El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
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viernes, 2 de septiembre de 2016

La respiración y la sabiduría emocional

Valentín Turrado Moreno


El.- ¡Hola!
Ella.- ¡Hola!
El.- Estoy así no sé cómo
Ella.- ¿No sé cómo qué quiere decir?
El.- De esa manera
Ella.- ¿De esa manera?
El.- Sí, agobiado
Ella.- ¿Agobiado?
El.- Justo
Ella.- ¿Te parece que nos sentemos?
El.- Bien
Ella.- ¿Te importa respirar ese agobio?
El.- ¿Respirar mi propio agobio?
Ella.- Eso es
El.- ¿Me voy a agobiar más?
Ella.- Al principio sí, después..
El.- ¿Después qué?
Ella.- Después va a ser distinto
El.- ¿Cómo empiezo?
Ella.- Cerrando los ojos
El.- Ya está
Ella.- Toma tres respiraciones profundas abdominales
El.- ¿Abdominales? ¿Con qué fin?
Ella.- Entrar en contacto contigo mismo y tus sensaciones
El.- ¿Y?
Ella.- ¿Ya?
El.- Ya
Ella.- Al respirar el agobio, ¿qué sensaciones experimentas?
El.- Prisa, nerviosismo, inquietud…
Ella.- Sigue respirando el agobio
El.- ¿Estás segura que esto es algo bueno?
Ella.- Estoy segura. Respira, respira de forma lenta, pausada, serena…
El.- Ya lo hago, como en clases de yoga
Ella.- Trata de localizar el agobio al respirar en la zona abdominal
El.- ¿En la zona abdominal?
Ella.- Sí, aunque también lo sientas en otra parte de tu cuerpo
El.- No noto nada ahí donde señalas..
Ella.- No tengas prisa, respira y estate atento, observa las sensaciones en esa parte de tu cuerpo..
El.- Parece que noto un dolor difuso, como lejano y distante
Ella.- Deja que ese dolor se acerque con cada expiración más prolongada
El.- ¿A dónde me quieres llevar?
Ella.- Al darte cuenta de tus sensaciones corporales
El.- Sí, sí, parece que se aproxima más a mí..
Ella.- Amplifica ese dolor con cada respiración
El.- ¡Oh!, se me hace más evidente, más claro, me siento peor..
Ella.- Bien, vamos bien, permanece en total atención a ese dolor
El.- Me duele, me va invadiendo
Ella.- ¿Cómo es ese dolor?
El.- Una punzada desagradable, incómoda…
Ella.- No pierdas durante todo el ejercicio la consciencia y la presencia de ese dolor…
El.- ¿Para qué?
Ella.- Va a ser tu maestro
El.- ¿Mi maestro? ¿Te has quedado conmigo?
Ella.- Lo que oyes
El.- ¡Ay, ay..!
Ella.- ¿A qué se parece ese dolor?
El.- A un puñetazo
Ella.- ¿A un puñetazo?
El.- Mejor aún, a un martillo eléctrico de picar hormigón
Ella.- ¿Hormigón?
El.- Sí, algo muy duro. Eso, eso, un martillo que mete mucho ruido y perfora todo
Ella.- Mira a ver si ese dolor se ajusta como el anillo al dedo a un martillo perforador
El.- Espera… Se ajusta. ¡Qué malestar siento!
Ella.- Respíralo una y otra vez. No tengas miedo. Estás atravesando el dolor
El.- ¿O acrecentando?
Ella.- Para atravesar hay que acrecentar primero el malestar
El.- Uf.. ¿Esto tiene que ser así?
Ella.- Así
El.- Me cuesta resistirlo, aguantarlo
Ella.- ¿Qué es lo peor de ese dolor en que se transformó tu ansiedad?
El.- ¿Lo peor?
Ella.- Sí, pero respíralo antes y deja que la sensación de dolor te lo sugiera..
El.- Que lo veo todo negro
Ella.- Más
El.- Que no hay salida
Ella.- ¿Y?
El.- Que me ahogo, que así no puedo seguir, que es urgente que tome una decisión.. Estoy varado y necesito salir. Esta relación me está hundiendo. Me cuesta respirar. Así no, así no, así..
Ella.- Saca todo lo que tengas dentro reprimido, verbalízalo, ayúdate del dolor y la respiración de cómplices
El.- Se me caen las lágrimas… Estoy fundido desde hace tiempo. Mi corazón y mi cabeza están en guerra, son enemigos. Esta relación me está anulando. No hago otra cosa que mendigar amor, ternura, pero a costa de mí, a costa de mi… ¡Dios! Esto es insoportable.
Ella.- ¿Insoportable?
El.- Así es. Me parece que estoy dando vueltas a una rotonda de la que no quiero salir y me voy a volver loco. Así no puedo continuar
Ella.- Sigue respirando conscientemente esa sensación de dolor en tu abdomen
El.- ¿Hasta cuándo?
Ella.- Hasta que escuches la voz de la sabiduría.
El.- Ese malestar lo empaña todo, se me ha clavado dentro como una espina
Ella.- ¿A qué te está invitando ese dolor profundo?
El.- ¿Qué a qué me está invitando?
Ella.- Eso
El.- Espera… A que tome una decisión y salga de mi zona de confort. A que de una vez tome una salida y diga: ¡basta, hasta aquí hemos llegado! Que ponga fin a esa relación tóxica
Ella.- ¿A qué pongas fin a esa relación tóxica?
El.- Siiiiii.. Me sorprendo al escucharme
Ella.- Respira eso y deja que resuene en tu cuerpo
El.- A que me atreva a aceptar mi soledad y mi miedo a quedar a la intemperie
Ella.- Inspíralo varias veces
El.- Me viene bien
Ella.- ¿Qué te viene bien?
El.- Tomar una decisión y asumir el riesgo de que esa decisión me va a llevar a la soledad
Ella.- ¿Qué experimentas ahora?
El.- Más calma
Ella.- Respira varias veces esa calma que está surgiendo..
El.- El dolor se está yendo, va menguando…
Ella.- Sigue esa sensación nueva que está apareciendo, es la sensación que nace al dejar la rotonda..
El.- Respiro mejor, más hondo, más sereno.. Estoy menos agitado
Ella.- Sigue, sigue, deja que ese sosiego te bañe por entero
El.- Es agradable y es lúcido saber que el bloqueo emocional estaba en mi
Ella.- ¿Y qué más?
El.- Que el maestro interior me quería hablar a través del agobio y la ansiedad y yo no sabía escucharle, estaba bloqueado.. Pensaba que la tensión y el malestar eran enemigos con los que tenía que combatir y resulta que es al revés, son mis aliados, como huéspedes que quisieran visitar mi casa y yo una y otra vez lo rechazara. Ellos empeñados en entrar y yo testarudo en echarles.
Ella.- Me alegra escucharte
El.- A mí también que hayas hecho de partera de lo que en mi estaba velado y oculto
Ella.- Gracias
El.- Gracias a ti
Ella.- Te animo a que des gracias a la vida por lo que has descubierto y cerremos  este círculo
El.- De acuerdo. La vida ha sido generosa conmigo. Mi gratitud a lo sentido y vivido. Junto las manos y me inclino en señal de reverencia
Ella.- Te señalo que lo que has descubierto es un paso en el camino, una paso valioso que necesitará unos cuantos más, pero lo experimentado por ti hoy es de gran valor
El.- Sí lo es, me he decidido a salir de mi propio atasco emocional
Ella.- Donde está el obstáculo está la solución.
El.- Aunque cuesta verlo
Ella.- Sí, cuesta verlo

Tenemos 1 comentario , introduce el tuyo:

  1. Gracias Valentín, muchas gracias, infinitas gracias. Me ha encantado tu exposición, porque lo considero que es de una gran ayuda para muchas personas, como ha sido para mí.
    Este año lo he tenido que poner en práctica por el "MIEDO A MI SOLEDAD"; que no la quería sentir, la rechazaba, justo al revés de lo que tenía que hacer, lo pase francamente mal; con angustia, ansiedad, lágrimas etc.. y una vez que me hicisteis ver que la tenía que aceptar, el camino ha sido largo y doloroso, pero muy beneficioso
    El remate de superación, ha sido en este verano, que en mis vacaciones había una semana que iba a estar sola, y no me apetecía nada; las amistades que se lo dije cada una tenia sus planes y me puse serenamente a escuchar mi interior y me dijo: La vida te está diciendo que tienes que ir sola, que va a ser de gran avance en tú aceptación de soledad y el miedo se elimina, y aumenta tu crecimiento personal, autonomía afectiva etc etc., así que ¡ANIMO Y ADELANTE", así lo hice y el resultado ha sido fantástico, indescriptible, inerrable, al final las mejores vacaciones de mi vida. Pepi.

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