Niebla en alza. Fotografía Jesús Aguado |
-Como la
niebla al levantarse –
Me quedé un día observando un paisaje
nebuloso. La niebla era tan espesa que no dejaba ver a través de ella y las
cumbres montañosas sólo podían imaginarse. La visión resultaba triste, húmeda,
fría y desoladora. A mi alrededor sólo había una masa gaseosa y espesa que
nublaba cualquier atisbo de luz.
Sin embargo, en cuestión de minutos, la
niebla empezó a alzarse, la luz apareció y el paisaje (incluso el pico más alto
de la montaña) pudo apreciarse en toda su belleza.
Pensé entonces en cómo cambian las
cosas en cuestión de tiempo y de las circunstancias. El mismo lugar físico que
me transmitió desolación minutos antes, me transmitía en ese momento alegría y
optimismo. ¿Qué había ocurrido? Algo tan sencillo como que la luz pudo con la
niebla y se impuso sobre la oscuridad.
Trasladé la metáfora a la vida
cotidiana: vivimos a veces rodeados de niebla; otras, bajo un sol aplastante; y
la mayoría, entre sol y sombras. Cuando la humedad de la niebla se nos haga
insoportable o la luz abrasadora del sol insufrible, pensemos que todo pasa y
que seguimos siendo los mismos en cualquier estado, por mucho que éste nos
afecte.
Así como la niebla física se levanta en
cuestión de minutos vencida por la luz, así también la
otra niebla – la niebla emocional- desaparecerá de nuestro alrededor
vencida por la alegría de vivir.
Esta reflexión en aquel momento me
aportó serenidad y mi experiencia vital me ha demostrado después que así es.
M.E.Valbuena
Es verdad todo pasa, pero algunas cosas cómo tardan en pasar y cuánto duelen..
ResponderEliminar¡Ay, cuánto esperamos a veces que se levante esa niebla que nos impide ver, que nos impide pensar, que nos "nubla el pensamiento"!. Tengo en mi mesilla el próximo libro a leer, es de un escritor francés ya fallecido y que leí por primera vez hace treinta años: Nuestra mirada ciega ante la luz, de Gustave Thibon. allí hay una cita que dice "No es la luz la que falta a nuestra mirada... es nuestra mirada la que falta a la luz.". Puede valer también como metáfora... y también me aportó serenidad y me ayudó en mi experiencia vital.
ResponderEliminarGracias, escribana. Paco
Gracias a tí, por tus aportaciones literarias y por las vías que vas dejando apuntadas.
EliminarM.Elena
Cierto, somos los mismos en esencia en cualquier estado. Sin embargo, nuestra percepción va cambiando para poder aprender de lo que acontece y de nosotros mismos.
ResponderEliminarUn beso.
No todos percibimos el exterior de la misma manera. Los pensamientos y actitudes de cada uno son los que marcan nuestros sentimientos. Pepi
ResponderEliminarSiento que últimamente mis ojos se están acostumbrando a la niebla y a lo oscuro, la luz les hace daño. De todos modos, muchas gracias Escribana por esos matices que me hacen recordar que ha de haber esperanza.
ResponderEliminarAcabo de hacer el curso de Enrique Martínez Lozano y él dice que no le gusta nada la palabra esperanza, que habría que cambiarla por "certeza", ya que la esperanza es un futurible y la certeza es un ya. Mira a ver cómo te resuena tí el cambio.
EliminarM.Elena
¿No forma la niebla parte de la vida?. Acudo a la frase de Enrique Martínez Lozano: "lo que viene, conviene"
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