El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
miércoles, 31 de octubre de 2018

La voz de la adicción y la voz de la libertad

Pax Vostrum
Beatriz


Todos sentimos momentos de soledad y carencia en nuestras vidas. En numerosas ocasiones anhelamos la presencia de otros y podemos "sufrir" por ello, si nos dejamos llevar por la historia que aparece en nuestra mente y caemos en el victimismo. 
Hace un tiempo encontré este texto, que,para mí, es un bálsamo. Sabemos que el bálsamo no cura las heridas al momento, pero ayuda a "llevarlas" mejor. Aquí te va. 
LA VOZ DE LA ADICCIÓN Y LA VOZ DE LA LIBERTAD. 
Esta es la voz de la adicción: "He olvidado quIén soy. Siento carencia y falta de plenitud en el momento. Necesito que "X" me devuelva la plenitud, mi propia esencia, que me recuerde quIén soy.  X me traerá la presencia en el futuro. La presencia está fuera de mí ahora. Dependo de X. Necesito a X. 
Y he aquí la voz de la libertad: "Sé que nada ni nadie puede llevarse la presencia que soy. Siento la necesidad, el deseo, la carencia de X. Lo reconozco, incluso lo permito –las sensaciones del cuerpo, las imágenes de la mente–, pero sé que X fundamentalmente no puede darme ni va a darme nada que no esté ya aquí. X no me traerá la presencia, la paz verdadera. La presencia tiene lugar Ahora. No está fuera de mí, ni se halla contenida en objetos, personas o sustancias. Es lo que soy, en el sentido más profundo.  La necesidad, la contracción, la sensación de limitación no son enemigas, sino que me recuerdan  lo que soy: un espacio naturalmente inmenso, ilimitado, inalterable y siempre presente, radicalmente abierto a todos sus contenidos cambiantes. Es mi infinitud inherente la que permite esta sensación de limitación. Es mi relajación natural la que permite esta sensación de contracción. No dependo de X para tener paz en el momento presente. No necesito a X. Ya estoy completo, incluso sin X. Ya estoy completo, ahora". 
Jeff Foster  
martes, 30 de octubre de 2018

PIENSA BIEN PARA SENTIRTE MEJOR



Es fin de semana pasado participamos en el curso “Piensa bien para sentirte mejor”. Entre miradas esperanzadas, risas y alguna lágrima Juan dijo:

¡¡¡¡Eres responsable de tu vida!!!!!...

 Y ¡¡¡¡ Se quedó tan ancho!!!!!

¿¿Cómo??

¿¿¿¿ Que ya no puedo culpar a otras personas, a las circunstancias o al mundo de las cosas horribles que me pasan????

 No, ya no puedes.

Tienes que darte cuenta de las cosas que te dices, ya que generarán un sentimiento; si no te gusta cómo te sientes, revisa tu pensamiento, clarifica lo que quieres en tu vida y actúa de forma planificada y consciente. Siempre que actúas aciertas, porque recuerda que cuando no eliges también estás eligiendo. Lo que crees es lo que creas. La vida es movimiento, es cambio, ¡¡¡es tuya!!! Permítete vivirla como si fueras tu mejor amigo, ese para el que siempre tienes buenas palabras, un abrazo, paciencia y mucho AMOR… ¡¡¡Vas a estar toda tu vida contigo!!!

Inma
lunes, 29 de octubre de 2018

Gracias

Elena Sanz
Diario El Mundo


Cuando en la última edición de los premios Goya Isabel Coixet subió al escenario para recoger el premio al mejor guion adaptado por ‘La librería’, consiguió que el público prorrumpiera en aplausos y vítores con la frase que cerraba su discurso. “Sobre todo, gracias a mi madre, porque cuando yo era pequeña y me escaqueaba de las cosas de casa y no fregaba, mi padre se ponía un poco enfermo, pero mi madre siempre le decía: tú deja a la niña que lea, que para algo le servirá”, concluía la cineasta española, visiblemente emocionada.
Es de bien nacidos ser agradecidos, dice el refranero en apoyo a la actitud de Coixet. Y de personas sanas, se podría añadir sin temor a exagerar. Como la envidia, la cooperación, la admiración o los celos, la gratitud es un aspecto cotidiano de la interacción social. Sólo que ser agradecidos, además, tiene beneficios a corto y a largo plazo en quien lo experimenta. Diversos estudios indican que la gratitud mejora la respuesta del organismo frente a las enfermedades, nos hace más resistentes a la inflamación y a los fallos cardíacos, ayuda a conciliar el sueño y a dormir a pierna suelta, reduce el estrés y la ansiedad, aumenta la satisfacción vital, dispara el optimismo e incrementa las ganas de hacer ejercicio físico.
A esta larga lista de bondades se le suma que, cada vez que nos paramos a expresar por qué nos sentimos agradecidos, en la sesera se dispara la producción de dopamina y serotonina. Con un efecto equiparable, dicen, al de ciertas píldoras antidepresivas. Pero más duradero. Basta escribir una sencilla carta de agradecimiento para que nuestro cerebro experimente cambios que pueden durar hasta tres meses. Ahí es nada.
EXPLICACIÓN CIENTÍFICA
Para dar con las bases neurológicas y fisiológicas del poderoso efecto de la gratitud, Glenn Floss, Antonio Damasio y otros neurocientíficos de la Universidad de California del Sur (EEUU) diseñaron hace un par de años un interesante experimento. Habían tenido acceso al mayor repositorio de testimonios filmados de supervivientes del Holocausto, y decidieron seleccionar aquellos en los que los protagonistas destacaban haber recibido ayuda o regalos de extraños que en muchos casos marcaron la diferencia entre la vida o la muerte. Unas veces era un simple mendrugo de pan. Otras, un escondite que le ofrecía un completo desconocido para ponerse a salvo durante las cacerías nazis. Eran acciones que generaban un sentimiento de agradecimiento infinito. Con esas historias en la mano, redactaron en segunda persona aquellas experiencias sin saltarse ni un detalle y le pidieron a una serie de sujetos que imaginaran, a día de hoy, que ellos eran los receptores de esa ayuda. Mientras lo hacían, se pusieron a escudriñar sus seseras con un escáner.
Las imágenes ofrecidas por la resonancia magnética no dejaron lugar a dudas. En todos los casos, la gratitud activaba la corteza prefrontal medial en áreas relacionadas con el razonamiento moral, recompensa y la cognición social. “En el lóbulo frontal, justo donde los dos hemisferios se encuentran”, aclaraba Glenn Foss. Lo que es más, la intensidad con la que se encendían las neuronas era mayor cuanto más agradecimiento expresaba el sujeto al ponerse en la piel de aquellos supervivientes del Holocausto.
Lo que también quedó patente para Foss y sus colegas es que los mecanismos de la gratitud no coinciden con los de la felicidad. Y es normal. La gratitud es distinta de la dicha porque surge a partir de las acciones de otro individuo. Acciones, normalmente, generosas. Agradecer es reconocer lo que otros nos dan. Por lo tanto, mientras podemos experimentar felicidad de manera solitaria, se necesitan al menos dos personas para sentirse agradecido. Es una experiencia intrínsecamente social. Por eso las neuronas que se activan con la gratitud coinciden con las que nos generan placer al socializar. Y están conectadas con otras que regulan la emoción a un nivel básico, incluyendo los niveles de dolor, estrés o el ritmo cardíaco.
MÁS AUTOCONTROL
Para más inri, otra investigación realizada desde las universidades de Harvard, California y Northeastern demostraba que experimentar gratitud reduce la impaciencia y aumenta el autocontrol. Una combinación infalible para conseguir lo que nos proponemos, tomar decisiones adecuadas y serenas, y resistirnos a hábitos dañinos como el tabaco o el consumo de alimentos que causan obesidad.
Si además de sentirnos agradecidos, pronunciamos la palabra «gracias», el impacto es todavía mayor, según sacaba a la luz el año pasado la revista Review of Communication. Especialmente en lo que concierne a las relaciones con los demás. Existen pruebas indiscutibles de que nuestras relaciones personales mejoran de una forma cualitativa cuando no escatimamos a la hora de dar las gracias. “Del mismo modo que periódicamente estimulamos nuestro sistema inmune con ayuda de vacunas”, proponen Stephen M. Yoshimura y sus colegas, “deberíamos darle un empujón a nuestras relaciones expresando sistemáticamente gratitud”.
domingo, 28 de octubre de 2018

Ángeles
de la guarda

La Escribana del Reino
M. E. Valbuena


Mi abuela, nacida en 1904, hija de su tiempo y de su cultura, me contaba con frecuencia las vidas de los Santos y me aseguraba la existencia certera de un Ángel de la guarda para cada uno de nosotros. Me mostraba estampas y láminas en las que un gran ser alado y guapo protegía a niños felices.
Me gustaban mucho sus historias, pero esto último del Ángel prefería no escucharlo porque, entre otras cosas, me aterraba saber que había alguien invisible pegado a mí, espiando cada uno de mis movimientos y que, hiciera lo que hiciese, él se enteraba de todo.
Han pasado los años. Mi abuela se fue con sus historias y yo he olvidado muchas de ellas. Pero hoy, que ya he crecido lo suficiente para no creer en los cuentos, creo en los ángeles de la guarda. Y creo en ellos porque en mi vida han aparecido unos cuantos.
No son grandes, ni guapos, ni alados, ni van pegados a mí. Son personas –hombres y mujeres– de carne y hueso que aparecen cuando las necesito y que me ayudan a pasar los malos momentos, que suavizan mis miedos, curan mis heridas y me dan confianza. Me protegen y me quieren.
Su presencia en mi vida ha sido puntual o duradera, según los casos, pero siempre necesaria y gratificante. Sin ellos no estaría donde ahora estoy. Sin su luz y su apoyo en momentos de oscuridad no habría avanzado, ni habría crecido, ni habría desarrollado mi confianza en la vida.
Mi profundo agradecimiento a los que estuvieron, a los que están y a los que –quiero creer– estarán.
viernes, 26 de octubre de 2018

Siempre tendré...

Rupi Kaur
poeta india afincada en Canadá


Siempre tendré miedo a no ser
suficientemente bella para ti
o de que si soy solo un poco bella
cambiaré lo que estoy
usando cinco veces antes de
verte preguntándome qué
jeans harán a mi cuerpo
más tentador para que lo desvistas
dime
hay algo que pueda hacer
para que pienses, ella
ella es tan magnífica que hace
a mi cuerpo olvidar que tiene rodillas
escríbelo en una carta y envíala
a todas las partes inseguras de mí
mis dedos desiguales mis delgadas piernas
solo tu voz me conduce a las lágrimas
tu voz diciéndome que soy hermosa
tu voz diciéndome que soy suficiente
jueves, 25 de octubre de 2018

¡Tengo miedo!

El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra


La escena se repite con cierta frecuencia en la consulta del psiquiatra. En esta ocasión es Antonio, un hombre de veinte años, que con los ojos clavados en el suelo susurra un ¡tengo miedo! , que su interlocutor no acaba de oír. Tras un breve silencio continúa: " tengo miedo a montar en el metro y en el autobús". Y respira hondo y profundo como si hubiera dejado un gran bulto. Se percibe cierto alivio en su rostro y todo su cuerpo parece como si se relajase. En ciertas ocasiones tener miedo es una vergüenza y  ¡un signo de debilidad!
LLaves para salir de esa prisión
En la "cárcel del miedo", donde se encuentra toda persona que padece una fobia, es necesario respetar algunas reglas básicas:
* Principio básico: el miedo es consustancial al ser humano. Tenemos miedo porque somos limitados. No podemos, pues, desterrar totalmente el miedo de nuestra existencia. Incluso podemos afirmar que un "cuanto" de miedo es necesario para poder vivir. Un miedo patológico nos paraliza, pero la ausencia total de esta vivencia nos llevaría a la insensatez y al riesgo permanente.
* Debemos recordar que los miedos no responden a la razón. Es posible que sean ridículos para los demás, pero para la persona que los sufre son reales y auténticos. La voluntad para vencerlos puede ayudar, pero no es el camino más adecuado.
* Se deben evitar los comentarios jocosos o irónicos sobre la situación de miedo y, por contra, hay que crear un clima de confianza para que el sujeto pueda  expresar todos su miedos sin caer en el ridículo. Incluso durante la infancia hay que enseñar al niño que tener miedo no es algo negativo, sino que expresa nuestra sensibilidad ante un hecho, animal o cosa. En este sentido, los padres no deben ocultar su miedo cuando alguna situación lo produzca. Esto es señal de franqueza, no de debilidad. Es un error, además, querer que los niños se porten bien amenazándoles con brujas o con "el hombre del saco".
* Lo contrario del miedo, podemos decir, que es el gozo. Por lo tanto un clima de bienestar será los mas  apropiado para poder neutralizar la fobia. Es una experiencia  clínica cotidiana que este tipo de personas se encuentran mejor acompañadas que solas (el elemento contrafóbico es como un pararrayo contra el miedo: "cuando estoy acompañado- suelen decir- no me importa ir a los grandes almacenes").
Existe, no obstante, una "llave maestra" para salir de esta "cárcel”:  construir una escalera. Es una escalera muy especial. Consiste  en ir peldaño a peldaño dominando el miedo. Así como no podemos subir una escalera de golpe, saltando del primero al último escalón, también  la situación fóbica se vence paso a paso. Es lo que Wolpe llamó la desensibilización sistemática.
Esta técnica consiste en lo siguiente: en una situación de relajación y de tranquilidad se debe evocar la situación (lugar, objeto, animal, etc.) que provoca el miedo; primero situándolo en la lejanía, lo que menos nos produce miedo (ver una fotografía del objeto fóbico, estando acompañado, etc.), hasta  la representación del elemento mas angustioso (estar solo en la situación fóbica, etc.). El "último peldaño de la escalera”  será cuando el sujeto pueda realizar "in situ" su confrontación con el miedo: montar en coche, ir a los grandes almacenes, ir al hospital, etc.
En ocasiones cuando las fobias son muy invalidantes será necesario la ayuda de un profesional (psicólogo, psiquiatra, etc.) para salir de la "prisión del miedo".
Nuestro mensaje final, pues, es que la "prisión del miedo" no es eterna; por un procedimiento u otro, podemos conseguir  abrir sus puertas y disfrutar, con un "cuanto" de miedo posiblemente,  de la propia historia. Todo es posible  si no nos resignamos al pánico de nuestros miedos.
miércoles, 24 de octubre de 2018

El Telefono de la Esperanza en Leon

La redacción del BLOG


“Quien llega al Teléfono, sale siempre mejor que entra”
En el Club de Prensa del periódico Diario de León el día 22 de octubre, a las 8 de la tarde, se presentó el Teléfono de la Esperanza, dentro de la loable iniciativa de ir presentando a la distintas ONGs de la provincia, que prestan servicios para más de 40.000 personas, según declaraciones del director del medio informativo citado, Joaquín S. Torné, director del Diario de León.
El acto fue conducido, de forma amena, por Esther Cabezas Gutiérrez, psicóloga voluntaria del T.E.  y Mercedes Martínez, presidenta del mismo, quien compartió con toda la masiva audiencia presente las razones que la llevaron a poner esta iniciativa en su tierra natal: “el largo reposo después de una grave accidente de tren hizo crecer en mi esta propuesta”.
Esther Cabezas compartió la idea clave del T.E., ayudar a través de la escucha activa y trabajar propuestas para promover la salud emocional de los ciudadan@s leoneses.
En el año 2004 se dio a conocer en la ciudad y el 13 de octubre de 2007 se atendió la primera llamada telefónica, por la voluntaria Milagros R. Han sido ya más de diez años generando bienestar y salud integral. “Quien llega al teléfono sale siempre mejor que entra”, es una de las respuestas más generalizadas en los usuarios de esta ONG, fundada en 1971 por Serafín Madrid, en Sevilla.  
En este año el Teléfono de la Esperanza ha adquirido una nueva sede en León, en la C/ República Argentina, 32, 1º C, en el pasaje de Santo Domingo y actualmente se están llevando en la misma obras de rehabilitación.
Los datos objetivos: en torno a 50 voluntarios, 3 psicólogos voluntarios también y 140 socios económicos, y una sola persona contratada para labores administrativas y a tiempo parcial.
El Teléfono presta asistencia telefónica –más de 2100 llamadas atendidas en el último año–, concede gratuitamente entrevistas psicológicas personales –más de 350 en el último año– , organiza talleres de salud integral –beneficiándose más de 400 personas en el último tiempo– y talleres para crisis específicas (duelo, personas con dificultades de comunicación, cuidadores…) y presta en colaboración con el Ayuntamiento de León una ayuda a personas mayores en soledad –más de 3.100 llamadas en el último año– que está teniendo una gran acogida. Al mismo tiempo, organiza campañas específicas de prevención del suicidio y promueve el día internacional de la escucha. “Solo sentirse escuchado es suficiente para desdramatizar y desangustiarse de un problema”, declaró la Presidenta del T.E.
La asistencia al acto hizo pequeño el lugar que acogía la presentación y la participación de los asistentes con sus preguntas fue amplia y animada.
Para finalizar una voluntaria declaró para tod@s los asistentes: “Me siento feliz de formar parte de esta ONG”. Otra persona del público realzó la labor que se realiza desde este medio de expresión del propio teléfono.
Gracias a Esther y Mercedes por esta labor de divulgación y al Diario de León por hacerse eco de esta gran labor altruista.

martes, 23 de octubre de 2018

La noche

Caligrafía de emociones
Jose


La noche impone costumbres,
y también me ha impuesto el insomnio
transformando cada minuto
en pedazos de mi vida.

En ese lugar,
donde el negro de la soledad
y el jamás con el ayer
se cruzan en sombras.
domingo, 21 de octubre de 2018

Abre los ojos

La Escribana del Reino
M. E. Valbuena


Seguramente todos nosotros hemos dicho alguna vez a otra persona que abra los ojos y que vea lo que nosotros vemos. Lo vemos tan claro, tan claro, que nos parece imposible que otro no lo vea.
Si hemos caído en esa tentación, sabremos ahora que no sirve de nada. Que nuestra buena voluntad se nos vuelve en contra y nuestro “consejo-advertencia-insinuación” no hace más que poner al otro en una postura defensiva ante todo lo que llegue de nuestro lado.
Conclusión: no mandemos a otro abrir los ojos. Abrámoslos nosotros y miremos con mirada compasiva cuanto nos rodea, sin juicios, recriminaciones ni mandatos imperativos.
Si alguien se coloca a nuestro lado y desde nuestra perspectiva verá, probablemente, lo mismo que nosotros. No hará falta decir nada. Si se coloca de frente o desde perspectiva opuesta, verá otra parte de la realidad y, por mucho que digamos, no coincidiremos en las apreciaciones.
Lo cierto es que todo está ahí.
Podemos mirar de frente, de lado o no mirar. Podemos mirar y no ver. Podemos ver y decidir no mirar más. Podemos hacer que no vemos. Podemos mirar detrás de las gafas de la autoprotección o de la tintada colorista que no deja apreciar el fondo...
Lo que no podemos es autoengañarnos. Tarde o temprano, por algún resquicio mal sellado, aparecerá ese malestar producido por la tortícolis de no mirar de frente o por el sobrepeso del disimulo. Un malestar al que no ponemos nombre pero del que todos sabemos hablar.
sábado, 20 de octubre de 2018

Rabia//bondad

Rupi Kaur


Cada vez que dices a tu hija
que le gritas porque la amas
la enseñas a confundir
rabia con bondad
lo cual parece una buena idea
hasta que ella crece y
confía en hombres que la lastiman
porque se parecen tanto
a ti
viernes, 19 de octubre de 2018

Verdad y mentira

Enrique Martinez Lozano


Es verdad lo que produce alegría serena.
Es verdad lo que calma la mente.
Lo que hace sufrir es mentira: sufrimos porque estamos creyendo un pensamiento falso, una lectura engañosa o equivocada de lo real.
Debido al hecho de haber crecido identificados con nuestra mente, damos por hecho que es real todo lo que vemos a través de ella, que las cosas son tal como la mente las percibe. En consecuencia, terminamos creyendo nuestros propios pensamientos… Y ahí radica la gran locura que engendra confusión y sufrimiento.
Cuando me creo mis pensamientos, sufro; cuando no me los creo, no sufro.
Cuando creo un pensamiento que discute con la realidad, estoy confundido.
Todo el sufrimiento procede de discutir con lo que es.
Ni yo soy mi mente, ni mis pensamientos son la verdad. Mis pensamientos no tienen tanto que ver con la realidad, cuanto con mis propios condicionamientos de diverso tipo. Son estos patrones grabados en mi mente los que generan constantemente las interpretaciones o etiquetas que coloco sobre todo lo que acontece, dentro y fuera de mi persona.
miércoles, 17 de octubre de 2018

El hombre
y el martillo

El rincón del psiquiatra
Alejandro Rocamora Bonilla
Psiquiatra


Watzlawik nos relata  (en su libro  “El arte de amargarse la vida")  una historia que puede ilustrar nuestra exposición.
Dice así: “un hombre quiere colgar un cuadro en su comedor, pero aunque tiene clavos, no tiene martillo. Sabe que su vecino tiene uno y piensa pedírselo. Pero se dice: ¿y si no me lo quiere dejar?; ¿y si está enfadado conmigo? (ayer al salir del ascensor no me saludó); ¿y si cuando llame ha discutido con la mujer y me manda de paseo...?. Con estas reflexiones nuestro hombre llama al timbre del vecino, y antes que éste tenga tiempo de "decir buenos días", le dice: Quédese con su martillo, so cerdo!”
Es una "bella" forma de romper una relación.  Sin llegar a esta situación esperpéntica, si es verdad que sufrimos con posibles reacciones de nuestros  compañeros o amigos;  pensamos que nuestros padres nos van echar la bronca por llegar tarde; o que nuestro jefe nos va a penalizar con la carta de despido; o que este turno de trabajo tan bueno lo vamos a perder con la reestructuración de la empresa, dentro de dos años. Luego no se da ni lo uno ni lo otro, pero la amargura y la angustia ya han invadido nuestras mentes. Es una manera de amargarse la vida, es decir, de ponerse la venda antes de la herida. Resultado: ansiedad anticipatoria, que es un sufrimiento estéril e inútil.
La ansiedad anticipatoria, en ocasiones nos paraliza, porque vivimos el futuro como si fuera presente y siempre en clave negativa. Nos decimos:”si pido esto a mi amigo me va a decir que no”, “dentro de cinco años no podré con este trabajo…” Es una forma de torturarnos con cosas que aún no han sucedido y que quizás nunca van a suceder.
La vida, sin embargo es un presente continuo, en la que el futuro todavía no existe y el pasado ya fue, y no se puede cambiar. Debemos, pues, aprender a vivir el momento presente, para que en nuestra existencia no lleguemos nunca a decir la frase de la historieta: ¡Quédese con su martillo, so cerdo!
martes, 16 de octubre de 2018

Diferencias entre separación judicial y divorcio. ¿Qué es un Convenio Regulador?

Tu abogada al teléfono
M.ª Loreto Castro Sánchez
En el primer post de esta nueva sección de ayuda jurídica vamos a dar respuesta a las dudas que nos hizo llegar un lector del blog respecto a las diferencias existentes entre la separación y el divorcio, y qué resulta más conveniente, aunque esto último tendrá que sopesarlo cada pareja. También quería saber qué es un Convenio Regulador.
En la actualidad para solicitar el divorcio no es necesario que el matrimonio esté previamente separado judicialmente, como sí ocurría antes de la reforma de 2005.
La principal diferencia entre ambas figuras jurídicas consiste en que la separación únicamente implica el cese legal de la convivencia conyugal, pero no supone la disolución del vínculo matrimonial, que sí se obtiene mediante el divorcio. En consecuencia, los miembros de un matrimonio divorciado pueden volver a contraer matrimonio con otras personas, pero no los separados judicialmente, puesto que en realidad éstos continúan casados aunque sin la obligación de convivencia que supone el matrimonio, en este caso tendrían que solicitar posteriormente el divorcio, duplicándose los procedimientos.
Por otra parte, de haber reconciliación y para recuperar el estado civil de casados, en el supuesto de la separación simplemente deberá comunicarse al juzgado, lo que no cabe si hay divorcio, siendo necesario volver a contraer matrimonio.
En ambos casos se disuelve el régimen económico matrimonial, produciéndose la separación de bienes si el régimen existente era el de gananciales. Y además se pierde el derecho a heredar.
También preguntaba nuestro lector dónde tiene que acudir para solicitar la separación o el divorcio -cualquier abogado que lleve estos temas os aconsejará al respecto, porque es necesaria su intervención- y qué es un Convenio Regulador. Se trata del documento que firman ambos cónyuges en un proceso de separación o divorcio cuando se hace de mutuo acuerdo, en el cual se fijan las medidas que regirán entre ellos en el futuro (custodia y pensión alimenticia si hay hijos menores, quien permanecerá en el uso de la vivienda conyugal, si corresponde pensión compensatoria, etc.) y que son decididas por ellos mismos -aconsejados por su abogado- y no por el juez, que es quien lo haría en caso de tratarse de una separación o divorcio contenciosos.
Por supuesto siempre es mucho más aconsejable solicitarlo de mutuo acuerdo que tener que pasar por un procedimiento contencioso, con el aumento de tiempo y costes, tanto económicos como -y principalmente- emocionales, que supone para todos los implicados.
lunes, 15 de octubre de 2018

A voces

El rincón del optimista
Juan


Sabéis que me gusta mirar al cielo, disfrutar de las puestas de sol, de los amaneceres, de las nubes blancas, negras y su correspondiente escala de grises… y en ese mirar reincidente hacia el sombrero celeste me deleito imaginando formas caprichosas, monstruos imaginarios y personajes efímeros que nacen y se desvanecen en cuestión de segundos. Un día de estos ‘pille’ a dos figuras cabreadas que se enfrentaban, no quiero ni pensar el motivo, a grito pelado (ver foto), lanzándose sapos, reproches, insultos… al menos eso es lo que a mí me pareció ver en ese momento. Esa imagen congelada con mi cámara me dio pie a la reflexión.
Hoy en día vivimos invadidos por el ruido, el estruendo… todo es bullicio, griterío, estruendo, griterío… y cuando hablamos, por lo general, lo hacemos a voces, no sea que el interlocutor ande algo sordo. Y, ciertamente, algunos de nosotros estamos bastante ‘tenientes’, fruto de todo ese hervidero de sonidos altos que nos entran por el sufrido tímpano. En el trabajo, en casa (con la tele, la radio o la música a todo trapo) o en la calle, con los motores de los coches, los tubos de escape libres de las motos, el claxon de los más nerviosos o las sirenas penetrantes de policía y ambulancias… Menudo jaleo. Todo esto hace elevar el índice de los decibelios por encima de lo aconsejable. Cuando viajas a otros países europeos compruebas la diferencia al entrar en una cervecería o cafetería. Notas que al contrario que en esta España nuestra, la gente conversa en tono bajito… hasta se ríen de forma moderada… ¡y se entienden!
Por eso, cada vez más, necesitamos refugiarnos en el silencio practicando la relajación con técnicas aprendidas como la meditación, el yoga o similar que nos devuelva esa serenidad innata que contrarreste todo el estrés que nos hemos metido en el cuerpo tan innecesariamente. Un buen masaje corporal o de cabeza hace que volvamos a tener sensaciones relajantes.
Hoy me permito lanzaros un consejo a este respecto: cuando te des cuenta que has elevado el tono de voz, que estás hablando a voces, calla o intenta bajar el volumen; cuando el ruido de tu entorno sea poco menos que ensordecedor, retírate al rincón de pensar o chistea como cuando alguien está hablando en misa; cuando tengas la mínima oportunidad, practica el silencio interior poniendo freno a tus enloquecidos y ruidosos pensamientos.
Asín sea.
domingo, 14 de octubre de 2018

Siempre nos quedará París

La Escribana del Reino
M. E. Valbuena


Casablanca –la película– puede gustar o no. Pero lo que no puede negarse es que el final es perfecto. Vuelvan a encontrarse o se separen para siempre sus protagonistas, lo único cierto, en medio del caos y la incertidumbre, es que siempre les quedará París y lo que en esa ciudad descubrieron y sintieron. Eso nadie podrá arrebatárselo.
Y eso es lo que ocurre al final de cualquier historia que vivamos, sea de amistad, de amor o, incluso, de desencuentro. El final se define por lo vivido previamente.
Si es doloroso, como normalmente ocurre, agarrarnos a lo compartido juntos nos ayudará a afrontarlo con cierta serenidad, sabiendo que la historia vivida forma parte de nosotros mismos de forma indeleble y que, al menos, la hemos vivido.
Si es liberador, tener en cuenta la trayectoria llevada nos mantiene en nuestro sitio y en nuestra decisión, sin dejarnos arrastrar por la pena o la sensiblería, sin hacer tambalear nuestro “punto y final”.
Y si es una mezcla de ambos sentimientos, que a veces ocurre, mirar hacia atrás nos lleva a la ecuanimidad, a no exagerar desmesuradamente ningún aspecto. A equilibrarnos.
Elegimos por compensación. Y detrás de cada decisión suele haber ganancias ocultas que, en determinados momentos, no vemos o no queremos ver. Los finales nos enseñan a replantearnos la vida.
Mientras vivimos, vivamos lo que toque, porque eso es lo que quedará después.
Lo más triste de un final es no haber vivido la historia previa y quedarnos instalados en lo que pudo haber sido y no fue.
jueves, 11 de octubre de 2018

Este anhelo

Valentín Turrado


Ya no te echo de menos.
No soy como esos torpes que no pueden andar sin su cayado
y que si no beben tu agua se sienten sedientos.
Puedo vivir sin tus abrazos sostenidos.
Respirar sin tus besos.
No me rodean  la cabeza  tus recuerdos.
Es bueno que lo sepas:
soy un iluminado sin tu cuerpo.
Se murió en mí la nostalgia,
contigo se fue el deseo.
Por eso te  escribo esta tarde,
ahora que estás tan lejos,
para decirte que es mentira,
sí, es mentira estos versos,
solo es verdad  este anhelo.
miércoles, 10 de octubre de 2018

Un libro para el mes

Un libro para el mes
M.ª Jesús González


Saludos a todos.
Me llamo M.ª Jesús González y, a partir de ahora, me gustaría comentar con vosotros una vez al mes algunos  de los libros que dejaron huella  en mi vida, que, por alguna razón en ese momento fueron unos buenos maestros.
Me gusta leer, mejor dicho, me gusta disfrutar de la lectura. Si no es así, abandono el libro para otra mejor ocasión, si creo que se la merece.
Bajo mi punto de vista, los libros se parecen a las relaciones: las hay con las que te encuentras a gusto siempre,  pasa el tiempo, los vuelves a ver o encontrar y siempre te sientes bien con ellas y  te enriqueces;  luego, están las pasajeras,  las que pasan por tu vida durante un tiempo  más o menos largo y con su presencia te enseñan aquello que tú necesitabas aprender en ese momento y, luego, ya nuestros caminos se pierden.  Por último, están las fugaces, aquellas con las que nos divertimos un breve periodo de tiempo, pero olvidamos fácilmente sus nombres por lo poco  que nos aportaron.
Hay libros que llegan a nuestra vida en el momento justo. En cambio, otros llegan o demasiado pronto y no los entendemos, o demasiado tarde y  nos parecen pueriles. Unos nos enriquecen y ayudan en nuestro desarrollo personal y otros nos entretienen, pero todos ellos son importantes porque de todos se aprende algo.
Yo he empezado libros que, a las pocas páginas, me aburrían  y los abandonaba  en la estantería durante años, hasta que un día,  sin nada que leer, les daba una segunda oportunidad y … ¡sorpresa!  A  algunos ahora los encontraba de lo más interesante.
Estaba claro que este era nuestro momento.
Nota de la redacción. La familia del BLOG sigue creciendo. Nuevas personas entran en esta casa. Que sea para quedarse mucho tiempo entre nosotros. Gracias María Jesús por esta invitación mensual que nos vas a hacer a la lectura con alma. Y bienvenida.
martes, 9 de octubre de 2018

Concierto
a favor del Telefono
de la Esperanza.
4 de octubre





¡Bravo, bravo, y bravo!
No pudo ser más magnánimo la actuación de este gran equipo de músicos virtuosos formado por:  HÉCTOR SÁNCHEZ  (piano) el joven que abrió con broche de oro este espectáculo para los sentidos, quien nos deleitó con ‘El amor brujo’ Del genio MANUEL DE FALLA ; seguido del POEMA: Contadme un sueño. LEÒN FELIPE.
Acto seguido toca el turno a otro joven que hace hablar a su saxofòn, con este instrumento nos transporta a otras lides, hablamos de DAVID RUBIO, acompañado por un veterano de rompe y rasga FERNANDO PARIENTE cuya pieza ‘Pequeña Czarda’. PEDRO ITURRALDE borda saliendo triunfante, ya sin descanso alguno aparece FERNANDO PARIENTE (piano) animando y maravillandonos con sus tres elegantes tangos brasileiros. 
ERNESTO NAZARETH aderezado con otra joya de POEMA: ‘Voy a plantar más de mil rosales en el desierto’. MIGUEL ESCANCIANO.



En cuarto lugar hace su aparición una gran dama purasangre de carácter sin igual, encargada de deleitarnos y sorprendernos con su piano cuyas notas pasan de susurrarnos, siendo puro terciopelo para en un abrir de ojos transformarse en una gran tormenta sin consuelo, si, es ella, la gran BELÉN ORDÒÑEZ quien nos deja boquiabiertos y sin aliento a la mitad de la sala con sus dos temas magistrales -En la laguna Estigia y -Por ti doblan las campanas- con moraleja hablada, la cual nos hace profundizar en que todos somos uno! Como no, pues hay sitio para recitar otro POEMA: los heraldos negros. CESAR VALLEJO. Y ya con la sensación de habernos sabido a poco llegamos al final de este especial recital con la soprano de excepción MARTA ARCE, dejándonos atónitos con su potencia de voz que alterna con sabiduría y gracilidad al mismo tiempo con una delicadeza de tono sin igual, a su vera fielmente y con demostrada maestría al piano le acompaña ELISA RAPADO, que buen tándem, la verdad. Fantástica por supuesto la lectura de poemas a cargo de MIGUEL ESCANCIANO, todas y cada una de las letras recitadas nos llevan a dar las gracias, por llevarnos a esos lugares donde recapacitar y tomar nuevos caminos. 
Decir de este día pasado 4-10-2018 a las 20:00 h en el auditorio Ángel Barja, que ha sido un honor y una suerte haber sido espectadores de tanto talento y sensibilidad en el mismo espacio y tiempo. El título de este evento RECITAL MÚSICO POÉTICO no pudo ser más acertado “LA MÚSICA DE LAS PALABRAS” se podría añadir que son de las que nos llegan al alma!



Enhorabuena a los organizadores y dirigentes del TELÉFONO DE LA ESPERANZA, sin ellos no habría sido posible juntar a este elenco de artistazos, por unos momentos nos trasladamos todos a un sentir de unión, de pura ilusión, y ESPERANZA (valga la redundancia) por un mundo mejor. El TELÉFONO debe vivir siempre, pues su labor es impagable, ayudan a tanta gente que se han hecho necesarios en esta sociedad. 
Gracias también, como no, a la colaboración del: CONSERVATORIO Profesional de Música de Leòn, a ANA CRISTINA PASTRANA, a MIGUEL ESCANCIANO (de nuevo), y a JUAN CARLOS URIARTE.
La pregunta en cuestión es... ¿para cuándo el siguiente concierto? Es para sacar mi entrada ya mismo. GRACIAS, Y MÁS GRACIAS, a TODOS. Ha sido un auténtico placer. Hasta pronto.
lunes, 8 de octubre de 2018

Adentro

Eloy Sánchez rosillo, Antes del nombre

Fotografía de Jesús Aguado

En el más hondo adentro

de cada cosa hay un silencio puro,

un lugar muy secreto e inviolable,

donde la mano palpa un agua antigua,

un regazo caliente.

No se accede allí nunca

por los trabajos de la voluntad,

ni porque el corazón así lo ansíe.

Se entra por gracia viva de lo vivo,

por acorde animal con lo creado.

Quien consigue asomarse sin esfuerzo

–con naturalidad, con inocencia

que acata y que no inquiere–

a esa oquedad colmada

podrá escuchar un algo que no es ya

la sola cosa misma,

el lenguaje o el alma propios de ella,

sino el latido unánime, enigmático,

que une entre sí lo múltiple y lo mueve,

una respiración que alienta en todo

y quiere ser oída para ser.

domingo, 7 de octubre de 2018

Todo cambia

La Escribana del Reino
M. E. Valbuena


Cambian los hábitos de vida. No vivimos hoy como hace diez años siquiera. Ni los jóvenes como nosotros. Ni los niños como aquellos que fuimos en un tiempo más o menos lejano.
Cambia nuestro entorno. Las pequeñas tiendas de nuestro barrio van desapareciendo, absorbidas por grandes superficies o por negocios más modernos y tecnológicos. Donde antes había guarderías ahora hay centros de día para la tercera edad. Los gimnasios y centros de estética proliferan, las oficinas adoptan nombres extranjeros y el comercio se internacionaliza y se expande en red.
Cambia nuestra forma de ver las cosas, nuestra perspectiva. Aquello que escogimos un día ha perdido interés y hoy escogemos lo que antes no hubiéramos ni imaginado. La comodidad on line puede más que el uso de los sentidos: tocar, oler, gustar, escuchar, ver.
Cambian nuestras circunstancias. Llegan los hijos, mueren los padres, crecen las familias, marchan los hijos… Personas que formaron parte de nuestra vida se han ido por diversos motivos y otras llegan –a veces inesperadamente- para quedarse. Y hay que hacer sitio. Y hay que acoplarse. Y hay que adaptarse.
Cambiamos de casa, de trabajo, de automóvil, de familia, de ciudad, de aficiones, de amigos, de estado civil. Cambiamos nosotros. Cambian los demás. Aunque decidamos, unos y otros, sentarnos y esperar (esto también produce cambios, puede que incluso mayores)
Estamos rodeados de cambios, queramos o no. A veces sutiles. A veces drásticos. Algunos, voluntarios. Otros, la gran mayoría, sobrevenidos.
Si todo cambia, entonces, ¿qué es lo que permanece?
viernes, 5 de octubre de 2018

Una experiencia personal y la primera paradoja: Vulnerabilidad / Acogida

Enrique Martínez Lozano


La Vida ha querido que, en los días en que estaba preparando este escrito sobre el “problema” del mal, para enviarlo en el Boletín semanal en varias entregas, tuviera una caída hacia atrás, con consecuencias muy dolorosas y, durante varios días, incapacitantes.
La caída afectó a la columna, en la zona lumbar, una zona que ya con anterioridad había sufrido un accidente de coche y había sido intervenida de una hernia discal. Así que las noticias no eran “buenas”: el golpe había repercutido sobre un traumatismo anterior y en una columna afectada de “deterioro degenerativo”.
¿Qué estoy viviendo en este tiempo? Una profunda paradoja. De hecho, he querido relatar lo ocurrido para compartir, al empezar el escrito sobre el “mal”, algunas palabras –vehículos de sentimientos y actitudes– que se me han hecho particularmente presentes durante este tiempo de inmovilidad y convalecencia.
Me ha llamado la atención que se hacían presentes en forma de polaridades, como paradojas. Y entre ellas, las que más destacan son las siguientes: vulnerabilidad / acogida, cavilación / silencio, resistencia / aceptación, dependencia / gratitud, impermanencia / consistencia, frustración / paz, impotencia / fluir, soledad / plenitud, desconcierto / comprensión, yo / Testigo… Deseo referirme brevemente a cada uno de esos pares, y así lo iré haciendo a lo largo de las próximas semanas.
La primera en aparecer fue la sensación de extrema vulnerabilidad: dolorido, inmóvil, incapacitado, era testigo de sentimientos de soledad, miedo difuso, angustia…, que aparecían en oleadas desde un lugar no del todo consciente. Frente a esa sensación, no cabía hacer nada, sino detener la mente y vivir un sentimiento profundo de acogida y compasión hacía mí mismo…, que abrazaba también a toda persona que, por diferentes motivos, se sintiera así de vulnerable. La vulnerabilidad te conduce al límite de todo, donde solo cabe la rendición a lo que es. Y, en el mismo rendirte, emerge la capacidad de acogida gratuita y de compasión amorosa hacia ti mismo y hacia todos los seres vulnerables.
Como paradoja que es, por momentos emerge con más fuerza la vulnerabilidad; en otros, crece la acogida y la compasión, hasta ocupar todo el espacio. Personalmente, me parece bueno dejar vivir ambos polos, sin reprimirlos, hasta poder llegar a vivir conscientemente la vulnerabilidad desde la acogida.
Ahora bien, siendo las “dos caras” de la misma realidad, no tienen la misma “sustancia”. Por decirlo brevemente: tenemos vulnerabilidad, pero somos acogida y compasión. Cualquier paradoja que pueda presentarse en nuestra existencia no es sino reflejo de la paradoja fundamental, fruto de los “dos niveles” que nos constituyen: la personalidad (el personaje, el yo) y la identidad (una y compartida con todos los seres).
La primera es algo que tenemos –la forma concreta en la que nos experimentamos–; la segunda es lo que realmente somos. La sabiduría abraza ambos niveles invitando a vivir la personalidad desde la identidad. En este caso concreto –en la primera paradoja a la que he hecho alusión–, la acogida que soy abraza y sostiene a la vulnerabilidad que tengo.
jueves, 4 de octubre de 2018

Dedicar tiempo a reflexionar

Crecimiento y desarrollo personal
Marcos Núñez Pangua

Generalmente vamos por la vida demasiado rápido, con un montón de ocupaciones y cosas que hacer. Decimos que no tenemos tiempo, que tenemos prisa… Hoy en día nos cuesta pararnos y detenernos a reflexionar.

Y si no nos paramos nosotros, a veces es la vida la que se encarga de hacerlo a través de algún problema o situación que nos frena en seco.

Cuando sucede esto, estamos ante la oportunidad de conocernos a nosotros mismos.

Reflexionemos sobre cuáles son nuestros objetivos, si lo que hacemos nos acerca o aleja de los mismos y si realizamos aquello que queremos y es lo mejor para nosotros. Hacerlo es fundamental porque, si estas en León y quieres ir a Asturias, si caminas hacía Madrid es mejor que te hubieses quedado quieto. A veces hacemos cosas que no nos gustan, que nos alejan de nuestros propósitos o nos quitan tiempo para hacer aquello que deseamos realmente.

Si queremos superar la timidez y conseguir aquello que es importante para nosotros, reflexionar sobre nuestra situación actual, darnos cuenta del punto en el que nos encontramos y comprender los comportamientos que realizamos es el primer paso.

Dediquemos tiempo a estar con nosotros mismos. Podemos realizar un poco de meditación a diario, dar un paseo, leer… Veamos en la soledad una oportunidad de reunión con nosotros mismos.

También quiero resaltar que para conseguir nuestros propósitos la reflexión es un paso previo a pasar a la acción. Reflexionemos y démonos el tiempo que necesitemos pero si queremos lograr nuestras metas tenemos que llevar las cosas a cabo.

¿Qué aprendizaje te aporta esta lectura? ¿Qué acción concreta vas a realizar para ponerlo en práctica? 

miércoles, 3 de octubre de 2018

Silencio





Vivimos rodeados de ruidos, de bullicios.
Vivimos huyendo del malestar.
De nosotros mismos.
Por eso estamos tan lejos,
tan lejos de casa
y nos sentimos extranjeros.
El silencio es nuestro hogar,
la casa común donde arribar
martes, 2 de octubre de 2018

Poema de Rupi Kaur

Rupi Kaur


¿pensabas que yo era una ciudad
lo bastante grande para fugarte un fin de semana?
soy el pueblo que la rodea
aquél del que nunca has escuchado
pero por el cual siempre viajas
aquí no hay luces de neón
ni rascacielos ni estatuas
pero hay un trueno
que hace temblar  los puentes
no soy carne callejera soy jalea hecha en casa
tan espesa como para cortar lo más dulce que tus labios hayan tocado
no soy sirenas policiacas soy el crujir de una chimenea
yo podría incendiarte y tú no podrías arrancar los ojos de mí
porque me vería tan hermosa que te sonrojarías
no soy una habitación de hotel soy un hogar
no soy el whiskey que quieres
sino el agua que necesitas
no vengas con expectativas
no intentes hacer vacaciones en mí
lunes, 1 de octubre de 2018

Adopta un abuelo

El rincón del optimista
Juan


El proyecto ‘Adopta un Abuelo’, en el que participan alumnos de varias universidades españolas en colaboración con la asociación bautizada con el mismo nombre, ‘Adopta un abuelo’, se ha alzado con el primer galardón en los V Premios al Voluntariado Universitario de la Fundación Mutua Madrileña, dotado con 10.000 euros. Se trata de un programa intergeneracional que proporciona compañía a ancianos ingresados en residencias de mayores, con el objetivo de ayudar a paliar su soledad. En total, la Fundación Mutua Madrileña ha repartido 35.000 euros entre 6 proyectos galardonados. Estos premios tienen como objetivo impulsar y reconocer el espíritu solidario de los jóvenes españoles y contribuir económicamente al desarrollo de los proyectos.
Esta noticia positiva me la encontré buceando por internet y me pareció digna de difundir y de comentar. Hace unos meses, mi hijo menor estuvo realizando un voluntariado ‘obligado’ en una residencia de ancianos como ‘castigo’ judicial a una gamberrada que protagonizó junto con su pandilla de amigos. Esos días que pasó charlando y entreteniendo a los abueletes y abuelitas le vino más que bien, además de que, creo, aprendió la lección. Jugó a las cartas, hizo malabares, les leyó el periódico… Llegaba a casa contando anécdotas muy curiosas y muy humanas de estos mayores que viven en el geriátrico de cerca de casa. Los viejecillos le tomaron cariño al ‘pimpollo’ y mi hijo más aún a ellos. El valor que tiene para nuestros abuelos una breve charla o la sola presencia de gente joven es incalculable. Es energía con la que cargan su desgastada batería.
Aquí merece la pena recordar el proyecto del propio Teléfono de la Esperanza en León con el Ayuntamiento de la capital leonesa por el que se realizan llamadas telefónicas para hablar y escuchar a personas mayores de 65 años de la ciudad de León que viven solos (se estima en  más de 2.000) y que padecen aislamiento social dado que apenas se relacionan, no participan en actividades y, de manera paulatina, el deterioro acumulado hace que pierdan autonomía. Un hilo telefónico de ‘esperanza’ basado en la escucha que realiza un nutrido grupo de voluntarios de la ONG que están pendientes de sus necesidades, se ganan su confianza e intentan motivarles para luchar contra la soledad y el aislamiento.
Qué trabajo nos cuesta imaginar que algún día todos nosotros podemos pasar por una situación similar o, al menos, casi seguro que correremos el riesgo de vernos en este mismo escenario. Preferimos salir a correr o a pasear antes de sentarnos frente a nuestros mayores o ante viejecitos desconocidos a liberarles un poco del peso de su soledad. Ya lo dice el refrán: “Arrieros somos…
Asín sea.