El que da, no debe volver a acordarse;
pero el que recibe nunca debe olvidar
Blog
martes, 6 de abril de 2010

JOSE LUIS ALONSO, DEL HOGAR DEL TRANSEUNTE DE LEON


Nuestro blog se hace eco de la Entrevista que hace unas fechas publicó La Crónica de León- a través de Mauricio Peña y Fulgencio Fernández - con JOSE LUIS ALONSO - lo escribimos con mayúsculas porque hay personas que especialmente se lo merecen, su labor y sus hechos les hacen grandes, auténticos rascacielos humanos - responsable del Hogar del Transeunte de León:

“Cada día soy más rebelde, resulto más insoportable


El leonés José Luis Alonso abrió hace 20 años el Hogar del Transeúnte de León y todavía sigue al frente del mismo.
El hermano José Luis recorrió durante 8 años parroquias y colegios buscando voluntarios para el Hogar, hasta que aparecieron dos jóvenes (Cristina y Eva) que le escucharon en Jesús Divino Obrero. .
La pobreza nada tiene que ver con la dignidad, más bien lo contrario”, es la frase que más repite José Luis Alonso, que sabe mucho de pobreza pues no en vano lleva 21 años regentando el Hogar del Transeúnte de León, desde que abrió sus puertas.
Es el hermano José Luis, el‘hermano de los sin techo’ pues pertenece a la congregación de San Juan de Dios, Ya son más de 50 años trabajado en esta orden” y recuerda cómo un día llegó a su pueblo el hermano Claudio, “que todavía vive”, que iban por los pueblos, se hospedaban en las casas donde los acogían y les explicaba a los chavales lo que hacían los hermanos de San Juan de Dios, trabajando con pobres y enfermos. “Se lo dije a mis padres y ya me fui, con 14 años”.
Siempre con marginales
José Luis Alonso siempre trabajó con marginales, “lo que ahora llaman en la frontera”. Primero con deficientes mentales (“que han tenido mil nombres pero eso es lo mismo, al menos para mí”), en América (“donde me tuvieron que sacar una noche a escondidas pues venían a por mí”), en Gijón, en Vigo.
“Estando en Galicia, hace 21 años, me llamó el Provincial y me dijo: El Espíritu Santo y yo hemos decidido que te hagas cargo del Hogar del Transeúnte que se va a abrir en León”.- Cogí la maleta y vine. No sabía lo que era el Hogar, nunca había trabajado con sin techo, aquí no había casi nada más que las cuatro paredes y yo estaba solo. Tu recuerdas aquellas habitaciones en las que estaba la ducha en una pared, el water en otra y la cama. Allí se metía la gente y mientras uno se duchaba, otro hacía sus necesidades y otro se cambiaba. Aquella luz amarillenta que se marchaba cada dos por tres. Era lo que había.
Y así empezó a recibir pobres, sin techo. En cuanto pudo apostó por reducir camas y que cada habitación tuviera su baño completo pues, vuelve a decir, “la pobreza nada tiene que ver con la dignidad. La Iglesia no puede despreciar a los pobres, jamás he tenido contemplaciones con la riqueza. En los primeros tiempos de la Iglesia los cristianos imitaban a los pobres... con el paso del tiempo han cambiado las cosas y jamás se ha adorado tanto al becerro de oro como en nuestros tiempos. Cuando yo era niño los pobres eran recibidos en los pueblos con respeto y cariño, a mí jamás se me ha olvidado el que iba por mi pueblo, Carbajal, se llamaba Pedro Foro, lo recuerdo en la casa de mis padres”. Y en ese culto a la riqueza se siente muy incómodo el hermano José Luis.
Después de muchos años entre marginales lo tiene muy claro: “Cada día soy más rebelde, cada día resulto más insoportable para los míos y más inaceptable para la sociedad. Uno querría ser más condescendiente pero no puedo, a mi edad debería estar en el declive, en la aceptación sumisa de las cosas pero no puedo, cada vez tengo una rebeldía mayor que me hace vivir a contracorriente, sentir a veces la repulsa de la sociedad actual”.
Ni siquiera es condescendiente con los ‘suyos’, ese “cada día resulto más insoportable con los míos” supone que tampoco comparte los comportamientos de la Iglesia. “Están en otra historia, han olvidado a los pobres. ¿Cómo puede haber pobres pidiendo a la puerta de una iglesia y que nadie se pare ni siquiera minuto y medio a hablar con él, a interesarse por él, ni siquiera el cura que ha dicho la misa? Insisto, dar limosna a un pobre al que ni siquiera preguntas su nombre, decirle si se encuentra bien, es algo absolutamente indigno, habría que desterrarlo. Ya lo decía Raul Faullero: Dar sin amar es ofender ”.
José Luis Alonso recuerda que siempre se sentía orgulloso de aquellos tiempos en los que se decía: “Los pobres siempre están a la puerta de las iglesias, jamás a la puerta de los bancos”. Pero es consciente de que ahora ya hay quien piensa que esto es así porque “los banqueros no quieren lavar su conciencia y los curas tal vez sí”. Se rebela, de nuevo: “Si fuera así... pobre Iglesia. Prefiero pensar que no, todavía creo en la buena conciencia de la gente, en que a los cristianos nos falta formación, porque el día que llegue al convencimiento de que es mala conciencia, lavado de imagen, subiré al púlpito y lanzaré la proclama más dura que se haya escuchado allí”.Y lo haría, porque no le duelen prendas en la defensa de los sin techo, en la apuesta por los pobres frente a viento y marea.
Son 21 años en los que ha conocido todo tipo de historias. “Muchas, miles. Por aquí han pasado más de 40.000 personas, más de 40.000 historias. Entrañables muchas, duras otras muchas, incluso crueles... pero recuerdo las entrañables, me alimento de ellas, de esos que vuelven por el albergue cuando ya han salido de la rueda, como se dice en el argot, y te abrazan con un sentido de agradecimiento tan profundo que no lo encuentras ni con el mejor amigo. Con pocas palabras te dicen tanto”.Y no le voy a hacer la pregunta que más odia: ¿Cuántos se han rehabilitado?, ¿qué porcentaje? “Sé que jamás me harás esa pregunta; ¿cómo se puede valorar la dignidad de una sola persona que haya logrado salir de la rueda?”.

Todavía no hay comentarios

Esperamos el tuyo