar, patalear, estropear una relación, que hacer uso de la empatía para
ponerme en el lugar del otro, para intentar comprender sus sentimientos y sus
necesidades, para que no haya un “yo gano” y “tú pierdes”, sino un “punto de
encuentro” donde ambos ganemos y nos enriquezcamos como personas, puesto que
todos necesitamos de todos…
Todo esto, y mucho más, es lo que
durante once semanas hemos trabajado en el curso COMUNICACIÖN NO VIOLENTA Y
RELACIONES POSITIVAS, bajo la magnífica dirección de Herminio Turrado, nuestro
coordinador y con las excelentes aportaciones de todos los compañeros y
compañeras participantes.
Para todos vosotros, mi
agradecimiento por las generosas aportaciones que habéis hecho en cada sesión y
¡Cómo no!, para el TELÉFONO DE LA ESPERANZA DE LEÓN, mi reconocimiento por la
inestimable ayuda que nos prestáis a todos los que estamos trabajando en el
proceso de crecimiento personal para mejorar nuestra vida, y con ello, la de
todos los que con nosotros se relacionan.
¡Gracias!
Mercedes García
Felicitación al grupo y al coordinador. BUUEENN TRABAJO
ResponderEliminarNingún G.D.P. Taller o Curso del T. de la E. tienen desperdicio. Pepi valora mucho a todos.
ResponderEliminarCómo me gustan los testimonios de quienes comparten un grupo, Cuánto bien se recibe. Es maravillosa la apertura de corazón, las ganas de vivir, el encuentro con uno mismo, las ganas de trabajar... todo eso se siente en el grupo, se vive en el grupo...porque el grupo sana, cura, anima, ama...los que hemos vivido esta experiencia somos testigos de ello. Gracias Mercedes por esta hermosa aportación. Norecic
ResponderEliminarcuantas veces uno se ha arrepentido no solamente de lo que ha dicho, sino de como lo ha dicho; pero tambien cuantas veces uno, tras morderse la lengua, se arrepiente de no haber expresado sus sentimientos y necesidades como algo vital en ese momento. Nos gusta tambien practicar la teoria del adivino, en vez de pedir lo que queremos. Gracias Mercedes por compartir tu experiancia de grupo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Mercedes.
ResponderEliminarMarisa.